Decía Arthur Schopenhauer que “la rebeldía es la virtud original del hombre”, una virtud que debemos aprovechar cuando el motivo es noble. A mi entender, manifestarse contra la propuesta de reforma del Estatuto Marco que ha presentado el Ministerio de Sanidad, es un acto noble de rebeldía.

El Estatuto Marco del Personal Estatutario de los Servicios de Salud, establece las bases para el régimen laboral del personal sanitario en España. Sin embargo, en los últimos años, han surgido protestas y manifestaciones en contra de su aplicación y las condiciones laborales que genera. Estas movilizaciones reflejan el malestar de los trabajadores del sector sanitario, que denuncian precariedad, falta de estabilidad y dificultades para la conciliación laboral y personal. Entre los más contrarios al Estatuto Marco y además demandantes de un estatuto propio que regule las especiales condiciones, están los facultativos.

Allá por febrero de 2018 escribía en esta misma tribuna un artículo titulado “21M. Hay razones”, en el que justificaba la necesidad de apoyar una manifestación de se celebró con notable éxito el día 21 de marzo de 2018. Hoy, con un motivo diferente, vuelvo a escribir para apoyar una nueva manifestación, esta vez contra la reforma del Estatuto Marco que quiere hacer el Ministerio de Sanidad. Pasan los años, pero los motivos para hacer patente nuestro desencanto, continúan.

El Estatuto Marco regula los derechos y deberes del personal estatutario del Sistema Nacional de Salud (SNS). Su propósito es garantizar un marco homogéneo para los trabajadores sanitarios en toda España, estableciendo normas sobre contratación, promoción, condiciones laborales, retribuciones y sanciones. El primer problema es que se quiere un modelo homogéneo para tratar las condiciones laborales de profesionales que son diferentes.

Las protestas contra el Estatuto Marco y por añadidura contra el Estatuto Básico del Empleado Público, se han intensificado en los últimos años debido a diversos factores que afectan a los trabajadores del SNS. Entre las principales razones cabe destacar la temporalidad y precariedad laboral. Uno de los mayores problemas del sistema sanitario español es la alta tasa de temporalidad. Según datos del propio Ministerio de Sanidad, aproximadamente un 30-40% del personal estatutario tiene contratos temporales, lo que genera inestabilidad laboral. Como ejemplo más llamativo tenemos la tasa de no fijeza de los facultativos del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) que antes de poner en marcha la Ley 20/21 alcanzaba un 54% en los hospitales.

El Estatuto Marco establece que las plazas deben cubrirse mediante oposiciones y concursos, pero en la práctica esto no se cumple con regularidad, lo que obliga a muchos profesionales a encadenar contratos temporales durante años. Esta situación ha llevado a que numerosos sanitarios denuncien la falta de estabilidad en sus empleos y exijan reformas en la normativa para garantizar su consolidación laboral.

El Estatuto Marco establece jornadas laborales que pueden superar las 37,5 horas semanales, en el caso de los facultativos hasta las 48 horas semanales, incluso muy por encima de este límite en ciertas ocasiones.Y  no olvidemos las guardias de 24 horas, lo que dificulta la conciliación con la vida personal y familiar.

Muchos facultativos han denunciado que la carga de trabajo es excesiva y que la falta de personal en los hospitales y centros de salud agrava la situación. Además, en algunas comunidades autónomas, las condiciones varían significativamente, lo que genera desigualdades entre los trabajadores del sector.

El Estatuto Marco se aprobó en 2003 y, aunque ha sufrido algunas modificaciones, no se ha adaptado completamente a las necesidades actuales del sector sanitario. Por ejemplo, muchos profesionales consideran que no se han introducido suficientes mejoras en materia de retribuciones, promoción profesional y reconocimiento de especialidades, jornada “extraordinaria” no reconocida y mal retribuida.


"La experiencia nos dice que la negociación no es una buena alternativa, nos toman el pelo y saben que somos débiles porque nos ponemos del lado de los pacientes y no del derecho a nuestras mejoras"




Otro de los puntos conflictivos es la movilidad dentro del SNS. Aunque el Estatuto Marco contempla la posibilidad de traslados voluntarios, en la práctica, muchos profesionales se encuentran con dificultades para cambiar de destino. Esto afecta a la conciliación y genera desigualdades entre comunidades autónomas. En el SERMAS no hay traslados para facultativos de hospital desde 2001.

Teniendo en cuenta los problemas mencionados, la pregunta clave es si las manifestaciones contra el Estatuto Marco son necesarias o si existen otras vías más efectivas para solucionar los problemas del personal sanitario.

Las manifestaciones dan visibilidad a los problemas del personal facultativo. Las protestas ayudan a que la sociedad y los responsables políticos tomen conciencia del problema y hacen presión para lograr cambios legislativos. Las movilizaciones pueden obligar al Gobierno y a las comunidades autónomas a reformar el Estatuto Marco y mejorar las condiciones de los sanitarios.

Las huelgas y protestas pueden afectar a los pacientes, especialmente en un sistema sanitario ya sobrecargado, pero eso no debe hacer que olvidemos nuestros legítimos derechos y miremos siempre para otro lado por aquello del que dirán.

La experiencia nos dice que la negociación no es una buena alternativa, nos toman el pelo y saben que somos débiles porque nos ponemos del lado de los pacientes y no del derecho a nuestras mejoras.

Las manifestaciones contra el Estatuto Marco reflejan un problema real en el sistema sanitario español. Aunque las protestas pueden ser una herramienta útil para visibilizar el problema y presionar por cambios, también es fundamental que existan espacios de negociación y diálogo con las autoridades.

Más allá de las manifestaciones, lo que realmente se necesita es una reforma profunda del Estatuto Marco que garantice estabilidad laboral, mejores condiciones de trabajo y una mayor inversión en el sector sanitario. Sin estas reformas, el malestar del personal sanitario seguirá creciendo, afectando no solo a los trabajadores, sino también a la calidad del servicio que reciben los pacientes. La única y la mejor solución es alcanzar un acuerdo negociado en el que se reconozca un estatuto propio del personal facultativo del SNS.