El perfil del investigador del futuro se adivina en las reflexiones de Antonio L. Andreu, director del Instituto de Salud Carlos III, a Redacción Médica. A partir de ahora, los investigadores deben acudir a las convocatorias europeas con mayor decisión, abandonando cierto provincianismo que desde hace tiempo les hacía conformarse con las subvenciones que siempre venían del Estado central. Los fondos son hoy más reducidos que nunca y no hay otra opción que ampliar las posibilidades de acceder a ellos. Además, el trabajo en equipo es el único camino posible. Quedarse solo y ensimismado, como durante años le ha ocurrido al investigador biomédico, es asumir el fracaso, que solo se remedia cooperando con otros compañeros, entendiendo sus líneas de investigación y promoviendo un todo mucho más productivo y estimulante que el excluyente esfuerzo individual.