De izquierda a derecha: José Bueno, del comité organizador del Aula; la profesora María Gloria Bueno Lozano; Manuel Bueno; presidente de la Real Academia de Medicina de Zaragoza; y Alfredo Pérez Lambán, director de Clínica Montpellier. |
En sus conclusiones, la profesora ha señalado que “el síndrome metabólico tiene peor pronóstico en el niño que en el adulto”. A su vez, “que las posibilidades farmacológicas de tratamiento son escasas, y que por ello hay que combinar alimentación, actividad física, metformina, estatinas con el seguimiento de poblaciones de riesgo como los pequeños para edad gestacional o el rebote adiposo precoz”. Además, ha defendido la necesidad de profundizar en aspectos genéticos.
La obesidad infantil factor de riesgo precoz para la morbilidad y mortalidad del adulto Tal y como ha señalado la ponente, el síndrome metabólico, es cada vez más frecuente entre los adolescentes. En Aragón, por ejemplo, afecta ya al 17 por ciento de los jóvenes obesos entre 12 y 16 años.A la hora de definir el síndrome metabólico, la profesora se ha referido a la asociación de factores de riesgo relacionados con la obesidad: dislipemia, hipertensión arterial y resistencia a la insulina, todos ellos predictores de enfermedad cardiovascular. Gloria Bueno ha subrayado que el desarrollo de la enfermedad se asocia a adolescentes con una obesidad de tipo central y abdominal, y a otros factores de riesgo como la resistencia a la insulina y la existencia de antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares o Síndrome Metabólico.
Y según ha apuntado, “la identificación precoz de todos estos factores resulta fundamental para controlar la evolución y el tratamiento de los niños con Síndrome Metabólico en su edad adulta”. Tal y como se ha señalado en el Aula Montpellier, actualmente se están definiendo poblaciones pediátricas de riesgo que hay que vigilar, incluso antes de que nazcan, fundamentalmente niños pequeños para su edad gestacional e hijos de madre diabética. Son los denominados estudios sobre programación fetal.
Por lo que, según ha concluido la ponente del Aula: “la labor de los pediatras se orienta más a la prevención con el seguimiento de las poblaciones de riesgo, a la promoción de una alimentación adecuada y de la actividad física”. Con la combinación estas medidas es posible prevenir el síndrome metabólico, ha señalado Bueno