Eduardo Ortega Socorro. Madrid
Miguel Ángel Calleja, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), reconoce que los últimos años de crisis del SNS han llevado a que el farmacéutico se haya convertido en un asesor fundamental en el uso racional de los medicamentos. De cara al futuro, en la entrevista que ha concedido a Redacción Médica, enumera sus grandes mantras: la superespecialización, la internacionalización de los profesionales y apoyar el nuevo cambio formativo de la especialidad, para que el especialista del futuro “sea el mejor preparado de la historia”.
Miguel Ángel Calleja, presidente de la SEFH.
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¿Cómo termina este 2015 para la Farmacia Hospitalaria?
De una manera muy interesante y muy intensa para la especialidad, y positiva. Con mucha colaboración y participación de los socios de la SEFH y con crecimientos muy importantes e interesantes en algunos de sus grupos.
Este año también se ha trabajado en proyectos transversales para mejorar la atención al paciente, como el proyecto Mapex que trata de mejorar la atención en consultas externas, en colaboración con otras sociedades científicas o instituciones sanitarias, como ha sido en el caso de los informes de posicionamiento terapéutico (IPT), en los que todos los grupos de trabajo de la SEFH han colaborado, mejorándolos cada vez más.
En el periodo que acaba de terminar hemos rendido homenaje a José Luis Poveda, que durante ocho años ha liderado el barco de la SEFH, aportándole muchísimo a la sociedad pero también a la sanidad española. Por tanto, es una sensación agridulce, porque se va un gran presidente que nos ha dejado el listón muy, muy alto.
¿Considera que la crisis del SNS de los últimos tiempos ha fortalecido la posición de la Farmacia Hospitalaria?
Desde el principio, la especialidad estuvo muy centrada en el uso adecuado del medicamento, que es nuestro objetivo fundamental: emplear medicamentos seguros, eficaces y eficientes en el SNS. Es cierto que hace unos años, quizá nos encontrábamos un poco más solos en la batalla de la eficiencia, y desde hace algún tiempo con la incorporación de determinadas moléculas y de determinado grado de innovación y también de un alto coste, por qué no decirlo, esta lucha por la eficiencia ha sido mucho más compartida, y no solo por los directivos y los gerentes, sino también por nuestros compañeros clínicos.
Esto ha hecho que el farmacéutico de hospital se haya convertido en un asesor necesario, no solo para directivos, sino también para los líderes clínicos de los hospitales y de Atención Primaria. Somos un apoyo, no solo para buscar la mejor eficacia y seguridad, sino también para una mejor eficiencia. Es posible que la percepción de que la farmacia hospitalaria es más potente que nunca sea debido a eso.
Usted ha tomado los mandos de la sociedad científica hace unos meses. ¿Hacia dónde quiere llevar la SEFH?
Tenemos varios ejes estratégicos. Me gustaría mejorar muchísimo la formación de nuestros farmacéuticos especialistas en aspectos muy necesarios en el momento actual, como es todo lo relacionado con la continuidad asistencial de la prescripción y de la atención especializada al paciente crónico, incluyendo la atención cercana y en su domicilio. Tenemos que mejorar también en áreas clínicas, sin olvidar la logística y la tecnología, por supuesto, pero pienso que tenemos que ir hacia una superespecialización del profesional en estos ámbitos, como hematología, oncología, neumología… O incluso en patologías que puedan ser atendidas tanto en hospital como en AP, como pueden ser diabetes, EPOC… De manera que se pueda hacer una atención integral colaborando con el resto del equipo clínico.
Por otro lado, está el asunto del cambio de denominación de la especialidad a Farmacia Hospitalaria y de Atención Primaria. Se prevé que en las próximas semanas la Comisión Nacional de la Especialidad cierre el nuevo plan de formación y creo que la SEFH debe apoyar que aterrice en los hospitales, y que lo haga con éxito, para que el especialista del futuro, de dentro de cuatro o cinco años, sea el mejor preparado de la historia. En esto debemos trabajar colaborativamente todos, con la Sociedad Española de Farmacia de Atención Primaria (Sefap), por supuesto; con los Colegios Profesionales de Farmacéuticos; con el Consejo General, y con aquellas sociedades médicas que nos puedan ayudar.
También quiero trabajar mucho en la internacionalización de la SEFH. El especialista español está muy bien formado en determinadas áreas, y esto se puede exportar a otros países, y en algunos a los que lo exportemos y aportemos se nos podrá devolver con formación de otras áreas en las que estén mejor preparados, como por ejemplo en áreas clínicas, como ocurre en Estados Unidos y Reino Unido.
¿En qué es ‘mejor’ el farmacéutico de hospital español respecto a otros países?
Respecto a algunos de ellos, en la aplicación de nuevas tecnologías en la logística. En esto y en cuestiones como la robotización y la automatización de los servicios estamos por delante de la mayoría de los países europeos. Y también en la preparación de fórmulas personalizadas y preparadas para los pacientes. Es decir, todo lo que es preparación de medicamentos.
Por otro lado, el farmacéutico hospitalario español se ha especializado muy bien en algunas áreas clínicas, como en Oncología o todo lo relacionado con pacientes externos. Pero tenemos que aprender mucho de países como Reino Unido y Estados Unidos en la integración del farmacéutico de hospital en los equipos clínicos, en la consulta, en la hospitalización… En este sentido, me imagino un futuro en el que cada servicio médico tenga una farmacéutico de hospital asignado y adscrito a tiempo parcial y, lo deseable, a tiempo completo. De esta manera no solo se va a asegurar un uso seguro y eficiente del medicamento, sino que los resultados en salud se van a mejorar.
