“Son personas que se entregaron a los demás sin reservas, aún poniendo en riesgo la propia vida,
les debemos mucho más de lo que podamos imaginar”. Estas palabras pronunciadas por el Jefe de Estado en el acto de
homenaje a las víctimas de la Covid-19 y a la ciudadanía española coinciden con el sentir generalizado de la sociedad respecto a la labor del conjunto del
personal sanitario durante la pandemia.
Aún no se ha producido el suficiente tiempo para analizar con una mayor perspectiva todo lo acontecido hace escasas semanas pero sí podemos concluir, sin temor a equivocarnos, que
las enfermeras y enfermeros, así como el resto de sus compañeros y compañeras, han sido, y seguirán siendo, fundamentales para dar la mejor respuesta posible a un problema de salud pública que ha puesto en grave riesgo el futuro económico y social de nuestro país.
“Las personas que hay detrás de los
Equipos de Protección Individual (EPIs) no son héroes, son personas”, dijo la
enfermera Aroa López también en el mismo acto de homenaje, en nombre del conjunto del personal sanitario y del resto de profesionales de otros ámbitos que han estado en primera línea frente a la
pandemia de la Covid-19.
No puedo estar más orgulloso de que desde la
Casa Real y Presidencia del Gobierno se optase por una enfermera para dar voz al sentir de miles y miles de personas y no puedo compartir más sus reflexiones sobre el
agotamiento, impotencia y soledad experimentada por los
profesionales sanitarios en los peores momentos de la crisis sanitaria.
"El virus sigue con nosotros, latente y mortal, y, por ello, debemos seguir combatiéndolo pero no de la forma en la que lo hemos tenido que hacer hasta ahora. No desprotegidos, no desbordados, no exhaustos"
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Aquellas interminables y angustiosas jornadas en las que los profesionales sanitarios eran las únicas personas que podían
atender, cuidar y dar consuelo a las miles de personas afectadas por el coronavirus y a sus respectivas familias. Momentos todos ellos que les han marcado, y no para bien, lamentablemente, para el resto de sus vidas.
Todos los reconocimientos públicos, como el ya mencionado con la asistencia de las máximas autoridades de nuestro país y de otras instituciones y organismos internacionales o los aplausos diarios de millones de personas, son de agradecer y valorar. Suponen un importante estímulo para seguir trabajando ahora, y en los próximos meses, siendo todos
conscientes de que las posibilidades de que vuelvan momentos muy duros son elevadas.
El
virus sigue con nosotros, latente y mortal, y, por ello, debemos seguir combatiéndolo pero no de la forma en la que lo hemos tenido que hacer hasta ahora.
No desprotegidos, no desbordados, no exhaustos.
Pendiente aún la aprobación en el
Congreso de los Diputados del dictamen de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica de nuestro país, responsables públicos, partidos políticos, profesionales y expertos parecen coincidir en la necesidad de mejorar y reforzar nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS) tras constatarse distintos problemas y déficits durante la lucha contra la pandemia.
Si el diagnóstico está claro y unánimemente aceptado, lo que resulta absolutamente imprescindible es
que se adopten ya las decisiones necesarias para alcanzar el principal objetivo que debe unirnos a todos y que no es otro que garantizar la salud y seguridad de conjunto de la ciudadanía y de los profesionales sanitarios en tiempos de Covid-19 y frente a cualquier otro problema de salud futuro.