Este miércoles, a la salida del Consejo Interterritorial, se pudo ver a un ministro de Sanidad en funciones cansado y sin respuestas a una situación que se ve a la legua que no controla. Las comunidades socialistas llegaron al Paseo del Prado con muchas ganas de protagonismo, y lo consiguieron. Mantuvieron el debate hasta rozar la hora del prime time televisivo, a pesar de que sabían de antemano que de Alonso no iban a sacar ningún compromiso. La primera rareza de este último Interterritorial fue el bloqueo de cuatro de los acuerdos incluidos en el orden del día. Bloqueo con clara intención política que el ministro, sorprendentemente, aseguraba ignorar cuando fue preguntado por ello. La segunda fue la salida por la tangente con el Foro de las Profesiones para solucionar el conflicto enfermero, una idea que ni siquiera salió del ministro (no estaba planteado ofrecer nada como alternativa a la derogación del RD que pedían los socialistas). Y la tercera la resignación de Alonso ante la “traición” de Hacienda con la hepatitis C: “Yo mismo estuve aquí el día que el secretario de Estado (Beteta) dijo que no iba a computar, pero qué quiere que le diga”, explicó entre líneas el ministro en funciones. Precisamente por esas funciones solo pudo ofrecer dos cosas a las comunidades: diálogo hasta las nuevas elecciones con la prescripción, y trasladar a Montoro la queja por la hepatitis C. Varios consejeros se quejaron a la salida: “Para decirnos esto nos podían haber enviado un fax en vez de tenernos aquí toda la tarde”, comentaba uno de ellos en los pasillos…