Javier de Castro, vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica y oncólogo médico del Hospital Universitario La Paz.
La
innovación farmacéutica trae consigo importantes consecuencias para los pacientes con cáncer: no solo reduce la mortalidad, sino que también retrasa la edad media de muerte en algunos casos. Pero para alcanzar un mayor impacto positivo en el abordaje conjunto de la patología oncológica se necesita complementar con otras cuestiones: "Necesitamos investigación e innovación, y la innovación no solo debe ser farmacéutica, sino también tecnológica, fundamental para los avances en otras áreas terapéuticas como la cirugía o la Radioterapia. Y, por supuesto, en el diagnóstico, que también precisa de la incorporación de la última generación", explica
Javier de Castro, vicepresidente de la
Sociedad Española de Oncología Médica y oncólogo médico del Hospital Universitario La Paz.
Recientemente,
Farmaindustria organizó una jornada en la que se abordó la relación entre la
innovación farmacéutica y la mortalidad por cáncer en España entre los años 1999 y 2016. Para ello se contó con el autor del estudio que vertebraba la sesión,
Frank R. Lichtenberg, quien comentó que el número de fallecimientos por esta enfermedad aumentó de
82.000 hasta 100.000 y que si no hubiera habido esta apuesta innovadora, el número total hubiera crecido "muchísimo más", hasta llegar a los 144.000. Además, recordó que la
edad media de fallecimiento por esta patología se amplió en cerca de tres años.
En este punto, De Castro recuerda que este tipo de innovación "lógicamente es importante" pues supone la
etapa final que da respuesta a los pacientes, pero matiza: "La innovación es el resultado de varias etapas; la primera es la obtención del conocimiento fundamental para conocer la
biología del cáncer y poder poner soluciones y esto es investigación".
Por tanto, esta investigación se torna crucial para alcanzar los avances. En primer lugar, tal y como detalla el especialista, es la básica, donde se sientan las citadas bases biológicas; la segunda es
traslacional, en la que se buscan
aplicaciones prácticas, y la parte final se constituiría la
investigación clínica con ensayos que confirman el beneficio. "Por tanto, un proceso que debe ser articulado para conseguir el resultado final", concreta.
La importancia de la innovación en el diagnóstico oncológico
Es decir, la innovación farmacéutica debe ser complementada con la ya mencionada
tecnológica para lograr dar pasos hacia adelante en otras áreas, incluido el
diagnóstico. "Si no hay el mejor diagnóstico, no se podrá ofrecer al paciente las mejores opciones de tratamiento", recuerda.
Además, el vicepresidente de la
SEOM plantea otra cuestión: en el cáncer, y también en general de la Medicina moderna, el resultado final de la incorporación de la innovación de última generación es la
Medicina de precisión. "En cáncer, hoy hablamos de
estudio genético de los tumores para un mejor conocimiento de su comportamiento y para aplicar las terapias dirigidas que son las que facilitan la personalización de los tratamientos", ejemplifica.
Además, la innovación diagnóstica ha sido "clave" en el campo de la imagen, con incorporaciones como el PET o el TC de última generación y baja radiación; y se está trabajando en un "campo fundamental" como es el
diagnóstico del tumor en sangre, en el concepto de biopsia líquida.
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