El jefe de la Unidad de Servicios Preventivos narra a Redacción Médica cómo viven los profesionales esta noche

 La Nochevieja sanitaria en Sol, marcada por la alerta terrorista
Dispositivo de Emergencias en la Puerta del Sol.


31 dic. 2019 18:00H
SE LEE EN 5 minutos
Mientras las familias miran con atención sus televisores para tomarse las 12 uvas a tiempo, miles de profesionales sanitarios están de guardia en Nochevieja para asegurar su bienestar. Uno de ellos de Juan José Giménez Mediavilla, enfermero y jefe de la Unidad de Servicios Preventivos y Procedimientos Especiales, que lleva un lustro participando en los dispositivos especiales que se montan en Madrid para Nochebuena o Fin de Año, los últimos años marcados por la alerta terrorista

"Es una noche muy rara, primero tienes que hacer la 'liturgia de guardia' y dormir bien porque tienes que trabajar 24 horas seguidas en las que puede pasar de todo", explica Giménez, que el pasado año estuvo en el puesto de mando del dispositivo de la Puerta del Sol. "El día de antes tienes que estar tranquilo, acostarte pronto y coger energía. No puedes llegar a esa guardia cansado. En Nochevieja es aún más complicado porque, cuando todo el mundo está preparándose para la fiesta, tú te preparas para ‘la otra fiesta’, es totalmente distinto", añade.

Además, se trata de "una noche especial" en la que "todo lo malo que pueda ocurrir, tiene una connotación mayor" que te marca de por vida, relata el sanitario, que señala otro "problema añadido". "Madrid, esa noche, se vuelve loca. Todo el mundo va a cenar a la misma hora, por lo que hay mucho movimiento de vehículos. Luego hay unos momentos de paz cuando la gente se toma las uvas y se concentra en la Puerta del Sol. Después vuelve el jaleo, con distintas patologías durante toda la noche", advierte. 

Él, como sus compañeros, se toma las uvas con el uniforme puesto. "Estamos metidos en la Puerta del Sol y pendientes de todo el operativo, es un momento crítico e importante. Hay que estar atentos de todo lo que ocurre", explica Giménez, que el pasado año estuvo en la madrileña plaza y este año ha realizado la guardia de Nochebuena

Control de acceso y amenaza terrorista


En los últimos años se han producido varios cambios en el dispositivo. Por un lado, el control de acceso ha facilitado que no haya tantos avisos por cortes de vidrio. Por otro, la alerta terrorista activada en España obliga a reforzar las medidas de seguridad.

"Antes, entraba todo el mundo con vidrio y llegaban a tirar botellas al aire. Ahora, se desaloja la Puerta del Sol y se ponen accesos más controlados. Se instala un puesto de mando de la Comunidad de Madrid y disminuye el número de intervenciones", se felicita el enfermero, que advierte que ahora los cortes o caídas ocurren más en otras zonas, como Callao o la Plaza Mayor. "Estamos muy pendientes de si llueve, porque el asfalto mojado conlleva más caídas. También tenemos patologías digestivas o incluso alguna agresión". 

Pero, sin duda, la amenaza de atentado es la mayor dificultad para los profesionales sanitarios que trabajan durante la última noche del año. "Últimamente tenemos un problema adicional que nos genera mayor responsabilidad. No hay que descuidar que estamos en alerta terrorista 4  y que los grupos pueden intentar atentar en cualquier aglomeración. Asumimos que la Puerta del Sol es un bombón para los grupos terroristas", relata con crudeza Giménez, consciente de la confianza que la sociedad deposita en ellos en una noche así: "Asumes esa responsabilidad de tener un dispositivo potente que pueda dar una respuesta si llega a pasar algo".

Medidas preventivas


Afortunadamente, todo ha quedado en medidas preventivas, aunque sí que han recibido alguna alerta que les ha hecho actuar con rapidez. "Lo que nos produce muchísimos problema son los avisos graves cerca de la plaza o incluso dentro. Hemos tenido avisos como una herida de arma blanca dentro de la plaza", recuerda el enfermero. "Te descuadra todo porque es una situación grave, no ves nada y son momentos de tensión". También ha vivido esos momentos de incertidumbre cuando les han comunicado la presencia de una mochila abandonada en un punto de la plaza: "Saltan todas las alarmas cuando quedan tres minutos para las uvas. Las decisiones sobre una plaza tan controlada requieren rapidez".

El trato que reciben de la gente, afirma, es bastante bueno. "Los servicios de Emergencias tenemos buen cartel", bromea Giménez, que se congratula de un "mayor control con el alcohol" por parte de la sociedad. Aún así, es una noche en la que los profesionales sanitarios tiran de paciencia. 

"Hay alguna queja, a altas horas de la madrugada, cuando el número de avisos se dispara por patologías banales. La gente ve la urgencia a su  manera. Se tarda de más en reaccionar porque la Central está atendiendo patologías leves", explica a este medio el responsable de Emergenicias, que apela al sentido común: "Si todo el mundo sale y hay una demanda mayor, la gente tiene que entender que, aunque aumentemos el dispositivo, hay veces que no llegas en siete minutos, sino en 15".










Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.