Javier de Juan Bagudá, responsable del Programa Transversal de Insuficiencia Cardiaca, explica el proceso.
El Hospital público 12 de Octubre de la Comunidad de Madrid lidera un estudio en el que participan 19 centros y 400 pacientes que prueba que el
seguimiento en remoto de pacientes con insuficiencia cardiaca reduce la necesidad tanto de hospitalización como de atención ambulatoria imprevista en un
50 por ciento. Se trata de un trabajo que demuestra por primera vez que el seguimiento protocolizado del algoritmo multiparamétrico HeartLogic, del que disponen algunos desfibriladores automáticos implantables (DAI),
mejora el pronóstico del paciente.
Javier de Juan Bagudá, responsable del Programa Transversal de Insuficiencia Cardiaca del Hospital 12 de Octubre, investigador del CIBERCV y primer autor de este trabajo, explica la
necesidad de llevar a la práctica clínica estas herramientas protocolizadas: “Nos interesa tener monitorizado continuamente al paciente para poder ver a partir de
signos tempranos si se desestabiliza la enfermedad con el fin de evitar que vaya a mayores y haya que hospitalizar”.
Los resultados de este estudio demuestran que el
seguimiento en remoto reduce la hospitalización por
insuficiencia cardiaca un 50 por ciento. No solo las descompensaciones más graves, las que suponen hospitalización, sino también las descompensaciones ambulantes que obligan al ajuste de medicación que, igualmente se reducen en torno a la mitad. De Juan concluye que utilizar esta herramienta protocolizada “
puede mejorar el pronóstico de los pacientes porque reduces el número de descompensaciones, te adelantas al tratamiento y evitas eventos clínicos”.
Además, el estudio ha comprobado que en el
80 por ciento de los casos se podía tratar a los pacientes de manera telemática evitándoles acudir al centro hospitalario.
Protocolo de seguimiento remoto
Una
enfermera formada se encargaba de la revisión una vez por semana a distancia de los datos en cada uno de los centros de estudio. Cuando el paciente entraba en fase de alerta de HeartLogic y persistía más de una semana se contactaba con el paciente por teléfono. La
consulta telefónica incluía una verificación de los signos o síntomas de agravamiento de la insuficiencia cardiaca, los cambios en el tratamiento relacionado o no con la insuficiencia cardiaca y la aparición de eventos clínicos.
Si no había signos ni síntomas de deterioro del estado clínico, se proporcionaba a los pacientes
educación sanitaria sobre la adherencia al tratamiento y recomendaciones de estilo de vida, y se programaba una nueva evaluación a distancia en un plazo de dos semanas. Si había signos o síntomas de insuficiencia cardiaca, la
enfermera comentaba el caso con el cardiólogo responsable del paciente. Las posibles acciones adoptadas fueron reforzar la adherencia al tratamiento y medidas higiénico-dietéticas, el ajuste de la medicación actual, la adición o el cambio de otros fármacos, la reprogramación del dispositivo y la cardioversión (procedimiento médico en el que se utiliza una descarga eléctrica momentánea y de baja energía para restablecer un ritmo cardíaco normal). Se
realizaron visitas en la consulta si se consideraban necesarias para evaluar el estado de descompensación del paciente mediante una exploración clínica presencial o para aplicar medidas terapéuticas específicas.
El DAI con alertas
El DAI con el algoritmo multiparamétrico de HeartLogic tiene, además de la función de desfibrilador, otros sensores que
miden parámetros biológicos que se correlacionan con las descompensaciones que puede sufrir el paciente con insuficiencia cardiaca (primer y tercer ruidos cardiacos mediante acelerómetro, impedancia intratorácica, frecuencia respiratoria, cociente de la frecuencia respiratoria respecto al volumen corriente, frecuencia cardiaca nocturna y actividad del paciente). Gracias a un
algoritmo con varios parámetros que combina la información de esas variables, arroja una cifra ya validada que, una vez superada, ha mostrado relacionarse con un aumento del riesgo de descompensación. Esta tecnología se introdujo en España en 2018 y su utilidad fue validada en 2022.
En el trabajo actual, que lidera el
Hospital 12 de Octubre, lo que se ha probado es su uso en la práctica clínica a partir de un protocolo de seguimiento estandarizado,
aplicado por el personal de Enfermería y basado en la gestión a distancia de las alertas HeartLogic, sobre los resultados clínicos en los pacientes portadores de este tipo de desfibriladores.
El objetivo primario fueron las
hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca o la mortalidad total; el objetivo secundario, las
descompensaciones ambulatorias. Se compararon los periodos de 12 meses anteriores y posteriores a la adopción del protocolo.
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