La sustancia blanca del cerebro en desarrollo muestra patrones identificables con pruebas de imagen.
20 dic. 2016 17:30H
SE LEE EN 4 minutos
El tejido nervioso de los axones de las neuronas muestra una serie de patrones identificables que, según ha demostrado un estudio reciente, predicen el desarrollo cognitivo del niño cuando se analizan a la edad de un año, y el de su lenguaje cuando se examinan a los dos años de edad.
En consecuencia, se abre la posibilidad a detectar futuras alteraciones en ambos campos –la cognición y el lenguaje– asociadas ambas a trastornos psiquiátricos y neurológicos, lo que representa una oportunidad innovadora de intervención terapéutica precoz.
La investigación ha sido realizada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (UNC, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, y ha concluido que los patrones de microestructura de materia blanca presentes al nacer –y que se desarrollan después del nacimiento– en efecto predicen la función cognitiva de los niños de uno y dos años de edad.
“A nuestro entender, este estudio es el primero en medir y describir el desarrollo de la microestructura de la sustancia blanca en los niños y su relación con el desarrollo cognitivo desde el momento en que nacen hasta la edad de dos años”, ha declarado el autor principal, John H. Gilmore, director del Programa de Desarrollo del Cerebro Temprano en el Departamento de Psiquiatría de la UNC.
En este trabajo, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, se tomaron imágenes de resonancia magnética (RM) con tensor de difusión (DTI, por sus siglas en inglés) de los cerebros de 685 niños.
DTI es una técnica de resonancia magnética que proporciona una descripción de la difusión del agua a través del tejido y se utiliza para identificar los tramos de materia blanca en el cerebro y describir su organización y su grado de madurez.
Tramos de fibra de la materia blanca muy relacionados entre sí
Los autores del estudio utilizaron estas exploraciones cerebrales para investigar la microestructura de 12 tramos de fibra de la materia blanca importantes para la función cognitiva, su desarrollo y su heredabilidad.
Y han dado con que esos 12 tramos de fibra, en los recién nacidos, se encuentran muy relacionadas entre sí. A la edad de un año, esas secciones de fibra habían comenzado a diferenciarse unas de otras, y a los dos años, esta diferenciación estaba aún más avanzada.
Pero el hallazgo más interesante ha consistido en que la relación común entre los tramos de materia blanca al nacer predice el desarrollo cognitivo general a la edad de un año y el desarrollo del lenguaje a los dos años, lo que indica que resulta posible utilizar imágenes cerebrales al nacer para entender mejor cómo el desarrollo cognitivo del niño continuará en los primeros años después del nacimiento.
Los gemelos incluidos en la muestra desvelan el componente genético
Debido a que la muestra incluye a 429 gemelos, los investigadores del estudio también han sido capaces de calcular que este rasgo predictivo es heredable solo de forma moderada, lo que sugiere que la genética puede ser un factor en su desarrollo.
“Hay un rápido crecimiento de la estructura del cerebro, la cognición y el comportamiento en la primera infancia, y estamos empezando a entender cómo están relacionados”, ha señalado Gilmore.
“Al entender mejor estas relaciones, en última instancia, esperamos poder identificar a los niños en riesgo de problemas cognitivos o trastornos psiquiátricos muy temprano y llegar a diseñar intervenciones que ayuden al cerebro a desarrollarse de una manera que mejore la función y reduzca el riesgo”, ha agregado.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.