Celso Arango, vocal de la Sepsm.
La nueva especialidad de
Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia, que en 2023 comenzará su primera promoción del MIR, se ha enfrentado recientemente a tres recursos que han
puesto en 'jaque' su viabilidad. Sin embargo, la justicia española finalmente ha
blindado esta nueva rama médica y solo ha aprobado la
modificación parcial de su vía de acceso a profesionales que ya contaban con el título de Psiquiatría, pero no cumplían los requisitos para solicitarla. Un proceso que desde la
Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (Sepsm) han seguido con preocupación por el miedo a que tumbaran algo "muy demandado" y "beneficioso" para la sociedad y los profesionales de la especialidad.
En ese sentido, tras conocer los fallos del Tribunal Supremo, la sociedad científica valora la sentencia de forma
“muy positiva” porque la negativa no es absoluta y se
garantiza la continuidad de la especialidad. Mientras que respecto a las nulidades parciales las ven “bien” porque hace
más accesible la doble titulación, pero recuerdan que a
efectos prácticos tiene "poca utilidad".
"Lo importante es a futuro y ahí no hay nulidad del Real Decreto, que hubiese sido un gran perjuicio para la sociedad y la especialidad. Hay personas que piensan más en el interés propio que en el general. Nos parece
estupendo lo que dice el Supremo. Eso no tiene mucha importancia,
lo relevante es que a partir del año que viene haya
especialista bien formados", reivindica Celso Arango, vocal de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (Sepsm).
Mayor acceso a Psiquiatría infanto-juvenil
La modificación parcial de la vía de acceso atañe a aquellos especialistas que tenían
experiencia en Psiquiatría Infantil, pero no llegaban al
mínimo exigido ni tampoco contaban con el
trayecto A durante su formación MIR. Un cambio en la disposición primera del Real Decreto 689/2021 que desde la Sepysm entienden que se haya llevado a cabo.
“En cuanto
al trayecto A podría ser más inclusivo y parece lógico dar acceso a aquellas personas que no han tenido acceso a realizarlo o que sus unidades docentes les han obligado a hacerlo en otros años que no sea el último. Al final se otorga más flexibilidad para que el número de personas que opten a ello sea mayor”, explica Arango.
Al mismo tiempo, el especialista resalta que a efectos prácticos tiene "poca utilidad". “Esto
se ha hecho a futuro, no ha pasado para que alguien tenga dos títulos que le dan las mismas competencias. Así, los
nuevos profesionales tendrán la oportunidad de formarse como indica la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS) garantizando que tienen una formación suficiente y de calidad en Psiquiatría adolescente y de la infancia”.
Sin discriminación a los que obtuvieron Psiquiatría
El jefe de Servicio de Psiquiatría Infantil en el Gregorio Marañón recuerda que
“a nadie” le van a quitar de su puesto porque no tengan el título: “Si yo no pido el título al Ministerio, no me van a quitar la jefatura de Servicio. Y al psiquiatra que lleva 4 años viendo niños en el centro de salud mental del Retiro nadie le va a quitar de ahí por eso. Cuando él o ella se sacó el título le capacitaba para realizar esta tarea”.
En ese sentido, Arango recuerda que el título de Psiquiatría da las competencias para ver a pacientes entre 0 y 100 años. "Como cuando lo hice no había Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia
me han dado esas competencias", explica el psiquiatra.
De cara al futuro, el especialista apunta a una posible inclusión de una excepción para aquellos que obtuvieron el título antes de la creación de la especialidad. “Yo cuando saco una plaza para el SNS para psicólogo tiene que ser PIR. Sin embargo, siempre tienen la coletilla de la excepción de aquellos que tienen el título de Psicología previo al año 1998. Aquí pasará lo mismo, será a
excepción de los que obtuvieron el título antes de 2023. Si no existía no pueden tener el título”, concluye Arango.
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