Estamos en el siglo XXI y sorprendentemente se sigue hablando de feminismo; en realidad, lo que salta a la calle es el "el discurso feminista" que a la mayoría sensata de ciudadanos (y  perdónenme que no utilice el lenguaje inclusivo obligado, porque la lengua no tiene sexo) espanta y mayormente avergüenza; y con esto quiero decir que hay dos realidades: la de las mujeres (junto a muchos hombres) obligadas, pero convencidas de ser feministas porque sigue siendo palpable la desigualdad en derechos frente a los hombres y eso, se convierte en nuestro acicate para persistir en la lucha por la igualdad; asumiendo nuestra desigualdad biológica, no aceptamos la categorización en ciudadanas de segundo orden y nos empeñamos, con un esfuerzo exigido mayoritariamente por encima de lo que se le demandara a los hombres, en demostrar nuestra valía en todos los campos de trabajo.

Somos y son ellos también, quienes no aceptamos ni cotas ni cupos ni paridad obligada por ley  como falso regalo de consolación, ni mucho menos, indicaciones de cómo ser mujeres y aprender a vivir nuestra vida en plenitud. Sin embargo, esto está sirviendo a otras mujeres, la otra realidad que distingo, y de ahí que señale con desdén el "discurso feminista" recrudecido en estos últimos tiempos; no sentimos la mayoría que esas "otras mujeres" estén defendiendo la igualdad de derechos de todas las mujeres para conseguir una sociedad igualitaria; más bien estamos indignadas/os de que hayan encontrado la percha de la noticia y del "negocio" para mantener un estatus holgado aunque sea a costa de convertirse en opresoras de sus congéneres. Porque erigidas en representantes de todo el colectivo femenino porque han conseguido voz, con sus acciones, lejos de erradicar la inequidad entre los géneros, están ayudando a mantener la indignidad de la desigualdad pero, ejercida por mujeres.

Las dos caras de una moneda: la lucha lícita y fundada de las mujeres (y hombres) por la igualdad de derechos y el aprovechamiento oportunista de otras mujeres (y hombres). Y volviendo al título, soy matrona de profesión y con cuatro lustros de ejercicio profesional en la asistencia hospitalaria, he tenido interés en estudiar el por qué de la situación de las matronas a lo largo de la historia y sin miedo a equivocarme, digo que las matronas son las primeras mujeres feministas de la historia. Desconociendo el origen científico exacto del mundo, actualmente los estudios antropológicos han determinado que, sin duda una mujer ayudó a otra mujer a dar a luz en un acercamiento compasivo cuando el bipedalismo convirtió a los primates en "homos" y las circunstancias del parto para la nueva especie de nuestros ancestros, se transformó en un proceso "ajustado y laborioso" que necesitaba ayuda, como afirma, entre otros, el prestigioso y bien conocido antropólogo español, Juan Luis Arsuaga. 


Matronas, las primeras feministas


Pues bien, la mujer en una sociedad patriarcal tempranamente establecida, necesitaba cuidados de salud sexual y reproductiva, no sólo atención en el parto y, aquellas mujeres sin instrucción formal, fueron las que les ofrecieron con lo que tenían, su propio conocimiento del cuerpo femenino, su deducción y experimentación empírica, los cuidados que requerían; los cuidados de aquellas mujeres son la base de un sistema de atención a la mujer que se perpetuó y transmitió de generación en generación entre mujeres hasta la profesionalización de este cuidado al hilo de los conocimientos científicos; aquellas primigenias parteras se transformaron en las matronas que desde hace casi dos siglos reciben formación científica para el desempeño de su tarea como profesional sanitario cualificado. Mientras, los hombres en general, hacían oídos sordos y ojos ciegos a una necesidad real antes de que la concepción aristotélica que influenció a tantos pensadores de la época y se mantuvo con autoridad hasta finales de la Edad Media, determinara la superioridad del macho sobre la hembra y el sometimiento de esta al otro, por la razón aludida.

Desgraciadamente creo que la concepción Aristotélica aun sigue arraigada en una nada despreciable parte de la población masculina (incluso femenina), mucho que la Historia del Pensamiento ponga su punto final en el ocaso de la Edad Media...aunque haya también, insisto, hombres de corazón y acción, feministas.

