Persona haciendo deporte.
Una nueva investigación presentada en la
Conferencia Anual de la Sociedad Fisiológica Physiology 2021 acaba de demostrar que las
moléculas liberadas en el torrente sanguíneo durante el ejercicio, como pequeñas proteínas, pueden actuar directamente sobre las
células del cáncer de intestino para
frenar su crecimiento.
Investigaciones anteriores han demostrado que la
actividad física regular reduce el riesgo de
desarrollar cáncer de intestino. Se cree que esto ocurre principalmente porque la actividad física puede ayudar a los individuos a mantener un
peso corporal saludable.
Esta nueva investigación muestra que
ser físicamente activo puede reducir el riesgo de padecer cáncer de intestino, incluso si la actividad física no conduce a la pérdida de peso.
Se trata de resultados preliminares, pero conocer mejor los mecanismos que relacionan la actividad física y el riesgo de cáncer ayudará a
desarrollar los programas de ejercicio más eficaces para prevenir el
desarrollo del cáncer.
También podría ayudar a
desarrollar fármacos que puedan imitar algunos de los beneficios del ejercicio. Además, esta investigación podría conducir a que el ejercicio forme parte de la atención estándar como parte de los programas de detección del
cáncer de intestino, lo que podría reducir el número de personas que desarrollan el cáncer, señalan los investigadores.
"Ser físicamente activo puede reducir el riesgo de padecer cáncer de intestino"
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El estudio se realizó en
16 participantes masculinos que presentaban factores de riesgo de cáncer de intestino en su estilo de vida (todos los participantes tenían
50 años o más, tenían sobrepeso u obesidad y no hacían ejercicio con regularidad).
Los investigadores tomaron
muestras de sangre de los participantes antes y después de 45 minutos de ciclismo interior de intensidad “moderada”, y antes y después de un experimento “de control” sin ejercicio. Evaluaron si el
ejercicio alteraba la concentración de proteínas específicas en la sangre.
Crecimiento de las células cancerosas
Por último, añadieron la porción líquida de cada muestra de sangre que contiene las
proteínas (conocida como suero) a células de cáncer de intestino en un laboratorio y controlaron
el crecimiento de las células cancerosas durante 48 horas.
La principal
limitación de esta investigación es que las células cancerosas se cultivaron en una placa en condiciones de laboratorio muy controladas. En los seres humanos, los t
umores cancerosos son más complejos e interactúan con el entorno que los rodea, como los vasos sanguíneos y las células inmunitarias. Esto significa que los resultados no son necesariamente aplicables a los tumores cancerígenos de la vida real, algo que los investigadores investigarán en el futuro.
El doctor
Sam Orange, autor principal de esta investigación, explica que con esta investigación buscan entender algunas otras cosas, “como qué
moléculas específicas de la sangre son responsables de reducir el crecimiento de las células del cáncer de intestino, y si el ejercicio realizado a alta intensidad tiene un efecto más pronunciado sobre el crecimiento de las células del cáncer de intestino que el ejercicio realizado a una
intensidad moderada”.
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