Aurora Guerra.
La prevalencia del
acné está aumentando en
adultos, y especialmente, en
mujeres. Un 45 por ciento de mujeres mayores de 20 años muestra signos de acné pasados los 20 años, destaca la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (
SEMG) con motivo de las IV Jornadas en
Dermatología para
Atención Primaria.
Las mujeres con signos de acné se reducen a un 26 por ciento entre los 20 y los 30 años, mientras que entre los 30 y los 40 años, disminuyendo significativamente a partir de los 45, explican desde la sociedad médica.
Acné más allá de la adolescencia
Aurora Guerra, jefa de Sección de Dermatología del 12 de Octubre (Madrid), señala que no es raro ver mujeres con acné hasta los 45 años, incluso aquellas que “no han tenido acné en su
adolescencia y que les aparece a partir de los 20 años”.
Aunque puede deberse al estilo de vida –principalmente, causado por el
estrés–, “lo que sí está claro que influye es un
desequilibrio hormonal que a veces no se ha diagnosticado previamente”. Asimismo, muchas de las pacientes con acné tienen un
ovario poliquístico o son
fumadoras.
Tabaco y acné
El tratamiento en mujeres adultas con acné es suspender el tabaco si fuman y utilizar anticonceptivos adecuados
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El tabaco, según Guerra, “influye muchísimo”.
Los adolescentes que fuman tienen un acné más persistente que lo que no, y eso tiene relación directa con las enfermedades de obstrucción folicular, como la
hidradenitis.
El tratamiento que hay que emplear en mujeres adultas con acné, señala la especialista, es suspender el tabaco –en caso de que fumen– y utilizar
anticonceptivos adecuados para regular el desequilibrio hormonal.
“Generalmente, con anticonceptivos con acción antiandrogénica, además de los tratamientos tópicos que ya conocemos”, destaca. “Pero la mayor parte de las veces necesita un tratamiento hormonal que regule esta situación”.
Tratamiento del acné
La dermatóloga señala que el acné es un proceso que se resuelve con facilidad con los tratamientos actuales,
salvo en aquellos casos en los que hay algo añadido como, por ejemplo, la resistencia a la insulina, el ovario poliquístico, el tabaco y otros síndromes autoinflamatorios.
El médico de Familia debe diferenciar el acné vulgar, sin complicaciones, y aquellas otras formas clínicas que tienen una
evolución tórpida o en las que se sospecha una resistencia a la insulina o una alteración hormonal, en las que ya hay que emplear otras medidas.
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