Emociones, sensaciones y problemas físicos de género son diferentes entre hombres y mujeres y las mujeres de todos los tiempos, sólo se vieron entendidas y atendidas por mujeres (primigenias matronas, ya que los hombres, incluso los que accedieron al mundo médico, no se involucraron en estas tareas por no considerarlas dignas de su atención; claro que esto se mantuvo hasta que otros hombres ambiciosos de estatus y poder (barberos-cirujanos) descubrieron lo que hoy denominamos "nicho de mercado" y consiguieron simplemente por la fortaleza y el corporativismo de su género dominante en la sociedad, acceder a los cuidados de las mujeres empezando por el parto, y de paso, relegar a las matronas que percibían como sus reales y fuertes competidoras por los conocimientos atesorados por siglos y de los que ellos carecían. Finalmente lo lograron: subordinaron a las matronas a su mandato vetándoles su progreso con el mejor arma: el derecho a su formación, y a las mujeres, a la orden de sus cuidados, aunque estos, los siguieran ejecutando las matronas en gran parte hasta el día de hoy, pero sin autonomía.

Esta es la concisa historia real, les aseguro que no es animosidad hacia los hombres la que me conmina a hacer este relato, sino el conocimiento profundo del devenir de una profesión clara y demostradamente lastrada por el sesgo de género hasta nuestros días.

En este tiempo estival, son infinidad las noticias que hablan de la falta de matronas y las pésimas condiciones laborales que sufrimos, una realidad innegable; sin duda, que la película francesa "Matronas" ha venido a encender los ánimos y alertar a las conciencias ignorantes o dormidas de esta situación que no sólo atañe a las matronas, sino que implica directamente la inequidad de derechos de las mujeres.  


"Son infinidad las noticias que hablan de la falta de matronas y las pésimas condiciones laborales que sufrimos"



Como miembro y desde hace años, presidenta de la Asociación Española de Matronas, la primera asociación de matronas de este país, aseguro que llevamos años desde nuestra sociedad científica (1978) dirigiéndonos con firmeza y datos a todas las administraciones sanitarias empezando por el Ministerio de Sanidad, en el que nuestra asociación está integrada como entidad consultiva y asesora, hasta los consejeros de Sanidad autonómicos, pasando por todos los mandos intermedios, partidos políticos de todas las facciones, sindicatos...reclamando que se formen más matronas y mejoren la dotación de estas tanto en Atención Primaria como en Atención Especializada. Es un derecho de las mujeres también la atención a su salud sexual y reproductiva y es legítima la defensa de las condiciones laborales del colectivo de matronas, oprimido históricamente por razón de género siendo objeto de malas condiciones laborales, bajos salarios, impedimentos para el acceso a la formación, etc., cuando paradójicamente, han sido las primeras trabajadoras de la humanidad y su trabajo, a día de hoy, sigue siendo  imprescindible.

Las discrepancias de género en la atención sanitaria han sido titulares de noticia con profusión  en los últimos años. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) hace tiempo que reconoció que, aunque las mujeres de la Unión Europea tienen una vida más larga que los hombres, mayor parte de su tiempo vital están aquejadas de mala salud. Si bien esta confirmación así como otras inequidades observadas allá por el 2016, generaron profundo  interés al tiempo de su publicación, la realidad es que, al menos en este país, no se han canalizado los esfuerzos para priorizar la salud de las mujeres en general y en concreto su salud sexual y reproductiva, parte importante de su vida completa.

Las matronas seguimos "sin voz" atendiendo a las mujeres y luchando porque esta situación de inequidad y riesgo para mujeres, niños y profesionales se revierta; la mayoría somos mujeres y experimentamos en carne propia las necesidades del género, muchas, madres y mejor que nadie conocemos la importancia de una atención profesional excelente en el parto y nacimiento, con atención capacitada y sin prisas, porque es una vivencia física y emocional, no un ajuste mecánico automático.   

Sin embargo, a las mujeres de este país se les está negando el derecho a la protección a su salud sexual y reproductiva poniendo además en riesgo el futuro, su descendencia, que habrán de conformar la sociedad del mañana, al disminuir  las plantillas de matronas, profesional específicamente capacitado a través del cual debieran las mujeres recibir atención a su salud sexual y reproductiva, y en determinados casos de mayor calado, derivación ágil al especialista médico.

