Nach Solís, guionista
La imaginación de cualquier miembro del gremio cinematográfico ha viajado en algún momento a
Los Ángeles. El Paseo de la Fama, los Estudios de Universal o el blanco letrero de Hollywood revolotean en el pensamiento de cualquier profesional del séptimo arte. En un acto de atrevimiento, la mente vuela hasta la noche de
los Óscar. Atravesar la alfombra roja hasta las entrañas del Dolby Theatre es un deseo recurrente en el sector. Sin embargo, está al alcance de muy pocos. Uno de ellos es
Nach Solís. El guionista
rozó la nominación a los galardones con el corto 'París 70', que quedó entre los 15 últimos antes de la selección final. Una obra sobre la atención a
pacientes con alzhéimer, en la que confluyen las dos facetas de su persona: el escritor de cine y el médico.
Pese a no pasar el corte final, Solís
está satisfecho. Formar parte de la última fase del proceso ya es un regalo para él. "Ya me parecía muy difícil que pasáramos antes, cuando había 183 cortos. Aunque no se haya logrado, yo lo celebré igual, porque el recorrido que hemos tenido ya es espectacular. Estar pendiente de si te pueden nominar a los Óscar es algo con lo que uno no se levanta todos los días", ha indicado a
Redacción Médica. Estar entre los cinco proyectos elegidos para optar a la estatuilla dorada es uno de sus sueños de infancia. Aunque no se haya materializado, su niño interior está en calma. "Ese pequeño está bastante feliz. Al final que la Academia considere que estas
entre los 15 mejores títulos del año da vértigo", ha reconocido.
París 70 no viajará a la Costa Oeste, pero sí que lo hizo a Valladolid. La pieza fue
una de las nominadas a mejor cortometraje de ficción en la edición de 2024 de los Goya. Una experiencia que el guionista y facultativo no olvidará. "Nos ganamos, pero fue un sueño cumplido. Se te acercaba mucha gente que tú has admirado durante toda tu vida. Además, se sabían mi nombre", ha comentado entre risas.
"Estar pendiente de si te nominan a los Óscar es algo con lo que uno no se levanta todos los días"
|
El Goya no cayó, pero la trayectoria del corto es meteórica. En total,
ha recibido 148 premios y ha sido seleccionado en más de 180 festivales nacionales e internacionales. Ahora, la productora Morena Films trabaja para convertir 'París 70' en
un largometraje. Su título será 'Reina de las Hadas' y Solís es el encargado de escribir el guion. "La verdad es que esta obra me ha cambiado un poco la vida", ha reconocido.
De una pesadilla a Netflix
La historia de 'París 70'
nace de una pesadilla de Solís. En esta, su madre le preguntaba dónde estaba su padre. Él respondía que había fallecido de cáncer. Ella lloraba, pero se olvidaba y volvía a preguntar. Un bucle infinito del que no lograba escapar. "Por suerte, solo fue un mal sueño", ha indicado Solís. Asimismo, se une su experiencia en el ámbito de cuidados paliativos. Como especialista en
Oncología Radioterápica, el sanitario se enfrentó al horror que acostumbra a ser padecer una enfermedad terminal, tanto para el paciente como para su entorno.
A raíz de esto, la pluma de Solís trazó la historia de Jan -interpretado por Alain Hernández-, un hijo que cuida de su madre, Ángela -Luisa Gavasa-, enferma de alzhéimer. Debido a esta patología todos los días se entera que su marido murió hace tiempo, lo que día a día la deja sumida en una gran tristeza. Hasta que Jan decide dar un vuelco a esa noticia. Un cortometraje -dirigido por Dani Feixas- que
busca ser un homenaje a los pacientes afectados por este mal, pero
también a los cuidadores, en ocasiones, invisibilizados. Un título que ha pasado por salas de cine, pero también en congresos y asociaciones centradas en el mencionado
deterioro cognitivo.
Fotograma de 'París 70'.
|
Un relato que ha abierto las puertas de
la industria del entretenimiento a Solís. En estos momentos, se prepara para el lanzamiento de su siguiente corto, llamado
'Piedra, Papel o Tijeras', también relacionado con la memoria. Incluso, tantea una posible coproducción en tierras italianas.
Además, formó parte del equipo de guionistas de
'Historias de protegidos' de la plataforma Atresplayer y de la segunda temporada de '
Respira', ficción sanitaria de Netflix. En el caso de esta última, una nueva confluencia de sus dos vertientes. "Ha sido un regalo poder participar en Respira. Es una serie muy divertida de escribir y que también da para hablar de muchos temas sociales", ha destacado.