Pero la internacionalización no solo trata temas formativos. También está el desarrollo laboral y profesional de nuestros farmacéuticos de hospital. Hay muchos países que están deseando tener farmacéuticos especializado con la formación que tienen nuestros profesionales, con lo que podríamos llegar a acuerdos para que temporalmente pudieran disponer de algunos de nuestros especialistas para aportar allí lo que sabemos, aprender a su vez allí y ese conocimiento aplicarlo en los centros españoles.
Y también está el asunto de la responsabilidad social. No debemos ir solo a esos países donde vayamos a aprender, sino también a aquellos en los que podamos aportar y de los que el valor que te vas a traer es humano. Aquí me refiero a países de Latinoamérica y África. Ya hay experiencias de Servicios de Farmacia que han colaborado puntualmente en estos países.
Miguel Ángel Calleja, durante una charla.
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Antes ha mencionado la superespecialización… ¿Qué planea aportar la SEFH en este campo?
En cuanto a la superespecialización, vamos a aprovechar mucho lo que hay en el mercado formativo. Me refiero en este caso a los Board of Pharmaceutical Specialties (BPS, una agencia independiente pero relacionada con la American Pharmacist Association que, desde 1976, se encarga de la acreditación de profesionales farmacéuticos en Estados Unidos), de lo que ya existen fórmulas para oncología, nutrición clínica… Y todo esto está acreditado por la sociedad americana y lo hemos estado trabajando en los últimos años. Pero hay un BPS sobre farmacoterapia que lo vamos a comenzar a potenciar a partir de enero, y vamos a facilitar que nuestros socios lo puedan hacer para que nuestra aportación en la terapia de los pacientes sea mucho mejor.
Posteriormente también queremos potenciar los de salud mental, pediatría, atención ambulatoria… Eso sí: donde no haya una certificación o una recertificación ya existente, ahí las aportaremos y las crearemos. Por ejemplo, notamos una deficiencia en superespecialización en terapias biológicas, que están irrumpiendo de forma muy potente, y esto requiere que nuestros farmacéuticos tengan un plan formativo amplio y completo, acreditado por universidad o sociedades científicas que haga que ya estén certificados para dar este servicio.
De hecho, nuestra dirección de Formación está trabajando en varios másters de superespecialización que serían el de terapias biológicas, el de inmuno-oncología y también el de terapias avanzadas, la terapia célular y la medicina regenerativa. El futuro de la farmacia hospitalaria también va por ahí: centralizar la preparación de todos estos nuevos medicamentos del futuro, adaptados y personalizados, incluso a partir de las células del propio paciente. Cuando se trate de algo relacionado con el medicamento, la farmacia de hospital siempre ha de estar presente.
¿Cómo se va a probar la certificación o recertificación de los profesionales bajo la nueva especialidad y sus nuevas competencias?
Mi visión ahora mismo es la de dar todo nuestro apoyo a la Comisión Nacional de la Especialidad, y que el plan de formación que se diseñe se aplique lo antes posible a todos los servicios de farmacias. Y que estos servicios, como unidades docentes, puedan reacreditarse para recibir residentes.
Me gustaría trabajar muy bien el contenido de cada una de esas nuevas competencias y que haya una parte evaluativa final que puede ir integrada como propuesta, o parte de una propuesta de la sociedad o sociedades implicadas. En el momento actual, plantear esto como una certificación o recertificación, si lo hacemos ceñidos a la formación continuada del futuro, no lo veo mal. Se puede hacer de toda la especialidad o de competencias muy concretas, como hace la Sociedad Europea de Cardiología.
Me encantaría que nuestra sociedad certificara y recertificara para, por ejemplo, hacer mezcla intravenosa en terapia avanzada. Globalmente como especialidad, podemos hacer un modelo para aportárselo al Ministerio de Sanidad, pero en cualquier caso es él el que debe marcar el periodo transitorio.
¿Qué tipo de unidades de gestión clínica puede dirigir el farmacéutico de hospital? En Andalucía, donde usted es jefe de Servicio en el Hospital de La Virgen de las Nieves (Granada) ya hay experiencia respecto a esto…
Hasta el momento, en las unidades de gestión clínica de Farmacia Hospitalaria, las que hay creadas, el director ha sido el farmacéutico. El director de la unidad, en cualquier caso, tiene que ser un líder clínico, ejecutivo y de gestión. En ese sentido, sí que entiendo que una unidad médica en la que el 70-75 por ciento del personal es de enfermería, si un enfermero cumple esas características, la puede dirigir brillantemente.
¿Cómo valora a una de la grandes protagonistas de 2015, la estrategia nacional de hepatitis C?
Esto es una situación histórica que no habíamos vivido antes, y me alegro de haberlo hecho porque implica que se podrá aplicar en otras ocasiones. La ejecución del plan ha sido brillante, coordinada, equitativa para todas las comunidades autónomas y liderada clínicamente por un grupo de profesionales brillantes y líderes de opinión en esta área. Además, se están buscando los resultados en salud reales, de manera que conocemos esta información por cada paciente tratado en cada región.
Es un ejemplo a seguir en otras patologías, en las que algo así se ha echado de menos, con una alto grado de homogeneidad, de agilidad y, por qué no decirlo, de dotación económica extra, que en otras ocasiones necesitamos pero no aparece.
Asimismo, el papel del farmacéutico de hospital ha sido muy importante en este tipo de protocolos nacionales. Ha habido comunidades autónomas como Madrid que han hecho dotación de personal adicional, porque a los pacientes hay que hacerle un seguimiento muy especial y estrecho. Y no solo en el momento actual, sino para que sea continuado. Sin la adherencia adecuada, no sería posible una efectividad tan elevada con los nuevos antivirales.
Sobre la última ampliación presupuestaria del plan tengo que decir que era necesaria, pero se va a necesitar más para llegar a todos los pacientes que necesitan estos medicamentos.
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