El soñador y reivindicativo Martin Luther King nos obsequió para siempre con su célebre frase “Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando”. Pero, a diferencia de él, no quiero seguir soñando con que se haga realidad el Observatorio de Agresiones en el ámbito del Servicio Andaluz de Salud, reclamado por CCOO desde el año 2011, porque las cifras aumentan y lo han hecho aún más en la época de crisis. Porque al Plan de Agresiones, desde que se elaboró en el año 2005, no se le ha movido ni una coma; porque hay que ampliar las partes que conforman la Mesa de Negociación para que sea más efectiva; porque en 2017 se ha incrementado la violencia externa; porque casi el 10% de la plantilla del SAS ha sufrido una agresión en los últimos 10 años; porque ya no es importante el registro de datos, si suben o bajan, sino zanjar los problemas, y porque el personal sanitario andaluz se lo merece.
Hay demasiados por qués que delatan una realidad, una lacra social que hay que atajar, y que exigen la puesta en marcha del Observatorio para buscar remedios que erradiquen la violencia en los centros de trabajo, todos alrededor de la misma mesa: Administración, organizaciones sindicales, asociación de usuarios y consumidores, profesionales, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, jueces, fiscales y técnicos y técnicas de prevención. Siendo generosos en la exposición de nuestros problemas y con las soluciones y enérgicos en su aplicación, porque bajo ese paraguas nos hermanamos en la búsqueda de soluciones proactivas que protejan a nuestros profesionales.
Todos los años en el mes de marzo, este 2018 el día 15, celebramos el Día Nacional contra las agresiones en el ámbito sanitario. Son jornadas de reflexión y de unión en la denuncia de la violencia que se sufre en los centros de trabajo, momento adecuado de hacer lo correcto y empezar a caminar en buena dirección. Por ello, la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO de Andalucía presenta medidas concretas como realizar un mapa de riesgos de agresiones en las unidades de los centros y estudiar sus características intrínsecas; elaborar un estudio comparativo sobre la efectividad de las medidas preventivas que se implantan en las unidades de los centros; valorar el riesgo de agresión en las evaluaciones de los puestos de trabajo; realizar un estudio epidemiológico sobre el comportamiento de los usuarios con respecto a la transmisión de las agresiones en los servicios donde se acumulan más casos de agresiones, como las Urgencias y las consultas de Atención Primaria, y crear la figura del mediador social y educador, cuya labor es intervenir en las situaciones conflictivas que se generen antes de que éstas vayan a más, incluso actuar de manera preventiva derivando al educador social aquellas personas con un potencial alto de conflictividad.
Asimismo, esta organización sindical ve imprescindible organizar actuaciones dirigidas a profesionales, usuarios y familiares y la integración de los trabajadores y trabajadoras sociales, que actúan sobre familias desestructuradas para prevenir futuros problemas. Pero esto solo lo conseguiremos si empezamos a cambiar una realidad basada en datos y no en nuevas acciones y proponiendo el primer paso: la constitución de ese foro que debería ser el Observatorio de Agresiones, para lo que es necesario la revisión del Plan de Actuación de Agresiones vigente desde 2005 y coordinarse con otros planes a nivel nacional.
Estas opciones, que le llevamos planteando al SAS desde 2011, se la hemos transmitido ahora al interlocutor policial territorial sanitario que se ha creado en cada provincia andaluza por parte del Ministerio del Interior, a través de la Instrucción 3/20017 de la Secretaría de Estado de Seguridad, al objeto de tener una relación fluida con las organizaciones implicadas y realizar actuaciones que eviten las agresiones y ayuden al profesional que ha sido víctima de una agresión.
Organizaciones sindicales, como CCOO, colegios médicos y de enfermería, personal técnico de prevención y fuerzas de seguridad tienen el compromiso de unir a más sectores importantes que sumen con sus conocimientos. De hecho, ya hemos tenido varias reuniones que están dando sus frutos y la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO de Andalucía entiende, con tristeza, que al Servicio Andaluz de Salud le hacen los deberes porque los hubiera tenido hechos en caso de poner en marcha alguna de nuestras propuestas, como la figura de la persona mediadora social que entroncaría perfectamente con la de la interlocutora policial territorial sanitaria, de forma que estaríamos navegando a velocidad adecuada y huyendo de la foto fija que nos tiene enmarcados.