Fachada de Muface
Una
gran crisis se cernió sobre
Muface hace seis meses. Fue entonces cuando el Gobierno y las aseguradoras forzaron el primer parón en las negociaciones por la situación económica del
concierto sanitario. Un semestre que ha estado marcado por protestas, tres licitaciones, tres prórrogas, cartas de despedida (y otras de bienvenida) y cientos de quejas que han puesto a
Muface en el foco de un huracán mediático. Ahora, en pleno mes de abril, cuando la mutualidad ya se aboca hacia la firma de su nuevo contrato, los
problemas siguen surgiendo en el modelo. Especialmente en el
uso de determinados fármacos.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) hizo pública la primera fase de su informe ‘Spending Review 2022-2026’ a finales de marzo. En el estudio, que concluyó que los
sistemas de mutualidades en España (Muface y sus ‘hermanos’, Mugeju e Isfas) eran ineficientes y se planteaba la
desaparición progresiva de los modelos, el organismo incluyó distintos hallazgos que contraponían la
asistencia sanitaria privada y la pública en la mutualidad. En concreto, en Muface, se notificó una
‘brecha’ en el uso de medicamentos genéricos. Pero no fue la única.
Los
fármacos biosimilares (aquellos medicamentos biológicos que son muy similares a otros que ya han sido aprobados y que, además, son igualmente seguros y eficaces) son otro de los hallazgos presentes en el
informe de la Airef. El organismo, presidido por Cristina Herrero, comienza aludiendo a que existen “
diferencias significativas en la penetración de biosimilares entre modalidades asistenciales en favor de la pública”.
Las diferencias del uso de medicamentos biosimilares en Muface
Con esta declaración a modo de introducción, la Airef despliega una serie de datos y gráficos que demuestran la escasez de uso de este tipo de fármacos. Además, antes de abordar las cifras, el organismo explica: “Los
medicamentos biosimilares representan una alternativa terapéutica equivalente a los medicamentos biológicos de referencia, con importantes implicaciones para la sostenibilidad del sistema sanitario”. De hecho, la Airef señala que “las diferencias en precio y penetración del biosimilar tienen un
impacto económico significativo que supera los
7,7 millones de euros anuales”.
Es en este contexto en el que la Airef hace referencia a que la introducción de estos medicamentos “ha supuesto no solo una
reducción significativa de costes, sino una mejora en el acceso de los pacientes a tratamientos biológicos para
problemas de salud graves o prevalentes”. Así, se subrayan como ejemplos diabetes (insulina glargina), prevención en la aparición de alteraciones de coagulación (enoxaparina), tratamientos de fertilidad (folitropina) y osteoporosis (teriparatida).
De esta forma, el organismo, como apunta en el informe, analiza la
penetración de biosimilares por cuatro moléculas. Y ese estudio deja una conclusión: “Hay una clara ventaja del régimen público en tres de las cuatro moléculas”.
En este contexto, la
Airef insiste en su informe en este asunto. Primero, hace alusión a que las mayores disparidades se encuentran en el uso de la
enoxaparina. “En el régimen público alcanza un 52,8 por ciento de penetración frente al 27 por ciento del privado, con una diferencia de 25,8 puntos”, subraya el estudio del organismo público. Y continúa: “Le sigue en magnitud la
folitropina, con una penetración del 52,5 por ciento en el régimen público frente al 41,3 por ciento en el privado, y la
insulina glargina, que muestra una diferencia de 7 puntos porcentuales (12,3 por ciento frente a 5,4 por ciento)”.
Por tanto, los tres en los que mayor se diferencia se nota están relacionados con la prevención en la aparición de
alteraciones de coagulación, los tratamientos de
fertilidad y la
diabetes.
La única excepción se encuentra en la
teriparatida. En ese caso, como ha podido confirmar
Redacción Médica, el modelo de sanidad privada supera al público en dos puntos (del 46,4 por ciento del primero al 44,4 por ciento de la sanidad pública).
El organismo público deja, además, una conclusión final. “Estas diferencias en la adopción de biosimilares sugieren la existencia de
distintos enfoques en la gestión farmacéutica entre ambas modalidades asistenciales, con potenciales implicaciones en
términos de eficiencia económica”, indica.
El futuro del concierto sanitario de Muface
A pesar de estos datos,
Muface seguirá adelante. El concierto estará en vigor durante, al menos, tres años. Hasta 2027. Será entonces cuando los ecos de la
crisis sin precedentes vivida en el modelo estos últimos seis meses podrían volver a escucharse. No obstante, hasta entonces, y a pesar de la recomendación de la Airef de hacer desaparecer progresivamente a la mutualidad, Muface tiene su futuro asegurado.
Adeslas y Asisa se han convertido en las dos compañías adjudicatarias del nuevo contrato de asistencia sanitaria,
valorado en más de 4.300 millones de euros, para los años 2025, 2026 y 2027. A falta de la firma final, que está prevista en las próximas semanas, ambas estarán en el modelo de asistencia sanitaria privada de la mutualidad hasta dentro de tres años.
Por tanto, la
sanidad privada de Muface seguirá viva. Todo ello a pesar de que en los últimos seis meses se ha puesto su viabilidad en duda, hasta el punto de que la propia Airef ha propuesto su desaparición progresiva con una propuesta clave:
derivar a los nuevos funcionarios al Sistema Nacional de Salud (SNS). Sin embargo, solo es una propuesta a medio plazo, que podría convertirse en realidad en 2027, pero que da un respiro a la mutualidad estos tres años. Será entonces, a finales de 2027, cuando una nueva crisis estará sobre la mesa.
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