Joaquín Estévez, presidente de Sedisa.
La
Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa) y la Fundación Sedisa han publicado el compromiso
'Lazarillo de Tormes' sobre la prioridad de la
colaboración público-privada en sanidad, un documento de consenso suscrito por la Junta Directiva de Sedisa, el patronato de la Fundación Sedisa y los asistentes al
I Foro Lazarillo de Tormes celebrado en Salamanca.
Se trata de un compromiso que nace con el espíritu que determina que el servicio de la salud es un bien público y un proyecto fundamentado en este tipo de colaboración nunca puede suponer un coste mayor que el mismo proyecto sin la colaboración público-privada.
"La situación actual determina que no solo es la eficiencia el motivo que justifica un proyecto público-privado, sino el resultado que el proyecto aporta, es decir: su
valor añadido. Pero cualquier proyecto de esta índole debe ser evaluable según se cumplan los objetivos de proporcionar resultados en salud, equidad en el acceso a la innovación y/o a la asistencia sanitaria y procesos asistenciales y sostenibilidad financiera del sistema", ha explicado el presidente de Sedisa,
Joaquín Estévez Lucas.
Este compromiso tiene el objetivo de crear un espacio común, de forma que los profesionales que lo suscriben se comprometen a asumir lo recogido en el documento en el día a día de su trabajo, y para el trabajo colaborativo entre gestores, directivos y sector empresarial del área de la salud.
"El directivo tiene un papel que puede asemejarse al del Lazarillo de Tormes, en tanto en cuanto debe guiar un sistema sanitario que no asegura por sí mismo el acceso universal, gratuito y equitativo a la sanidad", ha destacado el presidente de Sedisa
Cada vez se desarrollan más proyectos e iniciativas en los que existe una colaboración público-privada en el sector de la salud, pero, en general, no se utiliza con un enfoque estratégico y global. "No obstante, en la medida en la que se realice de forma más estratégica y global, mayores serán los beneficios en términos de calidad y sostenibilidad, mayor planificación de recursos y mayor minimización de las barreras" ha destacado Estévez.
Para ello se necesitan directivos de la salud con una formación y experiencia para la labor que desempeñan, "pero, además, la gestión de proyectos de este tipo requiere la visión estratégica y no cortoplacista del sistema sanitario", ha afirmado Estévez.
En cuanto a la
relación del directivo con la industria, el documento recoge que debe basarse en una interacción independiente acordada y propicia para todas las partes, con intenciones compartidas.
Mientras, desde el punto de vista de la organización, la colaboración público-privada puede ser beneficiosa, siempre y cuando el directivo enfoque sus beneficios prioritariamente hacia optimizar recursos, fomentar el desarrollo de los profesionales, desarrollar valor añadido y obtener beneficios mutuos.
"Es fundamental en cualquier caso establecer un modelo de gobernanza de dicha colaboración, mantener de forma constante los flujos de comunicación, internamente y externamente, implicar a todos los profesionales involucrados en el diseño, desarrollo e implantación, formalizar los acuerdos para establecer mecanismos, pactos, procesos y reglas y de esta forma evitar posibles conflictos e implantar una buena estructura de seguimiento que permita mejorar y avanzar de forma constante", ha concluido Estévez.
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