Los rotavirus son la causa más importante de gastroenteritis aguda en los niños, siendo especialmente peligrosa en los niños más pequeños. En los países subdesarrollados representan una causa importante de mortalidad infantil en lactantes y niños pequeños. En España se calcula que al año necesitan ingreso hospitalario debido a una gastroenteritis por rotavirus unos 5.000 niños, y entre 150.000 y 200.000 reciben tratamiento en su domicilio, representando el 10% de las consultas de urgencias pediátricas.
Los rotavirus destruyen las vellosidades del intestino delgado superior y, en los casos graves, afectan a todo el intestino delgado y al colon.
¿Cómo se contagia la diarrea por rotavirus?
El contagio del rotavirus se produce por
vía fecal-oral, es decir directamente desde las manos, agua, alimentos u objetos contaminados con heces, a la boca del niño que se contagia. Generalmente se adquiere en guarderías o colegios.
La mayoría de las infecciones por rotavirus no producen síntomas o provocan enfermedades gastrointestinales leves que no precisan hospitalización. La primera vez que una persona se infecta por rotavirus es en la que tiene más probabilidades de tener síntomas. Infecciones posteriores frecuentemente cursan sin síntomas.
La infección por rotavirus suele afectar a niños aunque también afecta a adultos, especialmente a los familiares de los niños enfermos, a ancianos y a sujetos con defensas bajas (inmunodeprimidos). Los pacientes inmunodeprimidos desarrollan la infección de forma más grave. Los rotavirus también son agentes causales de la diarrea del viajero.
¿Qué síntomas produce la diarrea por rotavirus?
El tiempo que transcurre desde que se contrae la infección hasta que aparecen los primeros síntomas (periodo de incubación) es de aproximadamente 2 días.
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Infección en niños. La infección puede cursar sin síntomas (asintomática) o llegar a producir un cuadro grave de gastroenteritis con deshidratación (más frecuente en niños pequeños) que puede ser mortal. El comienzo suele ser brusco. Los síntomas típicos incluyen:
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Vómitos de 3 a 4 días de duración.
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Diarrea acuosa sin sangre de 7-10 días de duración.
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Fiebre de bajo grado, aunque los niños hospitalizados pueden presentar temperaturas superiores a 39 ºC.
Pueden aparecer síntomas respiratorios (tos, mocos) hasta en un 30 %-50 % de los niños.
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Infección en adultos. Los casos en adultos son más leves y se observan principalmente en familiares de niños afectados, en la diarrea del viajero y en brotes en cuidadores de instituciones para niños.
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Infección en inmunodeprimidos. Se han descrito gastroenteritis por rotavirus prolongadas y graves en niños con defensas bajas (inmunodeprimidos).
Diagnóstico:
El diagnóstico de la gastroenteritis por rotavirus se realiza por la clínica y por estudios de laboratorio. Existe una prueba diagnóstica rápida para detectar rotavirus en las heces.
¿Cuál es el tratamiento de la diarrea por rotavirus?
El tratamiento de las gastroenteritis víricas es sintomático y consiste en corregir la deshidratación y las pérdidas de electrolitos debidas a los vómitos y a la diarrea. En la mayor parte de las ocasiones la rehidratación se realiza por vía oral y solo raras veces se requiere rehidratación intravenosa (sueros).
Se debe estar atento a la presencia de deshidratación en el niño dado que su presencia requiere valoración y posible ingreso hospitalario. Los signos generales de deshidratación son:
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Sensación de sed.
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Menor frecuencia urinaria y color de la orina más intenso de lo habitual.
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Piel seca.
En niños pequeños además puede aparecer:
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Sequedad de la boca y la lengua.
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Llanto continuado con escasas lágrimas.
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Pañales más secos de lo habitual.
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Irritabilidad.
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Fiebre.
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Piel que al ser pellizcada tarda tiempo en recuperar su forma original.
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El pulso rápido, el hundimiento de las fontanelas (espacios blandos del cráneo de los bebés), la fiebre mayor de 38 ºC, la diarrea con sangre o la persistencia de los vómitos indican una deshidratación grave que requiere hospitalización.
