Residentes de primer y último año que terminan su formación en septiembre, pasan juntos un verano 'siendo multitud'

Dos R4 y un R1 analizan los solapamientos en el verano en que los residentes de último año no terminan hasta septiembre
Ernesto José González, Mario Saavedra y Manuel Carpio.


14 jul. 2024 16:25H
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POR PAULA URRUTIA
Hace cuatro años, como consecuencia de la pandemia en España, los MIR, que aquel 2020 iniciaron su formación como residentes, tuvieron que esperar hasta septiembre para adentrarse en su especialidad y plaza elegida. Por este mismo motivo, ahora, en 2024, estos residentes que ya se encuentran en el último tramo de su formación no han podido finalizar esta etapa en mayo y no completarán su residencia hasta septiembre. Este 'atraso' se ha visto sumado a la llegada de los nuevos R1 de este año, que sí han arrancado en mayo, por lo que los futuros especialistas se enfrentan a un verano siendo "multitud".

Redacción Médica ha analizado cómo es la convivencia entre estos residentes ahora que son "más de lo habitual". Por el lado de los 'veteranos', Ernesto José González, R4 de Medicina Familiar y Comunitaria en el Centro de Salud Concepción Arenal del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago reconoce que se han dado algunos "problemas" a la hora de adaptar esta etapa a tantos residentes y haber solapamiento, pero se han ido solucionando. "Familia en Santiago eran 11 residentes y nosotros fuimos la primera generación que duplicó esa cifra y pasamos a ser veinticuatro", explica.

Ernesto señala que al hospital "le ha costado adaptarse" y recuerda momentos en los que se solapaban: "De repente todos éramos R2 y cuando, por ejemplo, tocaba la rotación X nos solapábamos y, en vez ir dos a esa rotación, iban a ir cuatro e igual a ese departamento y a esa especialidad le costaba mucho aceptar a cuatro residentes. Hubo problemas, pero se fueron soportando. Respecto a los cuatro que han entrado ahora, no veo ninguna diferencia con los años anteriores y funcionamos con normalidad".

El R4 explica que ahora tienen a una R1 que está en la consulta con ellos y señala que la convivencia es muy buena. "De R1 te beneficias mucho de estar con un residente mayor porque te va a enseñar Medicina, sí, pero sobre todo le puede enseñar cómo sobrevivir de residente, trucos, típicas tonterías sobre, por ejemplo, cómo se pide un día libre, cómo sobrevivir en Urgencias... Esas cosas que nunca nadie te va a explicar mejor que un residente mayor", comenta.

Por otra parte, Mario Saavedra, R4 de Endocrinología y Nutrición en el Hospital de León, señala que también han coincidido más promociones de residentes de lo habitual en estos últimos meses, pero cree que se han reajustado "correctamente" todas las rotaciones para evitar solapamientos. "La convivencia con los R1 es buena y no hay diferencias. Los R1 no suelen estar a cargo de nadie porque suelen rotar primero por otras especialidades antes de pasar por nuestro Servicio", asegura.


"El Servicio se ha adaptado de forma muy eficiente y se ha cambiado la distribución de las rotaciones para no coincidir dos residentes a la vez"



Solapes al llegar al hospital: así lo viven los R1


Manuel Carpio, R1 de Endocrinología y Nutrición en el Hospital General Universitario Santa Lucía, en Cartagena, también atraviesa esta situación, pero, en su caso, como residente recién llegado al centro hospitalario. Asegura que también ha visto solapamientos en cuanto a rotaciones entre los residentes, pero insiste en que el Servicio es "muy eficiente" y que los han solucionado cambiando la distribución de las rotaciones para intentar no coincidir dos residentes a la vez. 

"Entonces, sí que ha habido solapamientos, pero se han manejado de una forma muy buena para no coincidir, para tener un solo residente con un adjunto rotando en un sitio específico. Además, nuestro Servicio de Endocrinología no es muy grande, por lo que ahora que el R4 que va a terminar en septiembre ya actúa más como un adjunto y hace funciones y tareas muy parecidas a las de un adjunto", explica.

En cuanto a sus compañeros R4, la convivencia con ellos, por su parte, está siendo "muy buena": "Yo tengo un R4 y mi relación con él ha sido excepcional porque me ha tratado desde el primer momento muy bien y ha sido como quien me ha guiado por el camino los primeros meses de la residencia. Me ha enseñado el Servicio y me ha ayudado en todo lo posible, tanto en trámites administrativos como a la hora de dudas a nivel médico y de la especialidad".

El trabajo conjunto con su R4, para Manuel, es muy bueno y lo ve como un "padre" en el sentido de que está para todo lo que necesita, lo entiende -porque es todavía residente-, y en cualquier duda que le pueda surgir está a su lado: "Creo que en mi Servicio se ha gestionado de la mejor forma posible para que el R4 acabe en septiembre. Mis tutores han organizado de una forma magnífica los posibles solapamientos para que no ocurrieran y han sabido gestionar muy bien que el R4 acabe más tarde de lo normal", concluye.


"Trabajar en verano como adjunto voluntario, con un abanico de posibilidades y negociando mis propias condiciones, me ha permitido adelantarme, pero con la tranquilidad de seguir siendo MIR"



Contratos de verano "perdidos" 


La diferencia que más destacan los R4 de terminar en septiembre es que sus predecesores, al completar la residencia en mayo, terminaban antes del verano y podían ser contratados en verano para alinear vacaciones. No obstante, Ernesto explica que hay comunidades que han optado por alternativas En su caso, en Galicia les han ofertado, de forma completamente voluntaria, un contrato en el que, básicamente, puede trabajar como adjunto con opciones "totalmente a la carta" en Atención Primaria para adaptarlo al final de la residencia.

"Si querías trabajar en Primaria con prolongadas, genial. Si querías trabajar en Primaria con prolongadas y hacer las guardias de PAC como adjunto, bien. Si además no querías hacer las cinco guardias como adjunto, sino hacer solo una o dos, también perfecto. Todo lo que fuera a aportar, mientras quisieras hacer algo, a ellos les valía. También se han ofertado contratos para trabajar como adjuntos en Urgencias, pero siempre de forma voluntaria", describe.

"El trabajar en verano como adjuntos con un amplio abanico de posibilidades, totalmente a la carta y negociando tus propias condiciones, es algo muy positivo y que la mayoría de R4 hemos aceptado. Yo por mi parte estoy muy contento, trabajo en mi centro de salud, pero, con esto, he 'adelantado' un poco el ser adjunto, con la diferencia y la tranquilidad de que sigo siendo residente", concluye.

Mario, por su parte, al hacer un balance de su último año como residente, se ha dado cuenta de lo mucho que ha aprendido y lo que le queda por aprender, pero asegura sentirse "mucho más autónomo". A pesar de que la situación de los solapes se ha adaptado lo mejor posible, la parte negativa que ve es, precisamente, que pasar el último verano como residente es y que sus últimos meses como R4 sean en esta época les afecta en cuanto a la bolsa de trabajo, los contratos de verano que se pierden o el desfase con respecto a las otras promociones.
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