El geriatra Francisco Tarazona.
Francisco Tarazona es
médico geriatra y vocal de la Sección Clínica de la Sociedad Española de
Geriatría y Gerontología (SEGG). En esta entrevista con
Redacción Médica, analiza la
gestión que la Comunidad de Madrid y el Estado en general han hecho de las residencias durante la epidemia de
Covid-19, las más afectadas por la crisis sanitaria dada la
gran cantidad de afectados y fallecidos registrados.
En un comunicado que emitieron como Sociedad médica, explicaban que se han malinterpretado los protocolos. Entonces ¿qué ha pasado para que tantos ancianos hayan fallecido en residencias e incluso en sus domicilios, parece que sin la atención sanitaria debida, según apuntan familiares y algunos políticos?
Los mayores han fallecido en residencias porque estos centros han resultado ser el mejor caldo de cultivo para la propagación del virus y porque, además, hemos llegado tarde a tratar la epidemia. Las residencias son espacios de convivencia que atienden principalmente a personas frágiles con una alta vulnerabilidad. Tenga en cuenta que de media presentan siete enfermedades, más del 50% presentan deterioro cognitivo moderado o severo, tienen prescritos once fármacos crónicos de media y, además el contacto físico con los cuidadores es muy intenso porque no se puede atenderles de otra manera.
"Las residencias han sido el mejor caldo de cultivo para el virus y además llegamos tarde a tratar la epidemia"
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Dado el deterioro funcional de muchos de los residentes, precisan una importante asistencia para todo tipo de acciones a lo largo del día. Estas circunstancias convierten a estos centros en el foco de cultivo perfecto para la propagación de la enfermedad. Por último, conviene recordar que no hay todavía un tratamiento curativo ni una vacuna efectiva.
Desgraciadamente, la alta mortalidad en residencias es un fenómeno que se ha producido en todo el mundo. La tasa de fallecimientos en residencias de ancianos es elevada como demuestra el hecho de que Canadá la mortalidad en estos centros haya alcanzado el 82%, el 51% en Francia, el 58% en Noruega, el 49% en Suecia o el 40% en Estado Unidos. Es un fenómeno que se ha reproducido de forma dramática en el mundo occidental.
En nuestro país, con estimaciones todavía pendientes de una completa verificación oficial, la tasa alcanza el 30%; pero debemos tener en cuenta que solo incluye a los fallecidos con Covid-19 confirmada por PCR. ¿Por qué se ha producido este fenómeno? Porque se trata de países con un alto nivel de desarrollo económico y social. En Europa, según la OMS, la mitad de las muertes por Covid-19 se han producido en adultos mayores ingresados en residencias. Y cabe destacar que sí han tenido asistencia sanitaria tanto en las residencias como en los hospitales, cuando han sido hospitalizados. Las decisiones se han tomado de forma personalizada, a través de un geriatra de enlace y con un equipo que decidía qué tipo de asistencia era la más conveniente, si recibir el tratamiento en residencia o ser remitido a un hospital.
¿Usted hubiera hecho la misma gestión de derivación de pacientes mayores que ha hecho la Comunidad de Madrid?
La SEGG ha publicado diferentes documentos durante la pandemia que ha hecho llegar al Ministerio de Sanidad y han servido de base para mejorar la coordinación entre residencias y los diferentes niveles asistenciales sanitarios. Respecto a la Comunidad de Madrid, queremos felicitar a los geriatras de dicha comunidad autónoma por su esfuerzo y por la ágil creación de la figura del geriatra de enlace, a través de la cual se ha procurado la mejor atención posible en los centros más adecuados gracias a una valoración individual de cada residente.
En el citado comunicado, ustedes también niegan que no se diera atención hospitalaria a ningún anciano durante los peores días de la epidemia. Entonces, ¿por qué cree que se ha originado la polémica?
"Se han llegado a trasladar 206 pacientes de residencias a hospitales al día; uno cada siete minutos"
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Los datos de los que disponemos nos llevan a pensar que sí se ha dado atención hospitalaria a aquellos enfermos que se consideraba que obtendrían un beneficio por ser trasladados a un hospital. Hay que tener en cuenta que personas tan frágiles, muchas de ellas, como hemos señalado antes, con presencia de alteraciones cognitivas en grado moderado o severo, en escenarios puntuales de “hospitales de guerra”, donde había cientos de personas esperando a ser ingresadas, esperando en espacios no habilitados sin poder cubrir las mínimas necesidades que precisa un adulto mayor con estas características podían agravar más su situación clínica.
Como le decía, creemos que las cifras sobre traslados a hospitales son claras: 10.300 residentes fueron trasladados desde el 1 de marzo hasta el día 5 de junio (una media de 106 cada día). Se ha llegado a dar un máximo de 206 traslados en un solo día, uno cada siete minutos. Con esas cifras es difícil decir que no ha habido atención hospitalaria para los adultos mayores institucionalizados en residencias. De todos modos, no pretendemos participar en disputas políticas sobre este tema.
Lo que queremos dejar claro cómo se actuó por parte de los geriatras de la Comunidad de Madrid y creemos que su contribución fue clave para atender adecuadamente a los adultos mayores institucionalizados. Esta contribución no estuvo exenta de riesgos, la tasa de contagios entre los geriatras madrileños fue altísima y es justo reconocer su esfuerzo y dedicación con una generosidad y altruismo digno de mención.
¿Le consta que hubiese alguna orden de Madrid para no enviar a los ancianos a los hospitales?
A nosotros no nos consta esa directriz; no nos ha llegado ninguna información al respecto.
"La ágil creación del geriatra de enlace ha procurado la mejor atención posible"
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¿Qué propone para evitar que vuelva a suceder en caso de un posible rebrote?
Necesitamos urgentemente prepararnos para un posible rebrote en otoño, o incluso antes, y para ello necesitamos que lleguen los EPIs y el material sanitario necesario. Convendría dejar a un lado las disputas políticas y empezar con la provisión de todo lo necesario. Para ello es necesario una coordinación mayor entre las distintas administraciones.
Por nuestra parte, la SEGG ha organizado un grupo de trabajo con la finalidad de proponer pautas y medidas que mejoren la coordinación entre la asistencia en las residencias y los diferentes niveles asistenciales sanitarios. Asimismo, creemos que pasado el brote debe hacerse un debate sereno sobre los modelos de atención sanitaria y social del adulto mayor.
En el estudio comparativo que hemos realizado hemos detectado que es necesario aumentar el ratio de profesionales especialmente de auxiliares-gerocultores/as. También va a hacer falta incorporar en todas las normativas autonómicas sobre residencias la presencia de los siguientes perfiles profesionales: Educación social, Enfermería, Fisioterapia, Medicina, Psicología, Terapia Ocupacional y Trabajo Social, entre otros.
También creemos que en este debate, debemos analizar el modelo más recomendable de residencias, incluyendo el máximo número de personas permitido por habitación, el cual debería ser de dos, incrementando el porcentaje de habitaciones individuales.
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