Algunos expositores de la muestra 'Museo de los Objetos Cotidianos'.
13 jun. 2018 9:00H
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Concienciar sobre el impacto que ocasiona la insuficiencia cardíaca en la calidad de vida de quienes la sufren y visibilizar sus implicaciones físicas y emocionales, favoreciendo la prevención y fomentando hábitos cardiosaludables, es el objetivo del Museo de los Objetos Cotidianos, que acoge el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz desde este martes y hasta el jueves en el marco del curso de verano 'Jornadas de promoción y educación para la salud en pacientes con problemas cardiovasculares', según han informado en una nota.
Esta iniciativa, una exposición itinerante de Novartis y Cardioalianza a la que la Fundación Jiménez Díaz se ha sumado junto a otros centros españoles, “ayuda a dar visibilidad a una enfermedad terriblemente prevalente, y cada vez más debido al envejecimiento de la población, y conciencia a la sociedad de las limitaciones que puede condicionar un problema cardiovascular”, afirma Ana María Pello, cardióloga de la Unidad de Hospitalización del Servicio de Cardiología del hospital madrileño.
Como explican desde Novartis, el Museo de los Objetos Cotidianos describe la realidad con la que conviven las personas con insuficiencia cardiaca, sus familiares y cuidadores desde un punto de vista humano, a través de una serie de objetos cotidianos que narran historias que se esconden tras la enfermedad, y que los visitantes podrán escuchar gracias a unas audioguías. Para la mayoría de las personas, estos objetos no significan nada más que lo que representan, pero para quienes sufren esta patología cardiovascular simbolizan los retos y dificultades a los que deben enfrentarse cada día, tanto ellos como su entorno.
Impacto, prevención y concienciación
Y es que no son pocas las complicaciones asociadas al manejo de la insuficiencia cardíaca, reconoce Álvaro Aceña, cardiólogo en la citada unidad de la Fundación Jiménez Díaz. En concreto, los fármacos que más frecuentemente se utilizan en su abordaje son diuréticos vasodilatadores y betabloqueantes; aumentando los primeros la cantidad y la frecuencia de la diuresis, “lo que en ocasiones impide llevar una vida activa fuera del domicilio”, y siendo la sintomatología más frecuente asociada a los segundos “la hipotensión sintomática, con mareos o incluso episodios sincopales, sobre todo en aquellos que se quedan muy deplecionados de volumen por exceso de diuréticos”, dice. En cuanto a los betabloqueantes -añade el especialista-, “en algún paciente puede producir astenia y debilidad que limita su vida”. Además del tratamiento farmacológico, estos pacientes requieren de seguimientos frecuentes con múltiples citas para acudir al hospital a ver a sus especialistas y a realizarse pruebas.
Así, el cardiólogo destaca el importante impacto social que se asocia a la insuficiencia cardiaca, apuntando la “limitación y deterioro funcional” que produce a un alto porcentaje de pacientes -lo que implica elevados ingresos hospitalarios, “con las consiguientes molestias para el paciente y su familia”, además de constituir “uno de los principales gastos que afronta el sistema sanitario-, y “en muchas ocasiones dificulta la incorporación a su puesto de trabajo, lo que genera elevadas tasas de dependencia”.
En este sentido, Aceña señala como base del manejo de la enfermedad cardiovascular medidas fundamentales relacionadas con la alimentación y los cuidados del paciente cuyo adecuado cumplimiento hace que “el número de ingresos y el deterioro del paciente se ralentice”. De ahí la importancia de “concienciar a la población en la dieta saludable y el control de los factores de riesgo cardiovascular, no solo para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca, sino también para la prevención de su aparición”, apunta.
“La sociedad debe concienciarse que la enfermedad cardiovascular es prevenible en un alto porcentaje o al menos existe la posibilidad de retrasar la aparición de la sintomatología”, insiste por su parte Pello, subrayando la necesidad de promover hábitos de vida saludables, como una alimentación equilibrada y una vida activa, desde la infancia y de que los médicos actúen desde la consulta para “evitar la aparición de la enfermedad, y no solamente tratando las patologías que aparecen”.
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