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29 jun. 2020 11:40H
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MADRID, 29 (EUROPA PRESS)

Profesionales sanitarios y Freno al ICTUS se han unido para recordar que, independientemente de la situación actual por el COVID-19, no se debe retrasar la visita al médico en caso de detectar síntomas de un posible ictus.

En España, entre 110.000 y 120.000 personas sufren un ictus cada año, de los cuales un 50 por ciento sufren secuelas discapacitantes o fallecen. Las primeras 4,5 horas después de un ictus son clave. Por cada minuto en el que se reduce o detiene la circulación de sangre en el cerebro de una persona se pierden 1,9 millones de neuronas y 14 billones de conexiones neuronales y, una hora sin circulación supone un envejecimiento cerebral de 3,6 años.

Detectar los síntomas del ictus y actuar con rapidez puede salvar vidas y reducir las consecuencias de sufrir un ictus. No poder levantar uno de los brazos, hormigueos o pérdida de fuerza en brazos o piernas, la pérdida brusca de visión, una pérdida de fuerza en la mitad de la cara, problemas al hablar o un dolor de cabeza intenso y repentino pueden ser síntomas de un ictus, y uno solo de estos síntomas ya es razón suficiente para llamar al 112.

Sin embargo, durante la pandemia de la COVID-19, los casos de ictus detectados se han reducido de forma alarmante. Investigadores del Hospital Clínic de Barcelona apuntan a una reducción del 23 por ciento en los casos admitidos durante el mes de marzo, en comparación con el mismo mes del año pasado. A pesar de un crecimiento general en el número de llamadas de emergencia, la activación de Código ICTUS se vio reducida.

"El mensaje que queremos transmitir es que, aún en una situación de crisis, los profesionales sanitarios somos capaces de no perder la perspectiva, y quienes nos encargamos del ictus seguimos centrados en luchar contra el ictus. Hemos sabido generar circuitos de recepción, aislamiento, identificación y separación de los pacientes que han permitido que identifiquemos a los pacientes que tenían COVID-19 en el momento de sufrir el ictus y les hayamos aislado para evitar contagios, con total éxito. La población debe tener la tranquilidad de saber que, si alguien sospecha que está padeciendo un ictus, debe alertar al sistema de emergencias y acudir al hospital sin la menor demora. Lo último que tienen que hacer es quedarse en casa", explica el jefe de la Unidad de Patología vascular cerebral del Hospital Clínic, jefe del grupo Isquemia cerebral: estudios clínicos y experimentales del IDIBAPS y coordinador del estudio, Ángel Chamorro.

"Además, los pacientes llegaban con mayor tiempo de evolución de sus síntomas y con mayor afectación. Teniendo en cuenta que el ictus es una enfermedad tiempo-dependiente, concienciar sobre la importancia de reaccionar rápidamente ante los síntomas es clave. Esto no sucedió solamente en nuestro país, sino que se replicó en el resto de países, como efecto colateral de la pandemia. Aún no conocemos el alcance, pero es importante recalcar que las secuelas de ictus pueden ser muy severas si no se trata, y que el ictus puede volver a repetirse si no hay un tratamiento adecuado. Por esto es importante un correcto seguimiento por sus profesionales de salud y llevar una vida sana y equilibrada para mantener el ictus a raya", señala la presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica (SEDENE), Carmen Funes.

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