Los ponentes durante la rueda de prensa.
Más del 95 por ciento de los niños españoles muestra dosis bajas de
sustancias hormonalmente activas en la orina debido a la exposición a contaminantes, esto es uno de los efectos del crecimiento de los '
disruptores endocrinos', sustancias químicas que pueden alterar el sistema hormonal. Así lo han señalado durante el 67º Congreso Anual de la Asociación Española de Pediatría (AEP), durante el que los expertos han reclamado visibilizar el
grave problema social que representa la exposición a estas sustancias.
Según ha explicado Juan Antonio Ortega, coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría, "una de las características de estos disruptores endocrinos es que pueden ocasionar efectos con una
exposición muy reducida". Asimismo, ha asegurado que "durante la
etapa infanto-juvenil, la dieta es la principal
Los expertos señalan los numerosos problemas que acarrea la exposición a estas sustancias
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fuente de exposición a estas sustancias, seguido, en segundo plano, de los productos de higiene personal o los pesticidas en el hogar".
El embarazo, la infancia y la adolescencia son las etapas más vulnerables a estas sustancias, de las se han identificado más de 1000. Los efectos que pueden provocar son muy diversos: obesidad, diabetes, reducción del coeficiente intelectual - que presentan mayor incidencia en la etapa infantil-, una pubertad adelantada -que aumenta el
riesgo de cáncer, enfermedades o alteraciones mentales-,
malformaciones urogenitales, cáncer testicular, problemas cardiovasculares, o baja calidad seminal, entre otros. "Por este motivo el control de la exposición a disruptores endocrinos sobre estas poblaciones debe ser más exhaustivo". "Los disruptores endocrinos pueden actuar conjuntamente y puede hacer que se potencie el efecto, y esto es algo característico de estas sustancias para tener en cuenta en pediatría: comprender el efecto coctel es un desafío", ha sostenido Ortega.
Por su parte, María José Mellado, presidente de la AEP, recuerda la apuesta de esta sociedad científica por la salud medioambiental, ya que "el efecto del medioambiente en la salud es incuestionable, repercutiendo especialmente en la
salud infanto-juvenil, y destacando la responsabilidad como clínicos de implicarnos todos en el desafío de la salud del planeta".
Por su parte, Leonardo Trasande, experto en esta materia de la NYU Langone (uno de los principales centros de Medicina de EEUU), ha facilitado a los padres una serie de
recomendaciones para disminuir la exposición de sus hijos a los mencionados contaminantes. "Pequeñas acciones pueden dar sus frutos, buscar alternativas al uso de plásticos innecesarios, calentar y/o almacenar comida en recipientes de vidrio o cerámica evitando el plástico, disminuir el uso de productos químicos en el hogar buscando alternativas en los
productos de limpieza y de cuidado diario libres de estas sustancias, e incrementar el consumo de frutas y verduras frescas, a ser posible ecológicas”, aconseja. Otras sencillas pautas son ventilar la casa para reciclar el aire y permitir que salga el polvo contaminado para disminuir el contacto con retardantes de llamas. Reducir el uso de envases y y consumo de enlatados por “ya que con el calor aumenta el ritmo en el que las sustancias se transfieren del plástico a los alimentos", explica.
El coste económico de los disruptores endocrinos
Trasande hace hincapié en el efecto de los pesticidas sobre la
reducción de coeficiente intelectual de los niños, "una cuestión muy difícil de identificar tanto por la familia como por profesionales, y que tiene una repercusión en la economía global que aún no se ha podido valorar en su magnitud".
"Todas estas enfermedades tienen una importante
repercusión directa en el gasto sanitario", ha subrayado Trasande. Y
También han señalado el impacto que los mismos tienen en el gasto sanitario
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es que, según su estudio realizado en Europa, los costes derivados de las enfermedades generadas por estas sustancias químicas es de 163.000 millones de euros al año, lo que representa el 1,2 por ciento del PIB del continente.
BIOneta
"Los niños están 40 horas semanales en los centros educativos. Este espacio es uno de los que más preocupaciones generan a los padres por los posibles tóxicos que pueden afectar a la salud de los menores", ha manifestado Ortega. Con el objetivo de conocer los efectos que tiene el
estado actual del medioambiente en los centros educativos y potenciar la búsqueda de alternativas más saludables, espacios más saludables a través de la elaboración de un Guía de Salud Medioambiental Escolar, el Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha puesto en marcha el proyecto BIOneta.
Tal y como han podido comprobar los pediatras presentes en este
67 Congreso de la AEP, esta iniciativa se conforma de una eco-food-truck con sensores que viajará por varios colegios del territorio español y medirá los índices de contaminación atmosférica. Asimismo, en el marco de BIOneta, se desarrollará una red colaborativa de pediatras y enfermeros pediátricos para compartir conocimiento y experiencias relativas a la Salud Medioambiental en la escuela.
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