MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
La directora gerente de la Sociedad Española Interdisciplinaria de Sida (SEISIDA), María José Fuster-Ruiz; el jefe de Biología de Global Health de GSK, Javier Gamo; y el doctor Juan José Vaquero, doctor ingeniero e investigador en Tecnologías Biomédicas de la Universidad Carlos III, han advertido del "gran impacto" que está teniendo la pandemia de COVID-19 en los objetivos de acabar con sida, tuberculosis y malaria para el año 2030, tal y como se establece en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Así se han pronunciado estos tres expertos durante el Encuentro Digital 'Sida, tuberculosis y malaria en tiempos de COVID-19', organizado por Europa Press en colaboración con la compañía farmacéutica GSK, donde se ha alertado de los peligros que puede conllevar la paralización de muchos procesos asistenciales durante la pandemia en el mundo.
Los expertos han recordado que el Fondo Mundial para la lucha contra el sida, tuberculosis y malaria ha salvado la vida a 38 millones de personas desde su puesta en marcha en 2002. Sin embargo, esos avances podrían verse frenados por la evolución de la pandemia de COVID-19, puesto que numerosos programas contra estas enfermedades están interrumpidos actualmente.
"Es evidente que la pandemia va a tener un impacto en estas enfermedades que afectan principalmente a países en vías de desarrollo. Concretamente en malaria, tardaremos un poco en conocer la profundidad de dicho impacto porque es difícil en estos países encontrar datos fiables del número de casos y mortalidad, pero indudablemente tendrá un impacto y el objetivo de la Agenda 2030 probablemente se verá retrasado", ha reflexionado Gamo acerca de la malaria.
A su juicio, no obstante, la pandemia podría tener también un paradójico efecto positivo, disminuyendo el número de casos importados de malaria a España, que han aumentado ligeramente en los últimos años. "La reducción de la movilidad va a ayudar. Pero recuerdo que existen actualmente medicamentos quimioprofilácticos que se pueden tomar cuando vas a ir a un país endémico. Si se siguen las pautas, el riesgo de contraer la enfermedad es mínimo", ha tranquilizado.
Sobre cómo va a afectar la pandemia a la lucha contra la tuberculosis, el doctor Vaquero ha señalado que "es evidente que existe un parón en los servicios de salud, a los que estas poblaciones son más sensibles". "Es pronto para poner números al impacto real, pero hay algunas simulaciones en las que se puede prever que, por ejemplo, una interrupción de atención a pacientes con tuberculosis va a suponer 1,3 millones más de infectados en los próximos cinco años y 300.000 fallecidos anuales en este periodo", ha apuntado.
Según el experto, esta tendencia "ya se está observando en los datos desde primavera hasta ahora". "En India, efectivamente, hay un rebrote de tuberculosis en estos momentos. La tragedia es que la interrupción del seguimiento de pacientes, diagnóstico y tratamiento va a producir un impacto con efectos que se van a diferir hasta cinco años", ha lamentado el especialista, agregando que si se dejan de diagnosticar el 25 por ciento de casos durante un mes, se va a traducir en un incremento de medio millón de muertes más, citando "modelos bastante fiables".
LA LUCHA CONTRA EL SIDA Y EL COVID-19
En cuanto al sida, la directora del Plan Nacional sobre Sida, Julia del Amo, ha reconocido que el COVID-19 "evidentemente está afectando". "No podemos ahora mismo cuantificar la magnitud de esto, pero es inevitable que los recursos se han desviado y priorizado. Estamos ahora mismo intentando minimizar lo más posible dentro de lo razonable. La prioridad es mantener el tratamiento. En España esto se ha conseguido, aunque ha habido problemas y disrupciones, evidentemente. Nos han informado de personas que han visto afectadas sus tratamientos, estas cosas por desgracia han sucedido, pero el mantenimiento del tratamiento en general se ha sostenido", ha indicado.
Sobre los retos 2030, Del Amo ha informado de que en 2018, últimos datos disponibles, España no alcanzó los objetivos 90-90-90, es decir, que el 90 por ciento de las personas infectadas estuvieran diagnosticadas, tratar con antirretrovirales al 90 por ciento de los diagnosticados y conseguir la supresión viral en el 90 por ciento de las personas tratadas para que no transmitan el virus a terceras personas. España, sin embargo, no cumplió la primera de las metas, quedándose en el 87 por ciento. "No estamos en absoluto satisfechos con este dato ya que son en torno a 19.600 personas sin diagnosticar. Deben ser una prioridad para todos, además de disminuir las nuevas infecciones", ha añadido.
Al respecto, Fuster-Ruiz ha agregado que todavía no se puede cuantificar el impacto que está teniendo el COVID-19, pero ha argumentado que se han producido, por ejemplo, casos de personas que estaban tomando la profilaxis pre exposición (PrEP) de forma 'clandestina' y no han recibido el tratamiento oficial por el confinamiento. "Podría haber además retrasos diagnósticos. Pero de momento no se está sufriendo una mayor incidencia, hasta donde yo sé", ha apostillado.
Fuster-Ruiz ha indicado que el sida sigue siendo una "enfermedad estigmatizada" y ha insistido en la necesidad de "sostener la respuesta y redoblar esfuerzos". "Es imprescindible que no se hagan reducciones económicas en esa respuesta. Es absolutamente preciso para que las personas que estamos trabajando en VIH podamos seguir haciéndolo, porque tenemos muy claro hacia dónde ir", ha manifestado.
INTERRUPCIÓN DE LA INVESTIGACIÓN Y DIAGNÓSTICOS
Los expertos han alertado de que durante el confinamiento, además de producirse retrasos y paralizarse muchos procesos de diagnóstico precoz, también se ha parado la investigación, debido a que muchos científicos no podían acudir a los laboratorios por las restrictivas medidas para doblegar la curva. "La investigación es como un fuego. Cuando hay un parón, hay una nueva expansión de las poblaciones infectadas, que hace que cuando se vuelva a retomar ni muchos menos vamos a estar en el punto donde se dejó. Vamos a retroceder bastante en la lucha", ha sostenido Gamo.
Vaquero ha agregado que "muchos ensayos clínicos previstos para este año en tuberculosis todavía no han podido arrancar". "Los desarrollos de nuevos regímenes también, al cerrar los laboratorios, se han visto afectados y la investigación básica también, por supuesto. Todo esto no se ve a simple vista pero este tiempo perdido lo vamos a notar de aquí a los próximos años", ha defendido.
Gamo, por su parte, ha explicado que en malaria los avances en la última década han sido "espectaculares", reduciéndose "prácticamente" un 50 por ciento el número de contagios y muertes entre 2006 y 2016. Además, se ha conseguido desarrollar la primera vacuna candidatapara la malaria por parte de GSK. "Pero los últimos reportes de la Organización Mundial de la Salud muestran que hay un cierto estancamiento", ha advertido.
Así, ha detallado que las causas "pueden ser diversas". "Puede ser que las campañas de reparto de mosquiteras e insecticidas estén llegando al final de su vida útil y que haya que renovar estas aproximaciones. También puede estar debido a que los parásitos están desarrollando resistencias que hacen más difícil el control de la enfermedad. Y también es posible que esta gran reducción sea porque han disminuido los casos 'fáciles', los de aquellas poblaciones más accesibles, y ahora quedan un conjunto en el que cada vez cueste más detectar", ha concluido.