Han pasado casi diez años desde que Guillermo Ferreira desembarcara en
Suecia de la mano de su pareja, sabiendo "lo justo" de sueco pero con unas ganas inmensas de formarse en
Cardiología. El camino no ha sido nada fácil. Reconoce que le ha llevado más tiempo de lo que esperaba entender, no solo el idioma sino la propia cultura y las reglas 'no escritas' que apuntalan el
sistema sanitario del país para poder completar el
MIR y ejercer su especialidad soñada. Ahora, al echar la vista atrás, no puede evitar sonreír, consciente de que toca recoger los frutos de todo ese esfuerzo y disfrutar de los beneficos que ofrece, pese a la estrechez económica, la sanidad del país nórdico a sus profesionales.
Fue el temor a separarse de Teresa, su novia desde la universidad, lo que le haría descartar el
MIR en España, tal y como revela en este nuevo episodio del
pódcast 'Sanitarios en..'. Ambos también tenían ganas de "volar alto" y descubrir aquello que solo les podían ofrecer otros
sistemas de salud en el extranjero.
En Suecia encontrarían una ventana de oportunidad pero a un alto precio ya que la
residencia para médicos tiene una duración variable dependiendo del aspirante y la periodicidad de
convocatoria de ciertos cursos obligatorios para obtener la especialidad.
Ser padre haciendo el MIR
Aún así, el profesional, señala amplios beneficios para los
MIR en Suecia, más allá del salario, como la conciliación o las facilidades que ofrecen a los sanitarios que, como él, desean ser padres durante la residencia. Como cardiólogo adjunto, Guillermo también valora aspectos como la
investigación o la apuesta que hacen los propios centros hospitalarios por la formación de los futuros profesionales en un sistema con escasez de médicos.
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