El tratamiento para recuperar los líquidos perdidos sería:
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Adultos. La diarrea leve o moderada no necesita de rehidratación especial ya que la pérdida de líquidos se puede corregir bebiendo agua azucarada y tomando alimentos salados; lo único que deben hacer es beber con más frecuencia mientras dure la enfermedad. Las soluciones de rehidratación oral reponen el agua y los minerales que se pierden por la diarrea. También se pueden realizar preparados caseros (limonada alcalina) con un litro de agua, el zumo de dos limones, una punta de cuchillo de bicarbonato, media cucharadita de sal y dos cucharadas de azúcar. Los preparados comerciales son preferibles a los caseros y deben consumirse en las 12 horas siguientes a su preparación o ser desechados. No se deben confundir con las bebidas isotónicas empleadas por deportistas, ya que la concentración de minerales es diferente. En los casos de diarrea grave en los que no se tolere la alimentación oral (por ejemplo por vómitos continuos) o en una diarrea que afecte a una persona anciana o con defensas bajas, la hidratación se debe realizar por vía intravenosa ingresando en un hospital. La alimentación oral debe comenzar en cuanto sea tolerada por el paciente, empezando con una dieta blanda. Durante la fase aguda se deben evitar la leche y sus derivados así como verduras, frutas, café, fritos y alimentos muy condimentados.
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Lactantes. Se recomienda la toma de leche materna o de leche libre de lactosa. Si no se tolera se debe proceder al ingreso en un hospital.
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Niños más mayores. Las medidas generales son similares a las referidas para los adultos. Se debe prestar atención especial al lavado de manos, higiene de los chupetes, ortodoncias y juguetes que hayan caído al suelo o hayan sido tocados o chupados por los niños, para evitar el contagio a otros niños o a adultos. Si no existen problemas para tolerar alimentos y bebidas por boca, el tratamiento de elección son las sales de rehidratación oral que se pueden comprar en la farmacia. La mayoría se presentan en sobres que hay que disolver en diferentes cantidades de agua (embotellada o hervida) según el preparado. La cantidad de solución a administrar debe ser aproximadamente:
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En niños que pesen menos de 12 Kg: entre 50 y 100 ml (aproximadamente ¼ – 1/2 vaso) después de cada deposición diarreica y siempre que tenga sed hasta aproximadamente medio litro al día.
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En niños que pesen entre 12 y 28 Kg: de 100 a 200 ml (aproximadamente ½-1 vaso) después de cada deposición diarreica y siempre que tenga sed hasta aproximadamente 1 litro al día.
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En niños mayores y adultos: siempre que tengan sed hasta aproximadamente 2 litros al día.
Si no se dispone de sales de rehidratación oral se puede recurrir a la limonada alcalina tomando las mismas cantidades. Se deben evitar los zumos ya embotellados, los refrescos y las comidas ricas en grasas.
¿Puede prevenirse la diarrea por rotavirus?
Para interrumpir la transmisión de la gastroenteritis es fundamental el suministro de agua limpia no contaminada y la higiene apropiada para obtener, recoger y preparar los alimentos. Sin embargo, la persistencia de infecciones por rotavirus en los países desarrollados con instalaciones modernas de saneamiento y agua limpia abundante, hacen poco probable que la infección pueda evitarse únicamente con medidas higiénicas.
En la actualidad la mejor estrategia para prevenir la infección es la vacuna contra el rotavirus, muy eficaz y recomendada para todos los niños en los que no existan contraindicaciones. La vacuna se administra de forma oral; la pauta debe completarse antes de las 24 – 26 semanas de vida. Tanto los niños vacunados como los que no han recibido la vacuna pueden infectarse por rotavirus más de una vez porque existen diferentes tipos de rotavirus y porque ni la vacuna ni las defensas naturales (por haber sido infectado ya alguna vez) proporcionan protección total frente a futuras infecciones. Sin embargo la segunda infección tiende a ser menos grave que la primera.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.