El pequeño tamaño de gran parte de las compañías dificulta la visibilidad de sus investigaciones y productos



31 mar. 2014 10:34H
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Enrique Pita. Madrid
El conjunto de la biotecnología española agrupa cerca de 600 empresas, la mayor parte de ellas, pequeñas y medianas. Si ampliamos el espectro a las empresas usuarias de la biotecnología, el número se dispara por encima de las 3.000. Un sector demasiado grande con empresas demasiado pequeñas para ser visible, según apunta Jorge Barrero, adjunto a la presidencia de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio). “El problema es que empresas de tamaño tan reducido, aunque el producto sea muy destacado, no aparecerán en el radar de ninguna multinacional ni de un fondo de capital riesgo importante”, explica Barrero, que añade que, además, el pipeline de estas empresas pequeñas es generalmente muy reducido, lo que supone un riesgo muy alto a la hora de considerar una posible inversión.

Regina Revilla, presidenta de Asebio, y Jorge Barrero, adjunto a la presidencia de la patronal biotecnológica.

En este sentido, Rafael Camacho, exdirector de la Fundación Genoma España y actualmente consultor especializado en biotecnología a través de The Wandering Innovator, considera que España aparece muy arriba dentro del ranking por número de empresas biotecnológicas, “más arriba de lo que le corresponde al país por su capacidad económica”.

Ante esta situación, el futuro del sector pasa necesariamente por una reordenación a partir de fusiones o adquisiciones. De hecho, este fenómeno está en marcha, aunque todavía es muy incipiente y es difícil asegurar que culminará en un periodo corto de tiempo. Casos como los protagonizados por Grifols, que ha adquirido varias compañías biotec en los últimos años, o Ferrer, que ha adquirido o ha ampliado su participación en varias empresas, pueden ser ejemplos a seguir. Además, también se está experimentando en el capítulo de las fusiones, como muestran los casos de Histocell y NorayBio, pequeñas empresas que se unen para levantar una de mayor tamaño y, por tanto, mayor visibilidad. Estas operaciones suponen no solo una suma de conocimiento, sino también una conjunción de sinergias que pueden atraer más inversiones, que es precisamente donde el sector español tiene un problema.

Rafael Camacho, CEO de The Wanderin Innovator.

“Es cierto que en los últimos años han aflorado pequeñas empresas, spin off que nacían a partir de centros de investigación que en algunos casos se están fusionando y en otros desapareciendo”, analiza Camacho, que apunta que el lento reajuste puede derivar en un número de empresas “que puede que sea más lógico con la realidad del país en cuanto a generación de conocimiento y en cuanto a capacidad económica”.

Es aquí, en la necesidad de esta reordenación, donde la patronal Asebio juega un importante papel, al menos para concienciar al sector de la importancia de abordar fusiones o negociar adquisiciones que fundamenten la consolidación del sector. Según Barrero, “existen multitud de posibilidades de crecer por esta vía” y muchos indicadores de la posible complementariedad entre empresas, tanto desde el punto de vista financiero como técnico, científico, de afinidad entre los socios o meramente de cercanía física.

“Hay muchas razones para unirse”, apunta Barrero, que sin embargo recuerda que “culturalmente España no es un país proclive a las fusiones”. Sin embargo, esto podría cambiar si existieran incentivos fiscales o de otro tipo que pudieran animar las fusiones de las empresas de alta tecnología. Esta perspectiva interesa a los poderes públicos, donde se ha encontrado “interés y ganas de pensar”, aunque, como reconoce Barrero, poner en marcha un política de estas características “no es sencillo” y no existen iniciativas similares en países de nuestro entorno. Sin embargo, el adjunto a la presidencia de Asebio apunta que quizá el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), que se sienta como accionista en un centenar de empresas biotecnológicas, podría dar el primer paso de plantear la posibilidad de unir empresas complementarias. La necesidad de reordenar el sector “es algo que tenemos muy estudiado y que forma parte de nuestro apostolado”, concluye Barrero.

A la izquierda, evolución de la inversión en I+D+i del sector. A la derecha, la evolución del sector. En verde más claro, las empresas dedicadas a biotecnología. En color más oscuro, el sumatorio con las que tienen relación con ella. Fuente: Informe Asebio 2012.


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