Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna.
El Premio Nobel de Química de 2020 ha recaído en Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna, quienes descubrieron la aplicación práctica de las
tijeras genéticas Crispr/Cas9. Gracias a ello, los investigadores tienen la posibilidad de cambiar el ADN de animales, plantas y determinados microorganismos con una gran precisión.
Esta tecnología ha contribuido a desarrollar
nuevas terapias contra el cáncer y los investigadores ya están trabajando con ella para poder conseguir el tratamiento y la cura de las enfermedades de carácter hereditario.
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“Esta herramienta genética tiene un poder enorme que nos afecta a todos. No solo ha revolucionado la ciencia básica, sino que también
ha dado lugar a cultivos innovadores y dará lugar a nuevos tratamientos médicos innovadores”, ha explicado Claes Gustafsson, presidente del Comité Nobel de Química.
El descubrimiento de esta herramienta fue un trabajo conjunto entre Emmanuelle Charpentiener, que descubrió cómo desarmar a los virus al
escindir su ADN en conjunto con Jennifer Doudna, quien tenía grandes conocimiento en ARN.
Ambas investigadoras consiguieron recrear las
tijeras genéticas de las bacterias en un tubo de ensayo y simplificaron los componentes moleculares de las tijeras para que fueran más fáciles de usar.
Sin reconocimiento español
La candidatura de
Francisco Juan Martínez Mojica –conocido como Francis Mojica– era desde hace un tiempo una de las que más arriba estaba en las quinielas del Nobel de Química.
Mojica fue uno de los pioneros en la
investigación del método Crispr, ya que él mismo acuñó el término, que proviene del acrónimo de Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats.
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