Redacción. Santiago de Compostela
El desarrollo y la comercialización de fármacos biológicos innovadores implica un mayor esfuerzo de inversión por parte de las compañías, pero igualmente un esfuerzo por parte de los sistemas sanitarios para ponerlos a disposición de los pacientes.
Por ello, durante el Simposio ‘Innovation & challenge in the management of inflammatory disease’ celebrado este jueves en el contexto de la conferencia internacional sobre biotecnología BioSpain 2014 y patrocinado por la compañía MSD, las autoridades sanitarias, los especialistas médicos y las empresas innovadoras participantes han concluido que es muy importante que las entidades públicas y empresas privadas se coordinen para establecer las prioridades de futuro para que la inversión realmente vaya dirigida a las necesidades del paciente. Y han puesto como ejemplo de integración entre innovación y sostenibilidad los tratamientos biológicos para enfermedades inflamatorias.
Ángel Fernández, director general de MSD.
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“La llegada de los medicamentos biológicos ha supuesto, literalmente, un antes y un después en la vida de muchos pacientes con enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante, la enfermedad de Crohn y otras”, explica el director de Medical Affairs de Inmunología de MSD y moderador en el simposio, Luis Cea. Como muestra, en algunas de estas enfermedades, subraya, “hasta uno de cada tres pacientes están siendo tratados con fármacos biológicos, ya que han demostrado eficacia allí donde habían fallado los fármacos de síntesis química”, convirtiéndose en la única alternativa farmacológica eficaz que tienen muchos pacientes en la actualidad.
Es por ello que los medicamentos biológicos cumplen con la premisa de innovación en el ámbito de la medicina, “que no sólo es hacer disponible algo nuevo, sino que esto represente un beneficio tangible en el diagnóstico, tratamiento o prevención de las enfermedades”, afirma Cea. Como consecuencia, “el tratamiento con estos fármacos está permitiendo, en muchos casos, que los pacientes puedan tener un buen control de los síntomas”. Y aún más: “Los fármacos biológicos ayudan a la sostenibilidad. Muchos pacientes con, por ejemplo, enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa) o espondilitis anquilosante son jóvenes que se encuentran en edad de trabajar. Y estos tratamientos les está permitiendo reincorporarse a su puesto de trabajo”, ratifica Cea.
Nuevas evidencias más allá de su pérdida de exclusividad
Entre los temas abordados durante el Simposio, se debatió también la entrada de los fármacos biosimilares al mercado y cómo tratar -desde el punto de vista de financiación y precio- tanto los medicamentos originales y biosimilares con el fin de contribuir a la sostenibilidad del sistema nacional de salud.
En este sentido, se destacó en primer lugar que un producto biológico puede seguir siendo innovador aunque haya perdido su exclusividad. “De hecho, muchos ensayos clínicos finalizan una vez la exclusividad del fármaco biológico ha expirado, aportando nuevas evidencias para el tratamiento de los pacientes con este tipo de fármacos”, explica el director de Medical Affairs de Inmunología de MSD.
Seguidamente, se resaltó que ambos tipos de fármacos –biológicos y biosimilares- deben tratarse como lo que son: fármacos similares pero no iguales que comparten indicaciones y, por tanto, deben estar disponibles para ser prescritos por el médico en los usos que estén indicados, prescribiéndose y dispensándose de acuerdo al marco regulatorio y legal. Y sin olvidar en ningún momento que el eje fundamental siempre será la seguridad del paciente.
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