Acto de presentación de la segunda edición del 'Manual Relación Médico Paciente'.
La
relación entre médico y paciente es el corazón de la profesión facultativa. Su esencia queda recogida en la segunda edición del 'Manual Relación Médico-Paciente', presentado en la sede de la Real Academia Nacional de Medicina este miércoles. Una obra en la que se propone un viaje a través de la conversación existente entre el sanitario y el enfermo y cómo le han afectado los eventos recientes. Un trayecto con años de historia. "Se trata de un proyecto de una gran magnitud", ha destacado el presidente de la entidad, Eduardo Díaz-Rubio.
El volumen,
creado bajo el marco del Foro Médico -alianza en la que se incluye la
Organización Médica Colegial, la Conferencia de Decanos de las Facultades de Medicina, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos o el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina-, parte de una premisa: el trato entre médico y paciente define la profesión. "Esta relación es tan antigua como los inicios de la humanidad", ha apuntado el coordinador del proyecto, Patricio Martínez. "Una realidad que se debe basar en la amistad y la concordancia", ha agregado.
Esta forma de comunicación que conlleva la mejora del estado de salud del paciente y para Martínez
debe ser considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, cuya candidatura defiende el ponente. Un ente que, a diferencia de las danzas o la música popular, está vivo. Nunca deja de evolucionar. Y es que esta camina a la par que avanza la sociedad. "Está ampliamente sujeta a los cambios sociales", ha señalado.
El efecto Covid en la relación médico-paciente
Entre los siglos XIX y XX, la comunicación entre asistentes a los centros de salud y facultativos padeció sus mayores cambios.
Dejó de ser vertical para ser horizontal, aupada por la Declaración Universal de Derechos Humanos o la Carta de Derechos del Paciente. "La persona que acude a nuestros servicios se situó de forma definitiva en el centro de la conversación", ha recalcado Martínez. Se abandonó el modelo paternalista, clásico durante décadas en la conversación médico-paciente.
La vorágine de cambios no se ha detenido en la actualidad.
Un punto de inflexión fue la pandemia de coronavirus. La era del Covid-19 limitó
la relación entre facultativos y pacientes, afectada por barreras como los EPI y las mascarillas. También por el exceso de trabajo de los profesionales. "La sobrecarga vivida en aquel momento fue un antes y un después", ha revelado el representante de los autores de la obra, Miguel Ángel García. De aquella época, derivó el auge de la telemedicina y otras tecnologías para facilitar el contacto, pero también el agotamiento. "El médico comenzó a mostrarse vulnerable", ha añadido. Y es que su rutina diaria también hace mella en su estado físico y mental.
"Tenemos que aprender a conocer al paciente, saber cuáles son sus preocupaciones"
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Precisamente, la sobrecarga de pacientes vivida con el coronavirus y que se mantiene en la actualidad por causas como la falta de profesionales debe ser punto de partida para modificar las estrategias de la Medicina para acercarse al enfermo. De ahí,
la necesidad de cambiar las entrevistas clínicas, para ganar en celeridad y evitar el agotamiento del médico. Un proceso en el que se deben incorporar las cuestiones de género o el componente emocional en estas. "Tenemos que aprender a conocer al paciente, saber cuáles son sus preocupaciones", ha relevado el autor del manual, Juan Carlos Hernández.
La tecnología puede enfriar la conversación
Las
últimas innovaciones en el sector también marcan el devenir de la relación médico-paciente. La interpretación de los efectos de la tecnología constituye uno de los nuevos capítulos del manual sobre este binomio. En ocasiones, positivos, al facilitar la deslocalización del lugar y momento de la conversación, pero también negativos, como puede ser el enfriamiento del contacto. "Hay que tener cuidado con que los ordenadores nos suplanten", ha afirmado el presidente de la Fundación Asisa, Francisco Ivorra.
En este sentido, la
Inteligencia Artificial (IA) sobresale entre el resto de herramientas.
Ninguno de los ponentes ha calificado negativamente este instrumento, ya que ayuda a resolver el exceso de pacientes mediante la realización de determinadas tareas. No obstante, han alertado que
esta herramienta no puede ser el eje del trato con los pacientes. Y es que esta puede ocasionar la automatización de las consultas y la falta de empatía de los facultativos, más centrados en los resultados diagnósticos que les ofrece la tecnología que en entrar en contacto con el individuo que tienen enfrente. "No hay que olvidar que la clave de nuestra profesión está en hablar con los pacientes", ha aseverado el presidente del Foro Médico y la Organización Médica Colegial (OMC), Tomás Cobo.
"Hay que tener cuidado con que los ordenadores nos suplanten"
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Sin duda, el médico tiene que poner de su parte para que el vínculo con el paciente prosiga con el paso de los años. Pero, como en cualquier relación,
su mantenimiento depende de dos. "La sociedad también tiene que promocionar esta relación. Además, los médicos debemos contar con los recursos necesarios para mantener la fluidez en la conversación con los pacientes", ha sentenciado García. Un órdago de la profesión facultativa para continuar con el embellecimiento de un elemento histórico y
casi patrimonial.
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