Marta Crespo, jefa del Servicio de Nefrología, del Hospital del Mar.
El
primer xenotrasplante de riñón de cerdo modificado genéticamente con la tecnología
CRISPR-Cas9 realizado a una persona viva, llevado a cabo en el
Hospital General de Massachussets, ha despertado una gran ilusión entre la comunidad científica, pese a que ni mucho menos se trata de la solución para todos los pacientes que sufren insuficiencia renal crónica. Tal y como destaca
Marta Crespo, jefa del Servicio de Nefrología, del
Hospital del Mar, el xenotrasplante “es una excelente noticia que abre las puertas a que más personas con insuficiencia renal crónica avanzada puedan acceder mejor al tratamiento sustitutivo posible. Pese a ello, no se podrá extender a todos ellos dado que no todos los pacinetes en esa situación son candidatos al trasplante".
Hasta la fecha, la especialista recuerda a
Redacción Médica que se han realizado algunos xenotrasplantes de riñón, “pero a individuos ya fallecidos (en muerte encefálica). Se implantaba el órgano para evaluar factibilidad durante 74 horas y luego se retiraba”. El hito conseguido por el
Hospital General de Massachussets es visto por Crespo como “una solución al tratamiento renal sustitutivo para la insuficiencia renal crónica avanzada”.
La especialista advierte que, pese al logro conseguido, ni mucho menos todos los pacientes con
insuficiencia renal crónica podrán acceder al trasplante y poner punto final a la diálisis: “No todos los pacientes son candidatos al trasplante por múltiples razones. El trasplante renal es el mejor tratamiento renal sustitutivo, pero no curativo. Cuando un individuo tiene
una enfermedad renal que avanza y sus
riñones funcionan poco, si no se realiza un tratamiento que sustituya la función del órgano, el individuo fallece”.
"No todos los pacientes son candidatos al trasplante de riñón por múltiples razones"
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La nefróloga deja claro que el mejor tratamiento para este tipo de pacientes es el trasplante, pero “esto implica una
serie de condiciones de salud global que no todo el mundo cumple”. Un ejemplo que impediría poder llevar a cabo un trasplante como el realizado en Massachussets sería para aquellas personas que “tienen alto riesgo de complicación, que suele ocurrir cuando existe una enfermedad avanzada de otro órgano, como el
corazón o pulmón, o una enfermedad que pueda empeorar con la administración del tratamiento inmunosupresor para evitar el rechazo”.
La administración de inmunosupresores, no apta para todos
Pese al esfuerzo por reducir la incompatibilidad a la hora de sustituir el riñón de una persona por el de un cerdo, Crespo remarca la
necesidad de administrar inmunosupresores “para evitar el rechazo. Tenemos que evitar que el cuerpo del receptor rechace el riñón, al que nuestro sistema inmunológico identifica como un elemento extraño que lo invade".
"En determinadas personas con insuficiencia renal crónica avanzada no se les puede administrar inmunosupresión"
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Para poner en relieve la realidad que se vive en España con el trasplante de riñón, la especialista recuerda que no todos los pacientes cumplen los criterios para poder llegar a ser candidatos a un trasplante: “Entre el
10 y el 20 por ciento de las personas que están en diálisis se encuentran en las listas de espera de trasplante, debido a que no es una solución para todos. Aunque es cierto que, de las 65.000 personas en tratamiento sustitutivo renal en España en la actualidad,
más de la mitad están trasplantadas dada la elevada tasa de donación y trasplante en nuestro pais”. Crespo considera que se ha logrado un gran avance dentro del mundo del trasplante y que en los próximos años la actividad de los trasplantadores cambiará y puede dejar de estar limitada por la donación disponible.
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