Los neumólogos se saben importantes, pero quieren serlo más. Sanitaria 2000 ha vuelto a reunir a la flor y nata de la especialidad por decimotercer año consecutivo con la intención de fortalecer la especialidad y darle una oportunidad de abrir nuevos frentes de debate y reflexión, no solamente relacionadas con la práctica clínica y la evolución de las enfermedades a las que, de manera creciente, vienen dando respuestas. Y un año más, la oportunidad ha merecido la pena.
Variadas y suculentas han sido las conclusiones del Encuentro. Empezando por la necesaria internacionalización de una especialidad que aún mantiene cierto recato a una expansión más decidida. En un mundo sin fronteras, globalizado por completo, el idioma no puede ser por más tiempo una excusa para evitar iniciativas. Al neumólogo, especialmente a los más jóvenes, no le queda otro camino que manejar el inglés. No hay otra alternativa, seguramente como para la mayoría de médicos y profesionales sanitarios cualificados.
La telemedicina supone un cambio profundo en el modelo asistencial actual, pero no hay aún suficiente evidencia científica para implantarla de una vez, por no hablar de la necesaria actitud y disposición de los gerentes al respecto. En la Universidad pasa también un poco lo mismo: se intuye una necesidad clara de cambio pero no es sencillo determinar cómo, sobre todo en materias tan sensibles como la elección del profesorado. Y respecto a los hospitales universitarios, que no son todos los que dicen ser, requieren la confluencia de pacientes y maestros para una cabal enseñanza de la medicina.
Donde el cambio es plenamente perceptible es en la relación entre los neumólogos y la industria farmacéutica. Los laboratorios ya no ocultan sus preferencias en la relación, la información y la promoción que necesitan sus productos: mejor con las administraciones públicas –que en España, además, hay unas cuantas-, que con los médicos.
Los neumólogos también tienen una posición en uno de los debates del momento, el de la gestión de los centros asistenciales. Comparten el hecho de que hay que acometer una profunda regeneración moral del Sistema Nacional de Salud para remediar la actual falta de gobernanza y, lo que es más preocupante, de transparencia. Consideran que la crisis está teniendo efectos positivos, al obligar a los diferentes agentes a priorizar en sus decisiones, aunque insisten en un lema que bien podría ser extensible al resto de la clase médica de este país: es preciso recuperar el liderazgo clínico.
Los neumólogos se ven a sí mismos como potenciales líderes y encuentran entre sus filas mucho más talento que el que advierten, por ejemplo, entre los políticos. Creen que hacen grupo, orquesta, en palabras de Julio Ancochea, y que, “aunque algunos desafinan, tenemos claro que juntos somos mejor que tú o que yo por separado”.
Con todos estos ingredientes, la especialidad, en la que persisten ciertas deficiencias, puede mirar con esperanza hacia un futuro que, por fuerza, tiene que ir siendo mejor. Sanitaria 2000, por razones obvias, va a seguir muy atenta a esa evolución y contribuirá como siempre ha hecho a que sea más cierta y más visible.