Miguel Ángel Rodríguez Sagrado, farmacéutico del Ramón y Cajal.
31 may. 2017 9:20H
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El fenómeno del chemsex –fiestas donde se juntan sexo en grupo y drogas– es algo que se vive casi a diario en los servicios de Farmacia Hospitalaria de las grandes ciudades. Así lo apunta Miguel Ángel Rodríguez Sagrado, farmacéutico del Ramón y Cajal, que destaca que, de todos los casos nuevos de VIH, más de la mitad corresponden a hombres que practican sexo con hombres “y, de ellos, se estima que entre el 20 y el 30 por ciento son usuarios de chemsex”.
Incluso, esa cifra puede estar infraestimada, pues es muy posible, cree el farmacéutico, que muchos pacientes que acuden a consulta no quieran reconocer que son usuarios de este tipo de prácticas poco seguras.
Rodríguez ha participado en una jornada sobre patologías víricas y Farmacia Hospitalaria, en la que se habló de las interferencias de las drogas en los tratamiento del VIH y hepatitis C, principalmente. “Los farmacéuticos de Madrid y Barcelona vemos día a día este fenómeno, pero en otros sitios de España es menos conocido por poco frecuente”.
El mayor problema asociado al chemsex es el aumento de la incidencia de las enfermedades de transmisión sexual ya que se asocia al sexo sin protección, pero también puede causar interacciones entre las propias drogas y los diferentes fármacos. “El tratamiento del VIH a veces incluye potenciadores farmacocinéticos que pueden interactuar con las drogas y aumentar los efectos de las mismas”.
Abandonar el tratamiento
Otro problema asociado es el de la adherencia al tratamiento antirretroviral, explica Rodríguez. “Normalmente, los pacientes se olvidan durante un fin de semana de tomar la medicación”, con lo que pueden aparecer resistencias a los medicamentos, y obligan a cambiar la terapia.
La mejor estrategia para prevenir los potenciales efectos perjudiciales de estas prácticas se basan, sostiene el farmacéutico del Ramón y Cajal, en la información “del potencial riesgo de interacciones con medicamentos, productos de herboristería, productos de gimnasio, y complejos vitamínicos, etc.”
Y concluye: “No te puedes meter en la vida del paciente, pero hay que recomendar medidas profilácticas. Si se trata de un adicto que quiere finalizar esas prácticas se puede derivar a un centro psicológico, pero hay que abogar por que sean seguras”.
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