Ana Planella, Jordi Bosch, director de Banco Farmacéutico, Joan Calduch, Joan Fontrodona y Joan Anton Soriano.
28 sept. 2016 17:20H
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“La profesión farmacéutica está implicada con la sociedad, y a través de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), tiene la oportunidad de hacer acciones que aporten valor”. Así introdujo Joan Calduch, tesorero del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona (COFB), el Encuentro de RSC que tuvo lugar en las instalaciones de la entidad colegial, y en el cual se presentó la Comisión de Compromiso Social que se ha puesto en marcha.
Con esta nueva Comisión, definida por sus miembros con las palabras “motor, implicación, compromiso, valores, mejorar, solidaridad, ética y conciencia”, el COFB tiene, por un lado, el objetivo de dar continuidad a proyectos que ya se están haciendo en el campo de la RSC –(como el programa Radars que, en colaboración con el Ajuntament de Barcelona, vela por las personas ancianas que viven solas en riesgo de aislamiento social().
Por otro lado, dar respuesta, desde el sector, a necesidades sociales, laborales y medioambientales; y a su vez, contribuir a identificar la acción farmacéutica también con compromiso social. “Creemos que es importante dedicarle parte de nuestro tiempo porque, como profesionales sanitarios, tenemos mucho que aportar en la mejora de la salud y bienestar de las personas”, añadió Calduch, también jefe de la Comisión.
Tres iniciativas concretas
Paliar los efectos de la pobreza farmacéutica, entendida como la situación socioeconómica personal que no permite hacer frente a los costes derivados de la adquisición de la medicación prescrita, es uno de los retos en los que pueden colaborar las farmacias desde la vertiente de la RSC. En esta línea, durante el encuentro se presentaron tres iniciativas impulsadas por la ONG Banco Farmacéutico que tienen por objetivo acabar con esta situación.
La primera de ellas es la Jornada de Recogida de Medicamentos, una campaña anual que persigue “recoger medicamentos nuevos que no requieran prescripción médica para entregar a las entidades asistenciales como Caritas o Cruz Roja”, explicó Jordi Bosch, director de Banco Farmacéutico. Hasta el momento, 327 farmacias de Barcelona ya participan en esta iniciativa que está presente en 12 provincias de todo el Estado.
La venta de caramelos solidarios en las farmacias es otro proyecto en marcha que permite recoger fondos para financiar la medicación que necesitan las personas sin recursos. Y por último se encuentra el Fondo Social de Medicamentos (FSM), creado para “cubrir las necesidades de medicamentos sujetos a receta médica de personas en riesgo de exclusión social y pobreza”, concretó Ana Planella, responsable del FSM. Gracias a esta iniciativa, más de 700 pacientes de Barcelona ciudad, identificados previamente por un trabajador social, han podido acceder de forma gratuita a los medicamentos dispensados en las más de 200 farmacias que participan. Este tipo de proyectos, en palabras del farmacéutico colaborador con el FSM Joan Anton Soriano, son los que facilitan dar respuesta a “las ganas que tenemos de ayudar a alguien porque vemos que lo necesita”.
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