'Respira' lideró las tablas de audiencias, pero también recibió
las críticas de algunos miembros de la comunidad sanitaria. En este sentido, Solís rompe una
lanza a favor de la ficción. "No podemos pretender que todo sea un fiel retrato. El arte se tiene que tomar ciertas licencias, ya que, si tuviera que reflejar exactamente mi vida como médico, la serie o película sería muy aburrida. Además, hay que ajustar el guion, dado que un diálogo muy técnico es complicado para los actores", ha argumentado. Igualmente, las producciones suelen contar con asesores para ajustarse a la temática. En su paso por los estudios de Netflix -y otras piezas relacionadas con salud-,
su formación facultativa supone un alivio. "Les genera tranquilidad, pero ya les digo que yo tampoco controlo todas las especialidades. A veces, tengo que llamar a compañeros médicos para que me echen una mano", ha comentado.
"No podemos pretender que todo sea un fiel retrato. El arte se tiene que tomar ciertas licencias"
|
Una vida a caballo entre la Medicina y el cine
Solís supo que el cine
era su futuro desde la niñez. En concreto, el visionado de 'El Abuelo' de Luís Garci encendió la mecha. "Tras la película, supe que quería dedicarme a contar historias. Incluso, este pensamiento lo tenía cuando decidí estudiar Medicina. Era algo que tenía que hacer", ha revelado. Sin embargo, en un principio, optó por la carrera sanitaria, su otra gran pasión.
La
Universidad de Navarra fue su primera casa. También las distintas unidades hospitalarias por las que pasan los estudiantes del grado. Su trabajo en
el área de Oncología tuvo el mismo efecto que 'El Abuelo' de Garci. "Supe que era la especialidad que quería hacer. La verdad es que acerté. Me alegró mucho de haberla escogido", ha afirmado.
El MIR le llevó hasta
el Hospital General de Albacete, donde llevó a cabo la residencia de Oncología Radioterápica. Tras esta, trabajó varios años como especialista en
Andalucía, a bordo de los centros centrados en el tratamiento del cáncer de Genesis Care. Después, saltó a
Valladolid, donde formó parte del equipo de oncólogos del Hospital Clínico Universitario. Allí ejerció los últimos tres años antes de tomar la decisión de dejar la Medicina.
"Le he dado 15 años de mi vida a la Medicina. No quería morirme sin haber probado el mundo del cine"
|
La respuesta empezó a gestarse en un
blog de cine que escribía. Solís hacía críticas y acudía a los festivales a reseñar las diferentes obras. Sin embargo, su deseo era poder firmar sus propias piezas y no comentar las del resto. Entonces, empezó a compatibilizar la Oncología con el guion. "Era como Batman, por el día médico y por la noche guionista", ha bromeado. Pero,
la dedicación completa a ambas era imposible. Por ello, acordó seguir su sueño de la infancia. "Le he dado 15 años de mi vida a la Medicina. No quiero morirme sin haber probado el mundo del cine. Pensé si no lo hago ahora, no lo haré nunca", ha recordado. El oncólogo hizo una maleta y se plantó en Madrid para dedicar su vida al séptimo arte.
Tiempo después, todavía recibe llamadas de las bolsas de trabajo. La puerta de regreso no está cerrada, pero, de momento,
no se plantea volver a su antigua profesión. "Ahora estoy empezando a recoger los frutos de todos estos años en la industria audiovisual. Es el momento de seguir adelante", ha aseverado Solís. Además, el guionista considera que
Medicina y cine no son tan diferentes. "Ambas son muy pasionales y buscan el mismo objetivo: hacer sentir bien a la persona. Unos a través de la mejora de su estado de salud y otros al alejarla de sus problemas durante un par de horas frente a una pantalla", ha explicado.
Buscar la sanación del individuo sigue siendo su misión, sea paciente o espectador. Una labor que le ha brindado reconocimiento internacional, aunque el principal galardón está en haberlo conseguido.
"Mis sueños por cumplir son todas las historias que he escrito y me encantaría que vieran la luz", ha reconocido. Tal vez, uno de estos relatos le hagan tocar las costas del Pacífico. A notar el viento de Santa Ana y el terciopelo frente al 6801 de Hollywood Boulevard. No a imaginarlo, sino a sentirlo.
El guionista Nach Solís en las instalaciones de la Escuela de Cinematografía y el Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM)
|
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.