Imagen de un maletín médico.
El
maletín de los médicos es algo tan antiguo como misterioso. Su primera salida a escena de la historia data del año
305 a.C., bajo la nombradía de
Corpus Hipocrático. Durante el transcurso de los siglos su función ha permanecido inalterada: la de mero
contenedor y transportín de todo el equipo y medicamentos que el médico necesita para aliviar el sufrimiento de a quienes visita. Pero, dentro del maletín, entre los elementos cuyo uso pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte,
¿qué es exactamente lo que podemos encontrar?
Lo primero que debemos saber es que su contenido puede
variar dependiendo de cada médico y su patrón de trabajo, dado que, por ejemplo, uno que acude a pueblos apartados en el medio rural requiere de cosas muy diferentes a quien hace una visita en una ciudad. Para desvelar el tupido velo del misterio, los doctores
Mark Porter y
Richard Probert han abierto sus maletines en el programa de la BBC "Inside Health" y revelado su contenido.
Los imprescindibles
"Si echamos un vistazo al interior, podemos ver
cajas de medicamentos, agujas y jeringas, todas rotuladas y claramente expuestas", apunta Probert en la radio británica. "Tengo
nebulizadores sónicos que pueden administrar medicamentos en aerosol al paciente sin necesidad de electricidad, para tratar ataques de asma y exacerbación de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC”, explica.
Su contenido puede variar dependiendo de cada médico y su patrón de trabajo
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"Y luego todas las cosas habituales:
guantes, tiras reactivas de orina, aerosoles de gel para el lavado de manos antiséptico, si no hay instalaciones disponibles, y
equipo de reanimación, en caso de que sea necesario", afirma Probert. Se trata, en cualquier caso, de un juego de herramientas muy completo pensado para cubrir una amplia gama de posibles eventualidades médicas.
La libreta, aunque en desuso
La digitalización ha apartado al papel y, en sustitución, ha traído las pantallas. A pesar de esta paso atrás en pro de la tecnología, aún es bastante habitual encontrar
libretas en los maletines de los médicos, especialmente en los más veteranos. Sin embargo, Poster, que porta una, aclara que parece que lleva “dos años cargándola” y que
“nunca” la ha usado.
"Apenas uso un bolígrafo hoy en día", señala Probert. "
Las prescripciones las hago electrónicamente en un ordenador portátil y mucha de la información que necesito la encuentro en las notas del paciente guardada ahí", sostiene ante los micrófonos.
Clásicos habituales
A pesar del avance impetuoso de la tecnología, existen artilugios que, si bien han ido evolucionando con el pasar de las hojas del calendario, siguen siendo fundamentales. Es el caso de
oxímetros de pulso, el pequeño aparato que se pone normalmente en el dedo para medir los niveles de oxígeno, útil en cuestiones como la infección de tórax, así como u
n dispositivo que mide la glucosa en la sangre, para las pruebas de diabetes.
Artilugios como el estetoscopio han sobrevivido al paso del tiempo
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Otros artilugios que han sobrevivido el paso del tiempo son el
estetoscopio o el dispositivo de
medición de la presión sanguínea. "Lo que realmente ha cambiado recientemente es la necesidad de tecnología para llevar la información más cerca del paciente", señala Probert en este sentido.
Cada vez menos maletines
"La apariencia de los doctores ha cambiado completamente", confirma el médico británico, quien arguye que "ya no tenemos que usar corbatas todo el tiempo, tenemos los brazos
descubiertos de los codos hacia abajo, no nos la pasamos en batas blancas y muy pocos cargan maletines Gladstone”.
Estas maletas nacieron en el siglo XIX de la mano de un comerciante de cuero llamado
J. G. Beard, quien creó la bolsa que a muchos se nos viene a la mente cuando pensamos en un maletín médico. Y le puso el nombre de
William Gladstone, el primer ministro británico, a quien admiraba mucho.
Este maletín resultaba especialmente cómodo por su particular diseño, ya que su parte superior se abría con amplitud y permitía al médico bucear cómodamente entre sus bártulos para hallar rápidamente el más adecuado.
Sin embargo, Porter ya es uno de los pocos que sí tiene un maletín Gladstone, quien además, reconoce que
"mirando la mayoría de las cosas que cargo, me doy cuenta de que casi nunca las uso: está ahí por si acaso".
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