Arriba, Juan Luis García, Luis Gorospe, Jesús Molina e Isabel Urrutia. Abajo, Andrea Trisán y Beatriz Arias.
Alrededor del 30 por ciento de las
crisis por asma que son atendidas en los
servicios de Urgencias precisan
ingreso hospitalario y hasta el 20 por ciento de las
crisis graves requieren atención en la Unidad de Cuidados Intensivos (
UCI). Así lo han explicado
Andrea Trisán Alonso y
Beatriz Arias Arcos, responsables de la Unidad de Asma del Hospital Puerta de Hierro y del Hospital Infanta Leonor, respectivamente, durante la mesa dedicada al asma del
XXIII Congreso de Neumomadrid que se ha celebrado el 11, 12 y 13 de abril. En ella,
En esta jornada de trabajo, los expertos congregados en el Congreso de Neumomadrid también han abordado cuatro temas muy relevantes sobre esta enfermedad: las
alteraciones radiológicas en asma grave, la relación de la
contaminación ambiental y el asma, cómo afecta la enfermedad a las
mujeres y las paradojas en su
manejo.
El asma es una enfermedad crónica que se caracteriza por la existencia de síntomas respiratorios como
tos,
pitidos al respirar y
sensación de ahogo. Se calcula que hasta un 5 por ciento de la población adulta y un 10 por ciento de los niños y adolescentes la padecen, afectando a más de
300 millones de personas en todo el mundo. En función del tipo de asma y de la cartera de servicios de cada hospital, los pacientes con esta enfermedad son atendidos por médicos de
Atención Primaria,
alergólogos o neumólogos.
Luis Gorospe, médico adjunto del Servicio de Radiodiagnóstico en el Hospital Ramón y Cajal; Juan Luis García, médico adjunto del Servicio de Neumología del Hospital de Laredo; Andrea Trisán, responsable de la Unidad de Asma del Hospital Puerta de Hierro; Beatriz Arias, responsable de la Unidad de Asma del Hospital Infanta Leonor; Jesús Molina, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del Centro de Salud Francia; e Isabel Urrutia, responsable de la Unidad de Asma del Hospital Galdakao-Usansolo.
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Una patología que se diagnostica menos de lo que se debe
A pesar de que el asma es una de las enfermedades respiratorias crónicas más frecuentes (junto a la EPOC), “se diagnostica y se trata menos de lo que se debiera”, explican las dos moderadoras. Tanto es así, que hasta un
52 por ciento de pacientes asmáticos están aún
sin diagnosticar.
“La
sospecha clínica es fundamental como primer paso en el diagnóstico del asma, que posteriormente debe ser confirmada mediante la demostración de una obstrucción reversible y/o hiperreactividad bronquial”, explican las expertas. Para ello, es necesario realizar
pruebas de función respiratoria y, posteriormente, comprobar que existe una buena
respuesta clínica al tratamiento pautado. Además de las pruebas funcionales respiratorias, es muy común realizar otras de alergia que descarten sensibilizaciones a alérgenos comunes inhalados (principalmente pólenes) que puedan empeorar la clínica asmática.
La contaminación ambiental aumenta la incidencia del asma
Otro de los aspectos que se han abordado en esta mesa es la relación que tiene la contaminación ambiental con el asma. Tanto Trisán Alonso como Arias Arcos coinciden en señalar que la polución está asociada al aumento de la incidencia de esta enfermedad, según los datos existentes en la actualidad, aunque recuerdan la necesidad de seguir ahondado en la materia para establecer una
vinculación más exhaustiva.
Asimismo, la jornada ha incidido en la relación que existe entre la enfermedad y las mujeres. Aunque el asma es más frecuente en varones cuando todavía son niños, han explicado las expertas, tras la pubertad, la tendencia cambia, ya que aumentan las
hormonas sexuales y la enfermedad es más frecuente en ellas.
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