Gema Fernández, portavoz de Seimc; y Keith Albert Foo, responsable del Grupo de Trabajo de Medicina Rural de SEMG.
La
Medicina Rural es otro mundo. Sus necesidades, sus abordajes y su forma de trabajar es diferente a aquella que se ve en las grandes ciudades. Por ello, se tendrán que rearmar para abordar los retos que conllevarán el
aumento de las enfermedades infecciosas.
Redacción Médica habla con expertos de Primaria, dedicados a esta medicina, y de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) para ver cuáles son los
principales desafíos en este sentido.
Para
Keith Albert Foo, responsable del Grupo de Trabajo de Medicina Rural de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), hay tres obstáculos claros: el acceso limitado a pruebas diagnósticas, demoras en derivaciones, y escasez de recursos humanos. "En el caso de la
Medicina Rural, la lejanía y la
dispersión de la población dificultan la vigilancia epidemiológica y el seguimiento de brotes. Además, la carga de trabajo impide una dedicación exclusiva al abordaje preventivo y comunitario. La precariedad estructural limita una respuesta ágil ante emergencias infecciosas emergentes", detalla el experto. De hecho, para conocer más esa situación desde SEMG han lanzado una encuesta que permitirá conocer no solo la experiencia directa de los médicos rurales, sino también la
visión y percepción que los médicos de Familia que trabajan en urbes tienen sobre la Medicina Rural para trazar un panorama más completo que permita identificar fortalezas, desafíos y oportunidades de mejora para este modelo de atención.
Por otro lado, Gema Fernández, portavoz de
Seimc, añade que otra de las dificultades reside en la
actualización a nivel de tratamientos y también a nivel de microorganismos que "pueden ir surgiendo o que pueden reemerger".
Carencias prácticas en infecciosas
En esta misma línea, los profesionales rurales aseguran tener
carencias prácticas en
enfermedades infecciosas. "La escasa oferta formativa continúa adaptada a la realidad rural, unida a la sobrecarga asistencial, complica la actualización. Además, la formación suele centrarse en patologías prevalentes urbanas, obviando enfermedades zoonóticas o
emergentes más comunes en medios rurales", señala Foo, quien como aclaración explica que no es por falta de capacidad del profesional rural, sino por carencias estructurales del sistema.
Por lo tanto, la formación continua, muy instalada en áreas urbanas y hospitalarias, no llega a los médicos rurales porque no pueden asistir a la misma por
falta de cobertura, sustitutos o medios para desplazarse. ¿Cómo se podría solucionar? "Faltan estrategias de capacitación virtuales y adaptadas al contexto rural y no se fomenta lo suficiente la creación de redes colaborativas rurales, que podrían servir para compartir casos, experiencias y protocolos", lamentan desde
SEMG.
Sobre ello, Fernández subraya que otro
problema al que se enfrentan estos clínicos es la dificultad de derivar también a los pacientes a
especialistas en enfermedades infecciosas, lo cual puede
dificultar el acceso o la mejor evaluación de estas patologías.
Otro punto importante a trabajar será reforzar la educación de la población sobre
el uso racional de los antibióticos. En palabras de Foo, estos fármacos, esenciales para tratar infecciones bacterianas graves, están siendo "utilizados de forma indiscriminada" frente a cuadros virales o afecciones banales donde no solo son ineficaces, sino potencialmente peligrosos. El uso inapropiado favorece la
aparición de resistencias antimicrobianas, un fenómeno silencioso pero devastador que convierte infecciones antes tratables en amenazas potencialmente mortales. "Educar a la ciudadanía sobre cuándo y por qué deben usarse los antibióticos no es solo una tarea sanitaria, sino un
acto de responsabilidad colectiva para preservar su eficacia y proteger la salud de futuras generaciones", destaca.
Papel del médico rural en prevención de ITS
Si hablamos de infecciones, no nos podemos olvidar de las de
transmisión sexual (ITS). Se ha documentado un aumento de ITS en mayores de 60 años, con prácticas sexuales activas, pero sin protección. En las zonas rurales presentan particularidades como un
mayor estigma social y un envejecimiento poblacional. El papel del médico rural es fundamental en este sentido y debe actuar como referente cercano, sensibilizando sin prejuicios y generando confianza.
"El peso del entorno sociocultural hace que muchas personas no consulten por síntomas,
escondan relaciones de riesgo o eviten pruebas diagnósticas. Existe una falsa sensación de inmunidad frente a las ITS por vivir en zonas aisladas o con población envejecida. Es vital
incorporar la salud sexual al discurso habitual en consulta y trabajar en red con servicios sociales y educativos", señala Foo.
Para Fernández, el médico rural tiene que "
acompañar al paciente desde el principio hasta el final". "Puede intentar desestigmatizar las ITS, porque al final tienen graves consecuencias para la salud y una morbilidad asociada", asegura.
El futuro está claro para el responsable del Grupo de Trabajo de Medicina Rural. "La Medicina Rural necesita una
transformación estratégica y estructural, fortaleciendo las capacidades locales: pruebas rápidas y farmacias con stock adecuado. Y sobre todo formación en vigilancia epidemiológica y manejo de brotes. Tenemos que
integrar finalmente la salud digital a nuestro día a día, incorporando Telemedicina, teleconsulta con los distintos niveles asistenciales de vigilancia epidemiológica", expone Foo.
Coincidiendo con el médico, la especialista en Microbiología también reflexiona sobre la necesidad de mejorar el diagnóstico de las
enfermedades infecciosas. Se trata de pequeños pasos que pueden cambiar el pronóstico de los pacientes de estas zonas, por ejemplo, se pueden
detectar rápidamente, por ejemplo, las faringitis, y dar el antibiótico.
En definitiva, apuestan por promover el liderazgo rural;
empoderando a los médicos rurales como formadores, investigadores y gestores en salud pública; y creando redes interprofesionales (médicos, enfermeros, técnicos, agentes comunitarios).
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