La mitad muestra intenciones autolesivas, por lo que es clave garantizar una buena atención en Atención Primaria

Isabel Mª Paúles, médico de Familia en el CS Caspe de Zaragoza y participante en las V Jornadas de residentes y tutores de SEMG.


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La disforia de género es cada vez más frecuente en las consultas de Atención Primaria. Un mayor número de pacientes se presenta ante el médico del primer asistencial con síntomas de malestar debido a la discordancia entre la identidad de género y el sexo asignado. Una circunstancia que compromete su salud mental, por lo que el facultativo debe estar atento a la detección de esta sensación de angustia y contar con las herramientas para acompañar a la persona que la padece. "Sin duda, este es un problema en auge en el momento actual y hay que estar preparados como sanitarios para hacerle frente", ha destacado la especialista de Medicina Familiar y Comunitaria del centro de salud de Caspe (Zaragoza), Isabel María Paúles, en el marco de la V Jornadas de Médicos Residentes y Tutores de la Sociedad General de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

La ponente ha remarcado que la misión principal del médico se debe centrar en apoyar al paciente tanto física como psicológicamente. "Hay que pensar que la mayoría no se sienten arropados por su entorno familiar o social", ha desvelado Paúles. De ahí, la importancia de que el sanitario realice una escucha activa de la persona con disforia de género.

Isabel María Paúles, médica de Familia en el centro de salud de Caspe (Zaragoza).


En este sentido, la facultativa del Servicio Aragonés de Salud ha recalcado que siempre se ha de preguntar al individuo cómo se siente. Puede parecer baladí, pero esta cuestión se entrevé clave para garantizar una buena asistencia. Al menos, para que puedan expresarse con libertad y empezar a aliviar la angustia a la que se ven sometidos. "Se callan mucho estos problemas, los guardan bastante, así que cuando vienen a las consultas ya se encuentran muy molestos a nivel psicológico", ha explicado Paúles, quien ha añadido que el 30 por ciento de este grupo de paciente han intentado suicidarse y el 50 por ciento se lo ha planteado.

Mayor formación en médicos veteranos


El mencionado procedimiento es fundamental para atender a estos pacientes. Una estructura que debe estar clara entre los miembros de las plantillas de Atención Primaria. Sin embargo, no siempre sucede así, especialmente entre los profesionales de mayor edad. "La disforia de género es un asunto en auge ahora, pero en el pasado prácticamente no se conocía, ya que no estaba a la orden del día", ha apuntado Paúles. Motivo por el que la médica ha demandado un incremento de la formación en este ámbito.

Por ello, aboga por instruir a los facultativos más veteranos en cuestiones de diversidad y actualizar sus conocimientos de sexualidad, lo que incluiría el abordaje de la disforia de género. "Es importante que la formación llegue a todos los sanitarios del SNS", ha afirmado la ponente. Y no solo a médicos adjuntos, sino también a los estudiantes de Medicina. Paúles ha opinado que no se trata lo suficiente este asunto ni durante el Grado en Medicina ni en el MIR. "Hay muchos médicos jóvenes que tampoco saben muy bien cómo actuar con un paciente de este tipo", ha agregado. La preparación es necesaria para dar respuesta a una realidad que forma parte del presente de la Atención Primaria.

Paulés ha impartido la ponencia 'Disforia de género' en las V Jornadas de médicos residentes y turores de SEMG.



"La mayoría de estos pacientes provienen de entornos familiares y sociales en los que no se sienten apoyados."





Tanto el psicólogo como el médico de Atención Primaria acompañarán también al afectado durante el proceso de cambio de sexo, en caso de avanzar por dicha vía. Eso sí, aquí entrarían otros especialistas, como el endocrino, encargado de la prescripción del tratamiento hormonal que recibirá, o el cirujano, siempre que se requiera realizar una operación de reasignación de sexo.


Paúles ha indicado que el primer nivel asistencial debe servir de apoyo para estos pacientes.



Actuación médica ante la disforia de género


De esta forma, la médica ha compartido una serie de pasos para ofrecer la mejor atención de este colectivo en el Sistema Nacional de Salud (SNS). El primero pasa por realizar una entrevista estructurada de cara a observar "cuál es el problema, cómo se sienten y qué pensamientos tienen". Una batería de cuestiones que les sirven para graduar los efectos de la disforia de género en el día a día del paciente.

A partir de ahí, bajo su prisma, el profesional de Atención Primaria debe abordar el tema del suicidio, dada la alta incidencia de este entre los individuos con disforia de género. En caso de detectar riesgo o intuir que este malestar interfiere en su calidad de vida, el facultativo puede valorar la derivación de este paciente a un psicólogo clínico. Un paso complicado por la carencia de este perfil sanitario en el primer nivel asistencial y, en general, en la infraestructura pública de salud.
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