Estudiantes de medicina en la biblioteca.
El deseo que genera el
grado de Medicina entre los estudiantes es solo comparable al miedo que genera enfrentarse al continuo
aluvión formativo que lleva aparejado la profesión médica. En redes sociales no es difícil encontrar a supuestos médicos y pseudomédicos pregonando sus métodos, por supuesto infalibles, para aprobar sin esfuerzo. Si has empezado o estás pensando dedicar tu vida a la Medicina, un consejo: huye de ellos y de todo aquel que abogue por acortar plazos de formación.
Ser médico es difícil y en el camino no hay atajos.
Andrew Elder, médico geriatra y presidente del Royal College of Physicians of Edinburgh, ha analizado en la revista
BMJ una corriente de pensamiento cada vez más extendida: en una Medicina cada vez más apoyada por la tecnología, es posible
acortar plazos en la formación. Elder se muestra en contra de este supuesto con un rotundo “la Medicina es difícil” que desarrolla en varios puntos.
El buen médico se hace 'a fuego lento'
Una de las tesis más defendidas es la que asegura que el avance tecnológico hace que estudiar Medicina hoy sea más fácil que hace años o décadas. Elder, por contra, opina todo lo contrario.
“El conocimiento médico actual se duplica cada 60 días”, señala antes de destacar que pese a que ello podría derivar en una apuesta por una formación más larga, “ahora se sugiere que podemos formar a nuestros médicos en plazos más cortos”.
“La Medicina es difícil, se ha vuelto más difícil en mis 40 años de carrera y seguirá volviéndose más difícil”, apunta Elder. Ante esta realidad, apuesta no solo por “seguir atrayendo a los mejores y más brillantes para que se formen como médicos”, sino también “asegurarnos de que su formación sea lo suficientemente larga, amplia y profunda como para que se sientan capacitados”.
Para el presidente de Royal College of Physicians of Edinburgh, la corriente a favor de una formación médica más corta no proviene de los profesionales médicos de a pie. “Son
visiones industrializadas y remotas de la atención basadas en un concepto político de productividad que resulta ajeno para quienes recorren los pasillos, hablan con los pacientes y ven la calidad de la atención, y no su cantidad, como primordial”, apunta.
“A pesar de toda la maravillosa tecnología, el diagnóstico sigue siendo difícil”, asegura apelando a un aspecto de la atención médica muchas veces minusvalorado: “Hacer diagnósticos precisos y oportunos requiere algo más que tecnología: requiere escucha, observación, pensamiento cuidadoso, juicio y tiempo. La incertidumbre a menudo prevalece, y la capacidad para gestionarla no se aprende en ningún libro de texto”.
¿Cómo hacer de Medicina una carrera ‘fácil’?
El debate sobre la dificultad que entraña ser médico - grado de Medicina,
MIR, formación continuada… - salta de forma cíclica a la palestra, causando sonados desacuerdos entre los propios profesionales, como el producido a raiz del comentario de un médico en el que pedía a sus colegas
dejar de creer que Medicina “es una carrera dificilísima y sacrificada”.
De forma paralela y al calor de las redes proliferan, además, los perfiles de estudiantes y médicos que difunden sus ‘trucos’ para hacer de Medicina una carrera más sencilla. Dentro de este grupo son frecuentes los centrados en crear
reglas mnemotécnicas para recordar conceptos y establecer hábitos de trabajo que fomenten la productividad.
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