Guillermo Lahera Forteza, Ana González-Pinto (moderadora), Carmen Bayón y Julio San Juan Arias.
¿Qué puede aportar
la psicoterapia en el ejercicio de
la Psiquiatría? Su integración puede ser clave en el
abordaje de los trastornos mentales. De hecho, los cambios que se producen en el cerebro gracias a la
neuroplasticidad cobran gran importancia en este sentido. De todo ello se ha debatido en el
XXV Congreso Nacional de Psiquiatría, que se celebra estos días en Santiago de Compostela.
"El paciente puede
construir un nuevo relato de sí mismo si se cuenta otra narrativa. Este ambiente favorecedor de la neuroplasticidad
a partir de la interacción podría funcionar a través de la psicoterapia", ha explicado Guillermo Lahera Forteza, jefe de Sección de Psiquiatría en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias, quien ha añadido que esta condición del cerebro se desarrolla, en un primer lugar, con la
relación de apego que tenemos con nuestros progenitores.
Por ejemplo, cuando contamos un cuento a un niño le
transmitimos conceptos e ideas que el pequeño acaba integrando. "Las tribus buscamos historias que den
coherencia a nuestro caos vital", ha asegurado Lahera en su ponencia 'Neurobiología de la psicoterapia' dentro del marco del
XXV Congreso Nacional de Psiquiatría.
En definitiva, el jefe de Psiquiatría del Príncipe de Asturias, ha concluido que los fármacos son necesarios porque
producen "una mejoría de ánimo", y la psicoterapia, de manera complementaria, puede "
aportar aprendizaje emocional": "Son
intervenciones muy complementarias y el psiquiatra puede hacer ambas".
El trauma inhibe la plasticidad neuronal
En esta misma línea,
Carmen Bayón, coordinadora del Hospital de Día en Salud Mental del Hospital Universitario La Paz, ha profundizado en la
importancia de los episodios traumáticos en este moldeado del cerebro. "El trauma produce una
desconexión de uno mismo. Esta experiencia es psicológica y social, pero también psicofisiológica porque
produce alteraciones genéticas y puede llegar a inhibir la plasticidad neuronal", ha afirmado la especialista.
Tal y como ha especificado, las
respuestas automáticas de supervivencia que desarrolla el individuo al experimentar un trauma "quedan grabadas en el cuerpo": "El cerebro se congela en el tiempo". Al tener la
amígdala hiperactivada se desactiva el hipotálamo y la
regulación emocional se tambalea, entre otros aspectos.
Por todo ello, Bayón ha apuntado que una
relación de seguridad y confianza entre el paciente y el psiquiatra es esencial para "entrar en estados de calma". En este sentido, el abordaje del trauma complejo se basa en cuatro pilares:
calmar la amígdala (crear un entorno seguro), aumentar la activación de la ínsula (lograr
mayor conciencia corporal y emocional), incrementar la
activación del hipocampo (traer los recuerdos en pequeñas dosis de cantidad y tiempo para disminuir el desbordamiento) y aumentar la
activación de la corteza prefrontral (técnicas de atención plena).
La presencia del médico tiene "efecto terapéutico"
Por su parte, Julio San Juan Arias, responsable de la Unidad de primeros Episodios Psicóticos del Hospital Clínico de Valencia, ha subrayado que la
presencia del psiquiatra ya tiene en sí misma
un "efecto terapéutico".
San Juan ha apostado por la
integración de la psicoterapia, sin embargo, ha lamentado que el
mecanismo de acción de los fármacos y su modelo tradicional sea uno de los "obstáculos" que ha tenido la Psiquiatría para lograr un "enfoque integrador". Para él, la solución sería optar por
un lenguaje común a través de la sincronía: "Un concepto intra cerebral (estudio de genotipos y neuronas) e interpersonal (el vínculo terapéutico)".
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