Para Patrick Ness,
“decir que no tienes otra opción es liberarte a ti mismo de la responsabilidad”. Cuando ves que la Sanidad está en plena decadencia, que vive en un modelo y un sistema que agoniza, que nadie se ha planteado seriamente acometer en profundidad la posibilidad de hacer una reforma que garantice su viabilidad por otros 25-30 años, más allá de unos pocos que lanzamos ideas, propuestas, iniciativas, pero sin tener opciones de implementarlas, y que todas las “autoridades” sanitarias hacen lo mismo, poner
parches para evitar las múltiples fugas de agua de un Sistema que se hunde, esta frase que inicia este artículo es más que válida para entender el sentido de lo que quiero decir.
Que la opción sea poner parches, lo único que hace es liberar al político de sus responsabilidades.
Por si alguien no entiende aún de lo que estoy hablando, lo digo de forma más clara.
Las diferentes Comunidades Autónomas han estado, están o estarán inmersas en unas huelgas por la defensa de una Atención Primaria de calidad, digna, que de un servicio al paciente en las condiciones que siempre se han entendido mejores, es decir, longitudinalidad, cercanía, accesibilidad, etc. Todo ello, en estos momentos, una quimera en el conjunto del Sistema Nacional de Salud. Esperas, falta de médicos de familia y pediatras, servicios saturados, una burocracia que come el tiempo de consulta, servicios que cada día se quedan como testimoniales tras haberse incorporado con esfuerzo y entusiasmo a la par que con buena acogida por profesionales y pacientes como, por ejemplo, cirugía menor e infiltraciones, ecografía, etc., todo ello
está pasando a ser un bonito recuerdo de lo que fuimos y podíamos llegar a ser.
Consultas sin límite, tiempos dedicados al paciente que hacen que aquello de que
“yo no he visto al paciente, es el paciente el que me ha visto a mi” sea una realidad, es cada vez más la norma y no la excepción. Para llegar a esta situación han tenido que confluir dos cosas, una es la alta demanda de los pacientes, la cada día mayor dependencia de los cuidados profesionales, y otra la falta de médicos de familia y pediatras. Esto último es constatar una evidencia que no es otra que nuestros insignes gobernantes, nuestros políticos y no quiero pensar que los técnicos también han obviado lo que sabíamos que pasaría. Cualquiera con un mínimo de idea y formación podría haber visto que el horizonte era tenebroso, sabemos las edades de los profesionales, conocemos que el periodo para formarles es de unos 11-12 años, conocíamos el cataclismo que íbamos a sufrir si no se ponían soluciones y una planificación adecuada de las necesidades. Y no se ha hecho nada.
"¿Cómo se cierran los conflictos? ¿Qué acuerdo es el que se impone? Basta analizar lo que ya se ha publicado para ver claramente que lo que se ha firmado es una 'patada a seguir', perpetuar el problema"
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Así años y años, décadas, hasta que todo estalla, las costuras del Sistema revientan, la Atención Primaria depauperada tiene que hacer frente a la crisis de la Covid-19, también los hospitales, pero esto da para otra reflexión, y llegamos a la situación actual. Conflictos en varias Comunidades Autónomas, mesas de negociación, búsqueda de soluciones, acuerdos en casi todas,
ya sabemos que Madrid es incapaz de dar una solución acordada y se alarga la huelga por interés del propio Gobierno y no de los convocantes de la huelga, esa es mi teoría, por supuesto contraria a la de la Administración y sus fieles medios de colaboración mediática, pero bueno es mi idea y lo digo.
Y ¿cómo se cierran los conflictos? ¿Qué acuerdo es el que se impone? Basta analizar lo que ya se ha publicado para ver claramente que
lo que se ha firmado es una “patada a seguir”, perpetuar el problema, seguir sin apostar por regular el exceso de demanda y la desburocratización, por fomentar los autocuidados, por incentivar a los médicos para evitar su huida a otros ámbitos asistenciales y, lo que es aún peor, por marcharse a otros países.
La idea estrella no pasa por ser un parche que intenta tapar una vía de agua que requiere algo más que aceptar la
vuelta a la esclavitud en el ejercicio de la Medicina, jornadas de 11 horas es retroceder en derechos y garantías, para profesionales y pacientes. Hacer tu jornada de 7 horas y después esas “agendas de rebosamiento” en otras 4 horas más, no es una solución ni es digno para los profesionales.
Claro que entre esto y
adentrarnos en las aguas profundas de la “Sanidad líquida” y el modelo de “Atención Primaria pura de enfermería” escuchado en un audio de un consejero que todos conocemos, me quedo con el mal menor del parche que evidencia que se han quitado la responsabilidad. Y, para terminar, todos los que no quieran asumir sus responsabilidades, que dimitan o se les cese, que dejen paso a quienes tienen ideas, iniciativas y valor para presentarlas e implantarlas. Más gente competente y comprometida y menos “calientasillones” y “pisamoquetas”.