MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
El Consejo General de Enfermería cree que es primordial que tanto la reducción impositiva como la fijación de un precio máximo de venta al público se extienda a todas las mascarillas, incluidas las mascarillas FFP2 e higiénicas, "siempre que esté certificada su eficacia".
En este sentido, el organismo ha recordado que la población no tiene por qué estar discriminando unas mascarillas de otras, sino que su uso es una medida capital para evitar la expansión del coronavirus, el colapso de la Sanidad y muchas muertes más de las que ya lamentamos.
"Hay que ir más allá y por tanto deberían ser gratuitas para los colectivos más vulnerables, para todas esas familias e individuos sin ingresos o con ingresos muy bajos derivados de la situación socioeconómica desatada por esta emergencia sanitaria. Lo ideal sería incluirlas dentro del catálogo de medicamentos y productos financiados por el sistema nacional de salud con el mismo criterio de acceso en función de la renta y las circunstancias socioeconómicas de cada ciudadano. Es lo más justo y sensato", ha señalado el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya.
Y es que, apostilla, la prolongación del uso de las mascarillas es uno de los errores más frecuentes que comete la población, muchas veces por la imposibilidad económica que tienen para adquirirlas, y esto genera un problema de salud pública, ya que ni están protegidos ni evitan la transmisión del virus a los demás.
Además, el organismo ha señalado que hay personas que por su actividad profesional es recomendable el uso de las mascarillas FFP2 y no las quirúrgicas, debido a su contacto directo con otras personas en ambientes cerrados, como por ejemplo profesores, educadores infantiles, personal que trabaje de cara al público en ambientes cerrados.
Por ello, ha destacado la importancia de crear mecanismos que garanticen el acceso a estos productos en función a las necesidades de protección y circunstancias socioeconómicas particulares que pueda tener cada individuo. Según algunas estimaciones, una familia de cuatro miembros puede gastar al año unos 1.500 euros en mascarillas.