Hace unos días me encontraba en
Vic, importante ciudad de la
Cataluña central, y estaba algo desorientado para llegar a su famosa plaza mayor a donde pretendía acercarme. Encontré a dos niños de unos ocho años que por allí caminaban con sus
mochilas escolares a la espalda. Me acerqué a ellos, les pregunté con amabilidad, en
castellano que es mi habitual lenguaje, que si me podían indicar el camino para ir a la plaza mayor. De muy buenos modales y con toda la educación imaginable me contestaron que si quería respuesta se lo tenía que
preguntar en catalán. Así lo hice y en cinco minutos llegué a mi deseado destino, ya que no estaba lejos de allí.
Ello me hizo reflexionar sobre la efectividad de una política diseñada desde el gobierno y ejecutada desde la
escuela. Justo lo que debería hacerse para mejorar la
salud de la población.
Está demostrado que es la
cultura el determinante principal del grado de salud individual y colectiva de una sociedad.
"La escuela que influye sobre la infancia y juventud, que a su vez afecta a la familia, es el lugar donde se pueden mejorar las actitudes y los hábitos, incluidos los sanitarios"
|
Diséñese desde el Gobierno una
política sanitaria en la que la
promoción de la salud y la prevención de la enfermedad sean los pilares, incentívese su difusión desde la escuela por donde pasan todos los individuos y se comprobará como la sentencia de muerte con la que todos nacemos retrasa considerablemente su momento de ejecución.
Lo que hubiera cambiado este país, para bien, con una política educativa en la que el inglés bien aprendido en vez del francés mal enseñado hubiese sido una realidad. Y lo mismo se puede decir de la salud, y de todo lo bueno.
En la escuela está la clave.
La escuela que influye sobre la
infancia y juventud, que a su vez afecta a la familia, es el lugar donde se pueden mejorar las actitudes y los hábitos, incluidos los sanitarios, naturalmente. Y con escaso aumento del consumo de recursos. Si, además, la escuela para los aspectos sanitarios se asesora e incluso se coordina y en algunos casos se integra con la asistencia primaria a través de la
Medicina Familiar y Comunitaria los beneficios se multiplican.
La reciente contestación que me dieron los dos escolares de Vic es
la evidencia.