Ramón Martínez Máñez, Félix Sancenón y Cristina de la Torre, autores de la investigación.
Investigadores de la
Universidad Politécnica de Valencia, el
Instituto de Biomedicina de Valencia-CSIC (IBV) y el
Ciber de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (Ciber-BBN) han desarrollado, a escala de laboratorio, un
nuevo sistema para provocar la muerte celular de células cancerígenas.
Se trata de
nanocápsulas cargadas con un péptido (pequeña cadena de aminoácidos) que
se liberaría de forma controlada para generar así la apoptosis de las células afectadas. “Hasta el momento, hemos trabajado con modelos celulares y
los resultados obtenidos son prometedores”, señala Ramón Martínez Máñez,
director del Instituto Interuniversitario de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico de la UPV y director científico del Ciber-BBN.
La principal novedad del trabajo desarrollado por los investigadores de la UPV, el IBV y el Ciber-BBN es la
encapsulación del péptido. Según explica Martínez Máñez, el problema actual del uso de estas moléculas en terapias clínicas es su
alto índice de degradación y baja biodisponibilidad. De hecho, un gran número de productos terapéuticos peptídicos no obtienen aprobación por agencias reguladoras debido a estas limitaciones.
Esta nueva técnica reduce la toxicidad de la terapia
“El plasma sanguíneo alberga más de 120 proteínas, entre las que se encuentran
numerosas enzimas que degradan las moléculas. La encapsulación de péptidos en partículas de
sílice mesoporoso podría ser de aplicación general para administrarlos de forma controlada y efectiva en la práctica clínica. En este caso, cuando la nanopartícula entra en las células, la polilisina que recubre las nanopartículas se degrada y permite que se libere el péptido y ahí
induce la muerte de la célula cancerosa”, explica Jerónimo Bravo
investigador del IBV.
El uso de péptidos nanoencapsulados
permitiría reducir también la toxicidad de la terapia, ya que son menos agresivos que los citotóxicos empleados actualmente para inducir la apoptosis de las células cancerígenas. “Además, la encapsulación permite utilizar menos medicamento y permitiría también
reducir los efectos secundarios en los pacientes”, apunta Jerónimo Bravo.
Tras su validación a escala de laboratorio, el siguiente paso sería la
evaluación con modelos animales.
El trabajo de los investigadores de la Universitat Politècnica de València, el Instituto de Biomedicina de Valencia-CSIC y el CIBER-BBN
ha sido publicado en el último número de Chemistry-A European Journal.0
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