Crespo-Facorro, nuevo miembro de la RANM, ha desarrollado un plan preventivo en el epicentro del suicidio en España

 Benedicto Crespo-Facorro, catedrático de la Universidad de Sevilla y nuevo miembro de la RANM habla del futuro de la Psiquiatría
Benedicto Crespo-Facorro, catedrático de la Universidad de Sevilla y nuevo miembro de la RANM


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El sillón número 16 de la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) ya tiene nuevo dueño: Benedicto Crespo-Facorro. Este reputado psiquiatra y catedrático en la Universidad de Sevilla, concibe como un "orgullo, un honor y un privilegio" poder formar parte de esta institución que no "solo mira al pasado,sino que evalúa la capacidad de proyección intelectual en la especialidad médica", la cual debe fortalecerse "tanto en el ámbito clínico como en su presencia social". 

El director de la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental del Hospital Universitario Virgen del Rocío, y primer profesional procedente de Jaén en ocupar un lugar en la Academia, asume su nuevo rol con la misión de fortalecer el papel de la Psiquiatría en la Medicina y en la sociedad. Considera que la Psiquiatría debe mantener un equilibrio entre la base neurocientífica y la dimensión humanística: "Nosotros tenemos que estar muy cerca de los pacientes a nivel asistencial, pero al mismo tiempo necesitamos incorporar las evidencias científicas más avanzadas en nuestra práctica diaria", afirma en Redacción Médica

En cuanto a los desafíos de salud mental del país, Crespo-Facorro subraya dos problemas fundamentales: la falta de profesionales y el déficit de Unidades asistenciales específicas. "Nuestra herramienta de trabajo es el tiempo y las personas. No tenemos pruebas diagnósticas como una resonancia que nos ayuden a tomar decisiones clínicas. Entonces, si hay un profesional para diez pacientes, toca una hora por paciente. Si hay dos profesionales, toca el doble", señala, enfatizando la necesidad de aumentar los recursos humanos en esta rama sanitaria.

Además, menciona las consecuencias de la reforma Psiquiátrica de hace más de 40 años: "Ese cambio en el paradigma asistencial debería haber venido acompañado de un desarrollo de centros y programas especiales que nunca ocurrió. Tenemos un modelo que sólo se desarrolló en un 20 o 25 por ciento de lo necesario".

El futuro de la Psiquiatría


Mirando hacia adelante, Crespo-Facorro expresa su deseo de ver una Psiquiatría futura "mucho más científica y basada en la evidencia". Critica la persistencia de discursos sin rigor en la especialidad y aboga por una mayor inversión en investigación: "Me gustaría que se avanzara en el conocimiento de los sustratos biológicos de la enfermedad mental para diseñar tratamientos más personalizados".

Además, subraya la necesidad de mejorar los servicios de salud mental en el sistema público. "Hay disciplinas médicas con servicios consolidados, pero en salud mental todavía se cuestiona su desarrollo. La Academia debe contribuir a transmitir una visión independiente y responsable de lo que necesita la sociedad", expone.

Neuroimagen y genética 


El especialista destaca el potencial de la neuroimagen y la genética para avanzar en el conocimiento de las enfermedades mentales. "Durante años, muchas investigaciones han intentado asociar alteraciones cerebrales con enfermedades psiquiátricas sin éxito. Sin embargo, en los últimos años, con nuevas metodologías, estamos viendo hallazgos que pueden tener implicaciones en diagnóstico, pronóstico y respuesta al tratamiento", explica.

El nuevo académico subraya la importancia de la prevención en salud mental, dividiéndola en tres niveles. "La prevención secundaria, que busca mejorar la evolución de la enfermedad ya diagnosticada, es una realidad en salud mental que aún necesita más implementación. Ahora estamos empezando a dar pasos en la prevención primaria, educando a la población sobre los factores de riesgo", afirma.


"Nadie es culpable de la enfermedad mental."



El psiquiatra menciona el programa Mentescopia como una iniciativa clave para la educación en salud mental de adolescentes: "Buscamos que los jóvenes entiendan el riesgo del consumo de drogas, del bullying, de la falta de sueño o de una mala alimentación. La sociedad ha integrado la prevención de infartos o de obesidad infantil, pero aún no entiende cómo prevenir problemas de salud mental".


Su labor en el pueblo con más suicidios de España


El psiquiatra también ha impulsado iniciativas comunitarias, como un programa de salud mental en colaboración con la Hermandad de la Macarena en Sevilla y un plan de prevención del suicidio en Alcalá la Real (Jaén), el pueblo con más incidencia en toda España. "El diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales es responsabilidad del sistema sanitario, pero la sociedad puede ayudar en la detección temprana y en la lucha contra la soledad no deseada", afirma.

Para Crespo-Facorro, la clave para normalizar los problemas de salud mental es clara: "La respuesta es educación. Nadie es culpable de tener una enfermedad mental, y todos podemos sufrirla. Hay que educar a la población para que entienda los factores de riesgo y sepa cómo proteger su bienestar emocional".
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