Los anticuerpos monoclonales, una “nueva ola” en medicamentos biosimilares

Marcos Domínguez. Madrid

Rodríguez de la Cuerda.

Antes de la próxima primavera aparecerán en España los primeros biosimilares de anticuerpos monoclonales. Un laboratorio norteamericano, Hospira, y otro español, Kern Pharma, comercializarán en nuestro país la versión biosimilar de infliximab, indicado para, entre otras, artritis reumatoide, psoriasis o colitis ulcerosa.

Según Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, director general de la Asociación Española de Genéricos (Aeseg), “empieza una nueva ola” en el área de los biosimilares, “aunque ya llevamos 7 años de experiencia positiva en nuestro país”. En los próximos cinco años se espera que venzan patentes de medicamentos biológicos por valor de unos 1.500 millones de euros, y serán, “fundamentalmente, anticuerpos monoclonales”.

Para dar salida a esta nueva categoría de productos, Aeseg ha creado el grupo español de biosimilares, “aunque es independiente, ya que genérico y biosimilar no tienen que ver”, explica Rodríguez de la Cuerda. Una de las principales funciones de este grupo, que hasta el momento está integrado por empresas que también pertenecen a la patronal del genérico, será reclamar “que haya una normativa específica para el biosimilar”. La aparición de los anticuerpos monoclonales, más ampliamente utilizados que los biosimilares actuales (filgrastim y epoetinas, fundamentalmente), así como de un biosimilar del superventas de las insulinas, Lantus, de Sanofi, acelerará la necesidad por una regulación específica para estos productos.

Rodríguez de la Cuerda considera que estas nuevas categorías de biosimilares implicarán no solo un importante ahorro del sistema, sino que “facilitarán el acceso a los tratamientos a nuevos pacientes; con el mismo presupuesto se podrá atender a más”. 2015 va a marcar un antes y un después en la trayectoria de los biosimilares, que cobrarán un peso real en la actividad del profesional sanitario y en la factura farmacéutica (principalmente, de los hospitales). Pero para poder conseguir los objetivos que prometen hace falta que la ley pueda permitir su desarrollo, según el director general de Aeseg.

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