Ante la situación de
incomunicación que viven muchos hogares, principalmente rurales, a causa de la falta de cobertura de Internet en sus zonas o por la baja velocidad del mismo, un estudio se ha propuesto estudiar la viabilidad de utilizar las bibliotecas como puntos de acceso a servicios de telemedicina.
De esta forma los habitantes de estos lugares podrían recurrir a ellas para realizar consultas y ampliar, por tanto, su cobertura sanitaria. A lo largo de numerosas encuestas y 12 entrevistas con médicos que proveen servicios de telemedicina,
la respuesta ha sido “abrumadoramente positiva”.
Esta preocupación por la
accesibilidad de estos servicios de Medicina a distancia se incrementó con la llegada del Covid-19, cuando casi todas las consultas médicas pasaron a realizarse de manera digital. Esto dejó patente las dificultades para utilizar este servicio no solo en el
ámbito rural, sino también en el entorno urbano entre personas con falta de conocimientos informáticos.
Las videollamadas mejoran sustancialmente la atención sanitaria en telemedicina
Para hacer frente a esta desigualdad,
muchas bibliotecas comenzaron a ofrecer espacios para que los residentes pudieran tener videollamadas con su médico, lo cual demostró tener numerosas ventajas. En primer lugar, por la gratuidad y facilidad de acceso, así como el asesoramiento que se puede recibir de un bibliotecario que sepa utilizar las nuevas tecnologías. Asimismo, la distancia de la mayor parte de la población a una biblioteca suele ser muy inferior a la que tendría que recorrer para acudir a algunas consultas, principalmente si son de especialistas.
Preguntados sobre si, tras la forzosa experiencia, se mostraban a favor de este sistema,
el 80% de los encuestados para este estudio se mostraron de acuerdo con la existencia de esta clase de acceso en las bibliotecas públicas. Esto se debe, principalmente, a los casos que han tenido de pacientes que encontraban dificultades para acudir a consulta y a los que han podido proveer una mejor atención sanitaria.
Uno de los motivos clave en esta mejora es que en las bibliotecas públicas
el enfermo puede hacer videollamadas y esto hace que la exploración logre ser mucho más completa que solo por audio. Sin esta posibilidad de acceso, muchos se quedarían con el teléfono como única vía de consulta a distancia y empeoraría la calidad de la misma.
La privacidad de las bibliotecas, la única duda de los médicos
Aun así,
la principal inquietud de los sanitarios era el grado de privacidad de esta clase de visitas, así como la capacidad de los pacientes de utilizar las herramientas digitales correctamente. Muchos médicos no están familiarizados con los sistemas de privacidad con los que cuentan algunas bibliotecas modernas, tales como quioscos independientes insonorizados, máquinas de ruido blanco y el uso exclusivo de salas de reuniones privadas.
Sin embargo, algunos facultativos
resaltaron que en ciertas ocasiones un centro público podría ser incluso más privado que los propios hogares de los pacientes, por ejemplo, en el caso de violencia de género. Por ello, el estudio sugiere que los organismos sanitarios incluyan las bibliotecas dentro de su planificación.
Finalmente, cabe recordar que, en Estados Unidos, las personas que viven en comunidades con menor acceso a Internet tienen tasas significativamente más altas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes. Por ello, un acceso fácil y gratuito a la telemedicina en forma de videollamadas
ayudaría a reducir la brecha digital y podría suponer un gran incremento en su salud, especialmente en los enfermos crónicos, y, a la larga, en su esperanza de vida.
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