Las arcaicas parteras del inicio del mundo, sin conocer el término se convirtieron obligadamente en feministas de sentimiento y acción; las matronas de hoy, con formación universitaria, técnica y científica, seguimos esperando que la igualdad de derechos sea efectiva y real también en la salud sexual y reproductiva; y, a la vez, se respete y valore nuestra profesión, la primera  dedicación sanitaria del mundo conocido, declarada bien intangible de la Humanidad, y cuyo desempeño, lleva responsabilidad sobreañadida cuando prestamos atención a la maternidad por la especial vulnerabilidad del feto.


"Seguimos esperando que la igualdad de derechos sea efectiva y real"



Estoy segura que la mayoría de nosotras (y nosotros que, desde el año 80 hay varones en la profesión), quisiéramos ver a las activistas feministas "con voz", luchando ante un verdadero problema como este que afecta a mujeres y matronas/es, y que no se resuelve con intentar cambiarnos la forma en la que pensamos sobre la igualdad de género o crear mayor conciencia de la opresión de las mujeres. Lo que las mujeres necesitan es que insten a políticas/os responsables a que diseñen una coordinación cuidadosa de políticas económicas y de salud cuyos resultados de salud asociados a la inversión económica, serán sin duda positivos en calidad de vida y satisfacción de mujeres y su futura progenie, y por la defensa de los profesionales, matronas/es, que merecemos respeto y consideración a nuestro quehacer  necesario, importante e  insustituible.

Recientemente el Tribunal de Cuentas Francés en su informe anual ha destacado la necesidad de reconocer y promover la práctica médica de las matronas al detectar la crisis demográfica de los profesionales perinatales y, en particular, de la profesión de matrona, que atraviesa una crisis sin precedentes. El 20 por ciento de las plazas de matronas L2 permanecían vacantes al inicio del curso escolar 2022. El 15 por ciento del número de matronas colegiadas, en edad de trabajar, no ejercen. En un sistema sanitario hoy al borde del colapso, la profesión de matrona ya no resulta atractiva. De hecho, apuntaba el Tribunal que, las causas de esta disminución del atractivo son múltiples y complejas: reconocimiento, valorización, pero también condiciones de trabajo degradadas. Los establecimientos de salud son regularmente fuentes de violencia y sufrimiento para las mujeres, pero también para los cuidadores, cuyo trabajo pierde sentido porque no pueden cumplir sus misiones básicas. Este malestar es aún más profundo para las matronas cuyas misiones se multiplican sin un reconocimiento real y sin valoración.

Por lo tanto, la condición inadecuada de las matronas dentro del servicio público sigue siendo una barrera para su atractivo, pero también para la formación médica continua, que es esencial para el manejo de situaciones obstétricas críticas. Y esto viene unido a los  principales indicadores de salud perinatal (mortinatos, mortalidad neonatal y mortalidad materna) que ponen de relieve los muy pobres resultados de Francia, en comparación con otros países europeos, porque ha venido a ocupar el puesto 22 entre 34 países europeos en términos de mortalidad neonatal, cuando este país ha sido la cuna de la obstetricia mundial.

Este es “un aviso para navegantes” ya que sistemáticamente nuestras políticas/os desoyen las reivindicaciones de las matronas defendiendo la salud de las mujeres e hijos y lícitamente, sus condiciones laborales; es seguro que, en breve, si no ponen remedio antes, España se enfrente al mismo problema que hoy denuncia nada menos que el Tribunal de Cuentas francés que, no sólo es la institución fiscalizadora superior encargada de verificar el uso de los fondos públicos sino y además, de sancionar su mala utilización.

España se ha situado con un gran esfuerzo, no sólo de las matronas, pero innegablemente con su extraordinaria participación, en los primeros puestos del ranking en resultados materno-perinatales; y esto, se ha logrado con menos gasto sanitario y menos profesionales matronas, aunque mejor formadas que la mayoría de sus colegas mundiales. No obstante, señoras y señores políticos, recuerden que “ascender, cuesta más esfuerzo que descender y, en nuestro país, estamos iniciando la caída que en nada se convertirá en caída libre como un alud”...ténganlo en cuenta y asuman sus responsabilidades antes de que sea demasiado tarde y la historia les juzgue por su inacción irresponsable.