El agudo e inquieto Serafín Romero será elegido este sábado vicepresidente de la Organización Médica Colegial, en lo que no puede ser, de ninguna de las maneras, interpretado como la culminación de su carrera política en la profesión. Romero, por conocimiento, capacidad y disponibilidad, puede que sea ahora mismo el médico con más proyección para sustituir, cuando toque y corresponda, al presidente Rodríguez Sendín, al que seguro aún le queda cuerda. La ascensión de Romero, desde la atención primaria, pasando por el Colegio de Córdoba -cuna de algunos otros significados líderes políticos de la profesión-, hasta la cúpula de la OMC es tan lógica como aparentemente irresistible. No anda la Medicina sobrada de líderes y, sin duda, nos encontramos ante uno bien identificable. Está por ver dónde está su techo, aunque, hoy por hoy, aún parece quedar lejos.