Durante la ola de calor de 2015 se registraron 66 defunciones atribuibles al calor.
El
Balance del Plan de Calor de 2016 del
Ministerio de Sanidad evalúa las medidas que se están tomando para frenar la incidencia de los golpes de calor y otras afecciones desde el punto de vista de la información de salud pública. Además de destacar la reducción sostenida de los fallecimientos atribuibles a estas causas, que se atribuye a la
concienciación, el documento llama la atención por la
anomalía de dos grados sobre la media que se registró en buena parte del país durante el verano pasado y se detiene en la importancia de las
alertas por calor, que se están incrementando de un periodo estival a otro.
"En base tanto a los datos facilitados por la Agencia Estatal de Meteorología (
Aemet) como a los informes por ella elaborados esta temporada
se ha superado la media mensual respecto al periodo de referencia 1981-2010 todos los meses", señala la introducción del borrador del
Balance de este Plan para 2016, al que ha tenido acceso Redacción Médica, trasladando la idea de que las labores de prevención del ministerio deben tener en cuenta una climatología que tiende a ser más cálida.
El Plan, en vigor desde el año 2004, tras la ola de calor de 2003 –en la que hubo
186 fallecimientos atribuibles al calor–, tiene vocación nacional y se pone al servicio de las comunidades autónomas y de los ciudadanos, con el fin de informar sobre la presencia de riesgos para la salud por exceso de temperatura, cuantificar la intensidad y emitir recomendaciones preventivas a la población para
reducir el impacto en términos de
morbimortalidad.
El Plan permanece activado cada año desde el 1 de junio hasta el 15 de septiembre con seguimiento en los quince días previos y el mes posterior a este período para, en el caso de que se produzcan
temperaturas anormalmente altas, poder adelantar o mantener activo el Plan. Los
niveles de riesgo por exceso de temperatura considerados en el Plan Nacional son cuatro: la ausencia de riesgo (verde), y los niveles de alerta 1 (amarillo), 2 (naranja) y 3 (rojo).
Anomalía climática
Desde que se puso en marcha, el número de alertas de este tipo
se ha ido incrementando de manera general. En 2011 hubo 83 declaraciones de alerta amarilla, 5 naranjas y ninguna roja; en 2013 hubo 96 alertas amarillas, 18 naranjas y 2 rojas y, en 2015, hubo 588 declaraciones de alerta amarilla, 145 naranjas y 20 rojas. En 2016 –año al que se refiere el borrador– estos datos descienden ligeramente –581 amarillas, 145 naranjas y 1 roja– pero este verano, el número de alertas va camino de pulverizar los datos de 2015.
Según este borrador, los meses de julio, agosto y septiembre de 2016, fueron
"muy cálidos", con temperaturas máximas en el entorno de 1,7 o 1,8 grados por encima de lo normal, mientras que la media de las mínimas fue 1,2 grados superior a dicho valor en el mes de julio.
"Se observaron anomalías de alrededor de 2º C en amplias zonas de
Castilla-La Mancha, Madrid, Extremadura, centro y este de
Andalucía, Murcia, Valencia, noroeste y sur de Castilla y León, sur de Aragón y Pirineo central", señala el documento, que añade que en el oeste de Andalucía, centro de Castilla y León, Galicia, interior de Asturias, La Rioja, Cataluña y Baleares predominaron valores cercanos a un grado sobre la media.
Entre los aspectos más positivos que cabe destacar de este informe es que parece que la
labor informativa del Ministerio sobre los riesgos del calor está teniendo efectos. Así, en paralelo al incremento de las temperaturas registradas los últimos veranos, se está produciendo un descenso del número de fallecimientos atribuibles al calor. Así,
de los 183 de 2003 se pasó a 66 defunciones durante la
ola de calor de 2015, que fue la más intensa registrada hasta la fecha.
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