MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
Las bacterias podrían viajar miles de kilómetros a través del aire en lugar de tener que hacer 'autostop' con personas y animales, según revela un estudio liderado por científicos de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos). Su hipótesis de este 'puente aéreo' podría arrojar luz sobre cómo las bacterias dañinas comparten genes de resistencia a los antibióticos.
"Debe haber un mecanismo a nivel mundial que asegure el intercambio de bacterias entre lugares lejanos. Debido a algunas bacterias viven en agua muy caliente (alrededor de 71 grados celsius) en lugares remotos, no es factible imaginar que los animales, las aves o los seres humanos las transporten. Deben ser transportadas por el aire y este movimiento debe ser muy extenso para que las bacterias en lugares aislados compartan características comunes", explica el autor principal del trabajo, Konstantin Severinov.
En un estudio publicado en la revista 'Philosophical Transactions of the Royal Society B', el investigador ha estudiado junto con su equipo las 'memorias moleculares' de las bacterias en sus encuentros con los virus, las memorias almacenadas en el ADN bacteriano. Los bacteriófagos (virus de las bacterias) son las formas de vida más abundantes y ubicuas del planeta. Tienen una profunda influencia en las poblaciones microbianas, la estructura de la comunidad y la evolución.
Los científicos recolectaron bacterias 'Thermus thermophilus' en grava caliente en el Monte Vesubio y aguas termales en el Monte Etna en Italia, aguas termales en la región de El Tatio en el norte de Chile y en la región de las Termas del Flaco en el sur de Chile, y aguas termales en la caldera Uzon en Kamchatka (Rusia).
En las células bacterianas infectadas por virus, las memorias moleculares se almacenan en regiones especiales del ADN bacteriano llamadas matrices CRISPR. Las células que sobreviven a las infecciones pasan los recuerdos (pequeños pedazos de ADN viral) a su descendencia. El orden de estas memorias permite a los científicos seguir la historia de la interacción bacteriana con los virus a lo largo del tiempo.
Inicialmente, los científicos pensaron que las bacterias de la misma especie que viven en aguas termales a miles de kilómetros de distancia, y por lo tanto aisladas unas de otras, tendrían recuerdos muy diferentes de sus encuentros con los virus. Esto se debe a que todas las bacterias deben tener antecedentes independientes de infecciones virales. Los científicos también pensaron que las bacterias deberían estar evolucionando muy rápidamente y volverse diferentes, como los famosos pinzones que Charles Darwin observó en las Islas Galápagos.
"Sin embargo, lo que encontramos es que había muchos recuerdos compartidos: piezas idénticas de ADN viral almacenadas en el mismo orden en el ADN de bacterias de fuentes termales distantes. Nuestro análisis puede puede evidenciar bacterias dañinas que comparten a nivel mundial genes de resistencia a los antibióticos y también pueden ser dispersadas por el aire en lugar de por los viajeros humanos", concluye Severinov.